Combinado con la pobreza y el abandono, la prevalencia y crecimiento de padecimientos psíquicos como la ansiedad y la depresión generan un foco rojo que pone en riesgo a la población más vulnerable.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2020 una de cada cuatro personas en el mundo padecerá alguna enfermedad mental a lo largo de su vida, lo que llevará a este tipo de padecimientos al número 6 en el ranking mundial.
El primer deber de todo ser humano es soportar la vida, pero una cosa es soportarla de manera resignada y conformista y otra muy distinta encararla para mejorarla.
Ricardo Ruíz, Psicoanalista y catedrático.
En el caso de Sinaloa, el director del Hospital Psiquiátrico, José María Conde, ha señalado que en los últimos años las enfermedades mentales se han incrementado hasta en un 30%, siendo la depresión, los trastornos de ansiedad y padecimientos psiquiátricos (como demencias, esquizofrenias y trastornos bipolares) los de mayor incidencia. Tristemente, los más afectados son los jóvenes y adultos mayores.
EL MALESTAR DE LA CULTURA
Para Ricardo Ruíz, psicoanalista y docente de la Facultad de Psicología de la UAS, la prevalencia de estos padecimientos tiene que ver con la manera en la que nos relacionamos en el entorno social, económico y laboral, entre otros, y que se engloban bajo el concepto acuñado por Freud de “El Malestar de la Cultura”. Por eso – señala Freud en su obra – la cultura genera insatisfacción y sufrimiento. Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar.
Por su parte, el docente agrega que,”estos problemas sociales se generan en la imposibilidad de experimentar relaciones armoniosas que no están programadas naturalmente ni en los genes, ni en las hormonas, sino esta en las formas subjetivas en que nos relacionamos”.
DOLOR PSÍQUICO, POBREZA Y ABUSO DE SUSTANCIAS
Por lo general, quienes sufren este tipo de padecimientos acuden a profesionales como psicólogos, terapeutas o psiquiatras, pero, por razones como el miedo al rechazo o falta de recursos, muchas veces las personas terminan utilizando otros paliativos como el aislamiento y el abuso en el consumo de alcohol y otras drogas.
Pero si bien, esta forma de ‘automedicación’ brinda un alivio momentáneo, a la larga el exceso y la falta de observación profesional combinados con la pobreza y el abandono hace que estas personas caigan en situación de vulnerabilidad. Siendo este el caso de muchos de los indigentes que han hecho su hogar bajo los puentes y edificios abandonados de la ciudad.
“Podríamos decir que lo que agudiza más este malestar es precisamente la pobreza. Alguien que carece de recursos tanto de apoyos institucionales de salud pública y ya no digamos de atención privada, pues está en una situación de absoluto desamparo y de alta vulnerabilidad”, cuenta al respecto el psicoanalista.
Y agrega que “por lo general las causas de la indigencia no es el mal mental en sí, sino más bien la combinación de esto con la pobreza y el abandono de parte de las familias de estas personas”.
REINSERCIÓN SOCIAL
Ante esta situación, Ricardo Ruíz tiene claro que, de contar con apoyo familiar y/o institucional la mayoría de estas personas pudiera reintegrarse en la sociedad de manera satisfactoria, pero al vivir en una sociedad de mercado, tanto la salud física como mental se ofertan al mejor postor.
LA ETERNA INSATISFACCIÓN HUMANA
Por último, el catedrático señala que, desde el psicoanálisis se entiende que la vida en sociedad siempre conlleva cierto grado de insatisfacción, lo que hace que “el primer deber de todo ser humano sea soportar la vida, pero una cosa es soportarla de manera resignada y conformista y otra muy distinta encararla para mejorarla”.
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