Culiacan, Sinaloa.- Invitado por el Instituto Sinaloense de Cultura, el mes pasado Sebastián Romo, impartió el taller Atelier a un pequeño grupo de artistas de la localidad. A través de este proyecto educativo, iniciado en el 2009, el artista busca utilizar estrategias del arte contemporáneo como herramientas para acercarse a los problemas de la vida diaria y ampliar la comprensión, y por ende las propuestas de solución, que se tienen de estos.

Además de Atelier Romo, proyecto que nace de observar las carencias del sistema educativo mexicano en la formación de artistas y profesionales que trabajan con ‘el arte de mirar‘, (como arqutectos, diseñadores de moda, cineastas, etc.), Sebastián Romo cuenta con una amplia trayectoria como artista contemporáneo.

Su trabajo, que abarca desde la escultura, el dibujo y la fotografía, hasta el cine y la instalación de gran formato, lo ha llevado a exponer en museos de México, Estados Unidos, Europa y América Latina.

Tal vez como herencia de su formación en el cine documental, sus últimos trabajos muestran su interés por la inmersión y participación del espectador en sus obras. Así, una de sus últimas exposiciones, Totem, expuesta el año pasado en el Museo Universitario del Chopo, insta al visitante a volverse parte de la pieza para vivirla y experimentarla.

En entrevista con ESPEJO, Sebastián Romo habló sobre los alcances y objetivos de su proyecto educativo, Atelier Romo; la situación actual del arte contemporáneo y su relación con otras disciplinas.

Eres un artista que busca educar a través de las herramientas del arte contemporáneo. ¿Cuáles son tus motivaciones y objetivos?

El objetivo es darles a los chicos una navaja suiza para la vida cotidiana a través de estrategias del arte contemporáneo, porque las estrategias que estamos empleando como país claramente no están funcionando y necesitamos acceder a conocimientos que nos ayuden a entender nuestra práctica de una manera diferente.

Una de las cosas que suceden en la escuela es que en arquitectura no les enseñan arte, en moda mucho menos y en cine tampoco. Por eso no estamos teniendo resultados, porque nos guste o no hay una cosa que se llama historia del arte, pensamiento visual y demás, que si lo dejamos de enseñar todos nuestros resultados van a ser igual de pobres.

En cambio si, por ejemplo, le damos una sierra eléctrica para cortar madera a una diseñadora de modas, ella amplia completamente su manera de pensar sobre la prenda.

Dices que en cine y moda no se enseña a ver pero, ¿no estamos en una época donde se está capacitando masivamente a la sociedad en herramientas visuales? En el caso de Instagram, por ejemplo, donde millones de personas empiezan a ver y hacer millones de imágenes diariamente.

El problema no es ese y por eso es todavía más importante que lo hagamos porque una cosa es facilitar la herramienta y la otra es que se den cuenta del valor simbólico que está construyendo esa herramienta.

Ver una serie de valores solamente estéticos no hablan de resultados éticos, entonces la gente no está pudiendo ver que en esa estética que ellos construyen al subir una foto a instagram hablan también de una ética personal.

Y, ¿eres pesimista u optimista respecto a esto?, porque hay opiniones encontradas al respecto, pero también se pueden pensar estos fenómenos como un proceso…

Claro, me imagino que es parecido a lo que ocurrió con la imprenta que mucha gente perdió poder porque ya los libros no los podían hacer y leer solo un grupo pequeño de personas.

Pero, en lo que respecta a Atelier, Atelier ni siquiera se concibe como una plataforma para externar este tipo de herramientas o conocimiento (porque el conocimiento hoy por hoy es más accesible que nunca), sino más bien generar autoestima, porque la gente con autoestima es la que realmente va querer hacer un cambio y acceder y utilizar ese conocimiento.

Yo creo que el paradigma de la educación ahorita no está en la transmisión de conocimiento sino en la generación de autoestima y crear el roce entre disciplinas para que realmente puedan producirse nuevos fenómenos.

¿Cuál ha sido tu experiencia con Atelier Romo durante ya casi 10 años?

Atelier se ha vuelto un modelo que ha empezadoa caminar por sí solo, así como un punto de discusión en algunas plataformas sobre arte y educación, educación pública, plataformas sustentables, etc.

Hemos tenido muchísimo apoyo de artistas de primerísimo nivel, ganadores de oscars, chefs, directores de institutos cinematográficos y a la vez de muchas fundaciones como Jumex, Casa Vecina, en fin.

También ha sido un proyecto que, dentro de su propia naturaleza, cuando ha sido entendido ha podido recibir apoyos de toda índole.

Últimamente me ha interesado mucho el capacitar grupos para que la metodología de Atelier sea replicable. Últimamente me llaman mucho para la capacitación de docentes.

