Perspectivas económicas | ¿Un plan global contra el desempleo?
Los corrosivos efectos sociales y económicos de lo que ahora son los nuevos niveles normales de desempleo requieren de nuevas soluciones. Un reciente estudio de la OIT señala que, para finales del 2017, el desempleo podría superar los 200 millones de personas en el mundo por primera vez en la historia, pero las limitaciones de las […]
Los corrosivos efectos sociales y económicos de lo que ahora son los nuevos niveles normales de desempleo requieren de nuevas soluciones.
Un reciente estudio de la OIT señala que, para finales del 2017, el desempleo podría superar los 200 millones de personas en el mundo por primera vez en la historia, pero las limitaciones de las estadísticas oficiales sugieren que el problema es mucho más grande. Mientras las medidas convencionales son cada vez menos efectivas para atacar el problema, los economistas lidian con esta nueva realidad ajustando al alza la tasa de desempleo que se considera normal en los modelos económicos – pero el costo de recursos humanos, sociales y económicos de este creciente problema rara vez son considerados.
El problema: Una epidemia mundial de desempleo
La teoría económica dominante considera natural que exista cierto nivel de desempleo, por lo general ignorando los costos humanos, ambientales y económicos que genera. De hecho, algunos de los mejores trabajos sobre esta cuestión provienen de disciplinas fuera de la economía.
No es exagerado decir, por ejemplo, que el desempleo mata. Literalmente.
Diversas investigaciones muestran que uno de cada cinco suicidios está relacionado con el desempleo y que este incrementa entre 32% y 37% la tasa de mortalidad para los hombres. Y aunque el impacto es menos claro en el caso de las mujeres, sabemos que existen graves y duraderos efectos negativos causados por el desempleo en la participación social y el capital social – ambos pre requisitos para llevar una vida plena y productiva en el hogar y en el trabajo. El profundo impacto negativo del desempleo en la salud mental y física de las personas es otra realidad que no se puede negar.
El vínculo entre crimen y desempleo también está bien documentado.
Ciertas actividades delictivas varían con el ciclo económico, y los estudios han encontrado un impacto considerable del desempleo en las tasas de crímenes violentos y delitos contra la propiedad. La conexión entre el desempleo y delincuencia juvenil es particularmente preocupante en el contexto de los resultados de la OIT que señalan que 74 millones de jóvenes están desempleados en todo el mundo (un tercio de su estimación de desempleo global). Otros estudios sugieren que el número real de jóvenes sin empleo en todo el mundo puede ser de seis o siete veces estas estimaciones.
El desempleo no solo daña a los desempleados. También perjudica a sus hijos y familias.
Agrava la mortalidad infantil, la depresión, el consumo de alcohol y la propagación de enfermedades infecciosas, además de ser uno de los factores que hacen crecer la trata de personas y la explotación sexual y laboral.
Esta lista sólo roza la superficie de los efectos insidiosos del desempleo. Mientras que la tasa de desempleo “natural” está incrustada en prácticamente todos los modelos de predicción económica utilizados por el gobierno y la industria, ninguno de ellos da cuenta de los extraordinarios costes sociales y económicos de la epidemia que esta “tasa natural” representa en lo concreto.
La solución: Un Plan Marshall Global contra el desempleo
Debido a que los costos sociales y económicos de desempleo se extienden y se reproducen de manera compleja y perniciosas, este debe ser tratado como una enfermedad infecciosa. La respuesta política debería apuntar a la inoculación contra el paro, no a contrarrestar sus efectos.
Hoy en día, cuando los gobiernos abordan el tema se centran en contrarrestar sus efectos luego de que los despidos masivos ya se han producido. Pero en lugar de aceptar el aumento del nivel de desempleo, es necesaria una política que niegue al desempleo como algo natural. Dicha política requiere proporcionar puestos de trabajo decentes con un salario decente a todos los que quieran trabajar: Un Plan Marshall Global para los parados.
Mientras los economistas redescubren los límites de la política monetaria, los discursos políticos empiezan a cambiar. Llamados para instaurar una fuerte intervención fiscal llegan de los lugares más insospechados. Y mientras que algunos países se aferran a la austeridad como amantes en una relación disfuncional, una nueva era de activismo de la política fiscal está cerca.
Los gobiernos tendrán que responder a los retos económicos, sociales, políticos y ambientales que se asoman utilizando sus facultades fiscales. Preferiblemente, esto se hará de manera planeada. De lo contrario, llegará en forma de medidas de emergencia.
Esta propuesta es para un enfoque coordinado en forma de un Plan Marshall Global para los desempleados, que aborda una amplia gama de problemas globales mediante la movilización del recurso más abundantes del planeta – la mano de obra.
Sin prestaciones sociales condicionadas, sin malos puestos de trabajo ni cavar agujeros para volverlos a llenar (como propuso Keynes en la época de la Gran Depresión). Un plan Marshall global ofrecería oportunidades de empleo a los parados de todo el mundo mientras hace frente a los problemas específicos de cada país. A medida que el mundo se enfrenta a las consecuencias del cambio climático, el Plan Marshall puede ser la política de gran empuje que ponga a desempleados a trabajar en un programa de Global Green New Deal. Si se trata de proyectos verdes, proyectos de infraestructura, proyectos comunitarios, o proyectos de atención, las posibilidades son casi incontables.
Proyectos de interés mundial es lo que sobra en la sociedad global contemporánea.
Mientras que el sector privado continuaría sirviendo como el motor del crecimiento, el desarrollo de capital económico dependería tanto de los sectores públicos como privados. Y el Plan Marshall Global serviría como la red de seguridad global para cualquier persona que se haya quedado atrás y esté en busca de trabajo.
Actualmente la mayoría de los países proporcionan algunos beneficios por desempleo. Es hora de repensar y modernizar el sistema de bienestar y cambiar el interruptor desde una red de seguridad para el desempleo a una red de protección del empleo.
A medida que las economías de mercado se mueven a través del ciclo económico, las personas también se moverían entre los programas del Plan Marshall hacía el empleo privado y viceversa, según sea necesario. Así, el Plan Marshall actuará como un programa de prevención que no permitiría que el desempleo se incremente a gran escala.
Tal política no sólo sería un mejor estabilizador anticíclico que las medidas fiscales convencionales; también inocularía la epidemia mundial de desempleo evitando todos sus costos sociales.
¿Plan Marshall?
El Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program, ERP— fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, en la que los estadounidenses dieron ayudas económicas por valor de unos 13 000 millones de dólares de la época para la reconstrucción de aquellos países de Europa devastados tras la Segunda Guerra Mundial. El plan estuvo en funcionamiento durante cuatro años desde abril de 1948. Este requirió de una disminución de las barreras interestatales, una menor regulación de los negocios y alentó un aumento de la productividad, la afiliación sindical y nuevos modelos de negocio “modernos”.
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