Salud

DESCUIDOS QUE ENFERMAN | Regatean servicios médicos a los que menos tienen

Mientras que se pretenden invertir más de 14 millones de pesos en la construcción de dos nuevos hospitales en Sinaloa, el programa de las Unidades Médicas Móviles, que llega a la geografía más escarpada de la sierra sinaloense, ve minado sus apoyos. Recorren lo más abrupto de la sierra sinaloense, colindando en algunas comunidades con Durango, otras con Chihuahua. Es todo un […]

Mientras que se pretenden invertir más de 14 millones de pesos en la construcción de dos nuevos hospitales en Sinaloa, el programa de las Unidades Médicas Móviles, que llega a la geografía más escarpada de la sierra sinaloense, ve minado sus apoyos.

Recorren lo más abrupto de la sierra sinaloense, colindando en algunas comunidades con Durango, otras con Chihuahua. Es todo un equipo multidisciplinario itinerante que habrá de pasar 20 días alejado de todo. Médicos, enfermeras, dentistas y promotores, desarrollan actividades de prevención y fortalecimiento de la salud en distintos asentamientos de 16 municipios del estado, a donde solo es posible acceder sorteando curvas, veredas, ríos, etcétera.

“Esto para nosotros es un gran alivio, porque uno no tiene dinero, ni carro para ir a Culiacán o a Cosalá. La vida está muy difícil, pero aquí cada mes nos dan una buena atención.

El programa de Unidades Médicas Móviles tiene un fin claro: llegar a donde nadie quiere llegar; atender a las zonas rurales en las cuales el acceso a la salud es limitado, aunque en algunas ocasiones todo está en contra… y se regatea la salud a los que menos tienen.

El medicamento escasea, las camionetas se quedan a medio camino, los presupuestos disminuyen, se retrasan y se tiene que luchar contra la burocracia de los trabajadores sindicalizados.

Ese no es ningún secreto. El doctor Prisciliano León Bueno aseguró que el programa surgido en 1997 tiene un fin noble, pero escapan de sus manos dichas problemáticas.

“Uno es el responsable de que las cosas se hagan bien, se gestiona pero no tenemos respuestas. Es momento de que no nos ha llegado el presupuesto federal y ya estamos a mitad del año”, comentó.

El responsable del programa, que depende de la Secretaría de Salud, mencionó que con 24 millones de pesos operó el año pasado. Ahora solo se le destinaron 7 millones provenientes del Seguro Popular y solo a gastos de camino en 2014 se destinaron 5 millones.

“Estoy viendo si la Secretaría de Salud puede ser otra fuente de financiamiento porque no sé cómo vamos a poder terminar el año, aunque se están cubriendo los sueldos y se está ahorrando lo más que se puede”.

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Acomodar las piezas

Mientras que en el estado se plantea invertir más de 14 millones de pesos para la construcción de dos nuevos hospitales, que darán ganancias millonarias a las empresas de Olegario Vázquez Raña e Hipólito Gerard Rivera, este último cuñado de Carlos Salinas de Gortari, el programa opera con unidades que ya superaron su periodo de vida útil.

De entre las 48 camionetas, 21 que dependen de la Federación y 27 del Estado, circulan una del año 2000, otras de 2007, 2008, cuando la vida útil de un vehículo para brigadas es de 5 años. Es decir, ya deberían de ser reemplazadas.

“Eso no se puede negar, hace falta cambiar algunas unidades. Uno gestiona pero no hay respuestas a nivel federal; algunas de las unidades pasan más tiempo en los talleres y la verdad son desperfectos que salen caros porque cuando no se descomponen de la suspensión, es de los amortiguadores”, dijo.

“Estamos en tiempo de reposición porque se gasta un dineral en arreglarlas… porque tiene que ir un mecánico hasta donde se quedó. Es ahí donde uno tiene que tratar de que las camioneta más viejas no suban tan arriba”.

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Las secuelas del desabasto

Al igual que el desabasto de medicamento que está afectando a los centros de salud, el programa antes conocido como Caravanas de la Salud padece la falta de ciertos antibióticos.

“Sí tenemos desabasto de medicamento. El mes pasado nos hicieron falta 5 claves, pero a veces no nos golpea mucho porque los médicos almacenan en las casas de salud medicamento o lo suplen por otro”, aseguró León Bueno.

“Las claves de alto movimiento como el paracetamol no nos hace falta; los faltantes son los que requieren los pacientes con enfermedades crónico degenerativas, antihipertensivos, diabéticos. La compra depende del área administrativa; nosotros generamos las solicitudes. No sabemos los motivos (de) por qué no se compra”.

