Efecto ESPEJO | Los manotazos autoritarios del alcalde de Mazatlán

La arbitrariedad del alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, se ha convertido en un peligro para la estabilidad de un municipio que ha resistido a todo tipo de estilos disparatados de gobierno, pero que ahora padece tentaciones autoritarias que dejan daños por lamentar.

En pleito con el Congreso del Estado y el Gobierno de Quirino Ordaz, con acusaciones de ser enemigo de la libertad de expresión y sirviéndose del erario para viajes, banquetes y camioneta de lujo, Benítez Torres procede a detener la obra del complejo inmobiliario Camino al Mar, ubicado en la Zona Dorada.

La empresa Vicasa ha denunciado el proceder autoritario del Ayuntamiento que sin concederle derecho de audiencia deja sin empleo durante más de dos semana a 650 trabajadores y vulnera el estado de derecho al incumplir un amparo provisional que ordena continuar la construcción.

“A estos actos tan burdos y desaseados no se atrevería ningún funcionario si no fuera con la anuencia e instrucción del alcalde”, considera Vicasa, mientras el alcalde Benítez se empecina en consumar venganzas en contra de todo aquello que identifica como enemigo de su administración pública o de su proyecto político.

El problema es que no hay instancia legal que reubique al alcalde de Mazatlán dentro del marco de la ley y ni el mismo Congreso del Estado actúa para moderar intenciones caciquiles que del aspaviento e ineptitud pasan a tumbar a manotazos todo aquello que no es del agrado de quien al arribar por un accidente democrático al cargo público, se cree rey en el carnaval de la desmesura.

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