Cómo, ¿al nivel de contratar un ingeniero para hacer un manual de procesos?
Lo diras de broma pero si hemos juntado publicistas, sociólogos, antropólogos, artistas, diseñadores y todo este trabajo ha ido haciendo que se corra la voz.

¿Cómo ha sido la experiencia de brindar este taller al público culichi?
Es muy interesante porque justamente en estos mecanismos de Atelier, en evaluación visual, han salido rankeados más alto que muchos de los lugares de provincia a donde se ha llevado.

Intuyo, puedo estar equivocado, que todavía en Culiacán no se termina de entender que el arte contemporáneo si construye conocimiento, si es una parte activa de un mercado, de una industria, de un intercambio internacional y social.

Todavía se tiene un poco estigmatizado a determinadas estrategias que ya cumplen más de 120 años estando siendo practicadas y que hay que romper con esos paradigmas de que la pintura solo pueden ser bodegones y paisajes.

¿Qué valoración haces en general de la situación del arte contemporáneo en el mundo actual?
Es muy complicado porque gracias a los medios electrónico cada vez hay más información, que eso es bueno y malo porque también hay mucha desinformación.

Lo que también ha crecido muchísimo es la industria del arte, las ferias, los grandes museos, las bienalizaciones, los discursos sociopolíticos, los artistas como herramientas de manifestaciones políticas a través de instituciones culturales.

¿Ves una comunión ‘sana’, por decirlo así, entre mercado y producción artística?
México está pasando por un muy buen momento en ese sentido, creo que ya lleva varios años figurando en el mapa. Está bien que exista un mercado del arte, creo que a nuestro país todavía le falta en ese sentido pero yo no estoy peleado que un artista dignamente pueda ganarse la vida haciendo su trabajo.

Te voy a pedir, más que pregunta, un consejo para el público: ¿Tienes alguna recomendación para a ver una exposición o acercarse a una pieza de arte contemporáneo?
Una es no ir con prejuicios. Eso es muy importante, porque incluso yo a veces voy a ver exposiciones y ya voy con algún prejuicio.

Echarle ganitas a la lectura, porque también ahora queremos todo instantáneo. Hay que tratar de entender. Ver primero la obra, entender en qué contexto está, después ver la ficha técnica o el título de la pieza, regresar a la pieza a ver si cambió en algo la lectura.

Se trata de ser demandantes con uno mismo y tratar de entender porque este pedazo de basura está dentro del museo y no fuera y qué significa esto que, por otro lado no es nada nuevo porque  hace 120 años la vanguardias rusas ya mostraban tales cosas.

 

¿El espectador tiene que estar preparado para apreciar el arte contemporáneo?, ¿el arte siempre ha tenido un nivel de exigencia intelectual?
No, para nada.

Yo creo que también hemos perdido la voluntad de abrirnos a las cosas. Es como con el libro, el libro lo podemos leer, pero el problema es si queremos implementar lo que aprendimos al leerlo o no.

Yo he visto muchas exposiciones de arte contemporáneo conmover profundamente a la gente al punto de las lágrimas o hacerlos doblarse de risa o interrogarlos o asustarlos y no se necesita tener más información para que eso suceda.

Es recuperar también ese espacio humano. Ahora está muy mal entendido que hay que ser un erudito académico para poder entender esas cosas cuando esto no es cierto.

También creo que hay un uso y abuso de las instituciones de que hay que saber todo esto y haber leído estos autores. Se convierte en algo elitista, pero el que necesites un manual para poder acceder a la pieza, eso es culpa de los malos curadores y los malos artistas.

Una pieza puede tener un discurso atrás, pero a final de cuentas el que llegues al museo, observes una caja de zapatos vacía y esta te provoque un shock siempre ha sido el objetivo del arte.
Lo de la caja de zapatos vacía de Gabriel Orozco es interesante porque tendríamos que entender al arte como un territorio que constantemente está tratando de tocar su límite y ampliarlo y eso es lo que realmente sucede con todo.

También sucede en la ciencia y también sucede en la ingeniería y sucede en el mundo de la moda cuando vemos estas pasarelas con prendas investibles con las que nadie se va atrever a salir a la calle. Pero de eso se trata son territorios que se están ampliando.

Entonces, ¿porque parece que en cuestión de arte el público no deja que el impulso básico de querer romper límites avance. En la ciencia se entiende, en la ingeniería se entiende, hay que avanzar, pero en el arte parece que no.
Esa es una buena pregunta, ¿porque la gente tiene tanta reticencia si ese es el estado natural del ser humano?, todo el tiempo estamos empujando hacia adelante, ¿no?

A lo mejor pecamos de estrechez de visión y solo vemos a nuestra propia necesidad.