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‘Vamos a donde nadie quiere ir’

Las unidades médicas ofrecen servicios de diversa índole; algunos incluso hasta dentales, brindan atención gratuita en las comunidades a donde nadie quiere ir.

León Bueno consideró que el esfuerzo que hacen los trabajadores y médicos es loable, porque tienen que dividir su vida entre estar 20 días fuera de casa y 10 en ella.

“Vamos a donde nadie quiere ir; llegamos a las comunidades más escarpadas. Es un programa que funciona como una extensión de un centro de salud. Tenemos unidades de 4 tipos que brindan atención distinta, desde control de embarazo, ultrasonido, vacunación, realización de Papanicolaou y pronto brindará servicio a distancia con médicos especialistas”, mencionó.

“La finalidad de este programa es acercar la salud a las comunidades alejadas. Al año se brinda atención a 100 mil personas, muy a pesar de las problemáticas que se nos presentan. Esto no se puede parar porque la gente que atendemos en muchas ocasiones no tiene ningún otro acceso a la salud”.

Detalló que no es fácil la operación del programa. Para llegar a lugares muy dispersos, pueden tardarse hasta 12 horas de camino. “Este es un programa muy noble, que la gente quiere y aprecia lo que se hace. Es un trabajo duro pero alguien tiene que hacerlo”.

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Subir sierra adentro

Solo sorteando la terracería y las curvas se puede arribar a El Ranchito, comunidad que pertenece al municipio de Cosalá, donde está una unidad tipo dos que brinda servicio dental, de enfermería y médico.

Apenas ha pasado una semana de que junto a un promotor, los jóvenes llegaron al lugar, donde dan atención médica y dental durante 3 o 4 días; después subirán sierra adentro para continuar con su trabajo. Son 24 las consultas que brindan diario. Dan seguimiento a mujeres embarazadas, pacientes crónicos e imparten pláticas en las escuelas.

María Saturnina Ayala es de las últimas pacientes de la mañana. Afortunadamente le dieron el medicamento que necesitaba. Acudió para seguir con su tratamiento para la diabetes.

“Esto para nosotros es un gran alivio, porque uno no tiene dinero, ni carro para ir a Culiacán o a Cosalá. La vida está muy difícil, pero aquí cada mes nos dan una buena atención”. Una semana antes de que llegara la unidad, la mujer que cuenta con Seguro Popular enfermó de diarrea y vómito, y como pudo llegó a la cabecera municipal.

“Yo llegué al Hospital Integral de Cosalá y así de la manera más fácil me dijeron que no había medicamento, hasta el suero tuve que comprar. No es justo porque aquí no tenemos dinero”.

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La ayuda esperada

Desde hace más de 5 años que llegó la unidad médica a El Ranchito, la falta de recursos para cuidar la salud dejó de ser un problema, comentó María Ignacia Quintero.

Antes tenía que viajar a Cosalá o Culiacán a seguimiento médico de la diabetes e hipertensión que padece.

“Uno está muy a gusto con esta ayuda, porque antes uno perdía hasta lo que no tenía para curarse. Ojalá y la caravana fuera permanente porque cuando no están y uno se enferma, tiene que pasarla mal para que la atiendan en otro lado”, destacó.

“Yo recuerdo en que el Hospital Integral uno tenía que hacer cola toda la mañana y ni sentarse se podía; por fin cuando te atendían, no había medicamento, no valía la pena la espera pero como uno no tiene dinero, ¿qué hace?”.

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¡Aquí estamos!

Cuando el calor de mediodía arrecia, la enfermera Ofelia Velázquez entrega los últimos medicamentos de la mañana. Al paso de 2 horas, los pacientes siguientes estarán ahí esperando la atención médica.

“Siempre viene toda la gente del pueblo, nos están esperando mes con mes porque realmente se les atiende bien; es un pueblo muy tranquilo y aunque uno esté lejos de la familia se siente como en casa”, resaltó.

Con más de 7 años como parte de este programa, detalló que los sacrificios que se hacen para llevar la salud a lo más alto de la sierra, se olvidan cuando la gente lo agradece.

“Sí es duro estar aquí, porque dejamos a nuestra familia. Aquí no hacemos otra cosa que no sea brindar consultas y eso lo paga, porque  con todo lo que se pueda decir, es un programa noble y aquí estamos”, puntualizó la enfermera.

“Ojalá se diera más apoyo para este programa porque es a lo único que tienen acceso muchas familias”.

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