Esta semana mostró dos elementos que permiten esbozar una orientación, como foto del instante que no necesariamente muestra el momento futuro, sobre cómo van los ocho candidatos que aspiran a gobernar Sinaloa a partir  del primero de enero de 2017 y hasta  al 31 de octubre de 2021.

Uno de estos factores que ayudan al análisis de la competencia política es el debate que sostuvieron el lunes 25 de abril los candidatos Quirino Ordaz, del PRI, PVEM y PANAL; Martín Heredia, del PAN, Héctor Melesió Cuen, del PAS y MC; Francisco Frías, independiente; Mariano Gómez, del PRD; Leobardo Alcántara, del PT, Jesús Estrada, de Morena y Guadalupe Ramona Rocha, del PES.

Más allá de las fallas de organización que presentó el Instituto Estatal Electoral de Sinaloa, el debate político viró a un encuentro insustancial de buenas intenciones, optó por la ausencia de propuestas soportadas en el cómo, con qué y para qué hacerlas, dándole mayor importancia a los ataques entre los pretensos. Revisado en el plano de los señalamientos, le correspondió a Héctor Melesio Cuen llevarse el mayor número,  acusaciones que tienen que ver con el involucramiento perverso de la UAS en el proceso electoral y la procedencia de los recursos que el ex rector derrocha en la campaña que, él lo aceptó, realiza  todos los días del año.

He ahí la primera sorpresa política del proceso electoral: cuando se pensaba que los ataques se enderezarían contra el priista Quirino Ordaz, sorpresivamente fue el candidato del PAS quien más “raspado” salió del debate organizado por el IEES.

El otro factor es la encuesta de intención del voto que el despacho Consulta Mitofsky levantó en Sinaloa el 23 y 24 de abril, arrojando, en números cerrados, 35 puntos para Quirino Ordaz, 24 para Martín Heredia y 19 para Héctor Cuen, lo cual echa abajo el mito del empate técnico entre los abanderados del PRI y PAS, como se había especulado en las recientes semanas. Es importante tomar en cuenta que este ejercicio de medición de preferencias electorales se efectuó antes de llevarse a cabo el debate y, como el mismo Roy Campos lo aclara,  “por favor, nadie vea esto como un pronóstico porque seguramente se equivocará”.

Lo cierto es que los sinaloenses que ya decidieron por quién votar, y también los indecisos, tienen hoy dos referentes importantes para desentrañar quién es cada candidato, los positivos y negativos que estos traen encima, hacia dónde apunta el comportamiento del sufragio y la capacidad no tanto para hacer promesas sino la posibilidad de que las cumpla.

Un acotación pertinente: tanto el debate político como las encuestas son coadyuvantes en la definición del voto libre, sin embargo en ambas situaciones intervienen componentes subjetivos mediante los cuales los candidatos se muestran como quieren que la gente los vea y no como en realidad son.

¿Creerle a las encuestas o a los debates? Esta es una decisión particularísima de cada ciudadano.

 

 

Frase53