¿Promueven los certámenes de belleza los valores que se busca inculcar a la ciudadanía culiacanense?
“Nuestra tierra es rica de muchas maneras y una de ella está en la belleza que abunda en todas partes, atardeceres, productos del campo, el Centro Histórico, los ríos y la gente que la habita. Reconocido a nivel nacional e internacional es la belleza colhuacanense que refleja su rostro en su imagen, en su andar, la franqueza, alegría, inteligencia y honestidad y la fuerza de los nativos del delta del Humaya y el Tamazula. Es justo que reconozcamos a esa mujer en cuya belleza se resume todo lo bueno que somos y que fortalezcamos para que sea una gran representante de esta ciudad. Hagamos de ella entre todos una Diosa Colhuacan”.
Con este breve texto inició la rueda de prensa que anunciaría la convocatoria para el concurso de belleza Diosa Colhuacan, certamen impulsado desde hace algunos años por el Ayuntamiento de Culiacán como un evento paralelo a los festejos de aniversario de la ciudad.
Entre los requisitos del certamen, antes de un cambio en la convocatoria, se encuentran el ser originaria de Culiacán, poseer belleza de rostro y cuerpo, tener de 18 a 25 años de edad y ser del sexo femenino de nacimiento (con lo que originalmente toda persona transgénero quedaba fuera del certamen en automático). Además de esto, el concurso estará asesorado por el Instituto Municipal de la Mujer, con el fin de asegurar que este respete la dignidad de las participantes.
“Que sea una especie de auditora de que se respeten los derechos de la mujer, su dignidad y todo lo que ello conlleva”, se señaló durante la presentación de la convocatoria.
LO DIJO:
“Estamos conscientes de que esto, la parte de calificar la belleza de la mujer sinaloense, es una parte también de reconocer el valor tan importante que tiene la mujer en todos los ámbitos”.
—Alejandra Velati Pérez. Directora del Instituto Municipal de la Mujeres.
Luego de la selección se tendrá un periodo de dos semanas de preparación en “temas de interés para el municipio de Culiacán”, como economía, equidad de género, turismo y cultura, entre otros.
Además, las jóvenes que se inscriban al certamen tendrán que firmar un código de ética que establecerá algunos parámetros para la ganadora, esto con el fin de “darle un prestigio a la persona que gane el certamen”, así como una capacitación permanente en temas como desenvolvimiento escénico y actoral, entre otros.
“Vamos a estar enfocándonos en tener una representante de Culiacán a la altura de lo que merecen los culiacanenses, que representen la belleza e inteligencia de la mujer culiacanense”, dijo el encargado de dirigir la rueda de prensa.
Asimismo, la ganadora será la imagen oficial del municipio durante eventos como visita de embajadores, representantes de ciudades hermanas y demás eventos culturales. Todo esto con el fin de que las concursantes puedan representar a un Culiacán a modo para las autoridades municipales.
Una cosa de la convocatoria que llama la atención es el hecho de que, mientras que la administración municipal busca “ponerse el huarache antes de espinarse”, al invitar como auditora a la directora del Instituto Municipal de la Mujer para “defender la dignidad de las participantes”, en un primer momento negó de tajo la entrada a las mujeres transgénero que tuvieran el interés de inscribirse al mismo.
Más allá de esto, puede verse en los requisitos y documentos necesarios para participar en el concurso que el Municipio busca vender una imagen de mujer sinaloense a base de características como juventud, belleza, alta estatura y no haber estado casada ni embarazada.
Esto basta para entrever que, mientras por un lado el Ayuntamiento busca vender el concurso como una manera de resaltar no solo la belleza, sino también la inteligencia y dignidad de la mujer culiacanense, por el otro corta de tajo la posibilidad de participación a féminas con una trayectoria consolidada en cualquier ámbito profesional, así como a aquellas que estén casadas o sean madres.
Esto es así porque a pesar de su discurso incluyente, apoyado por la incorporación del Instituto Municipal de la Mujer en el certamen, lo que este busca en realidad es una joven bella, de estatura alta, sin trayectoria profesional y sin compromisos familiares o de pareja. Modelo de mujer acorde a los estándares de belleza que desde distintos ámbitos se busca cambiar desde hace ya algún tiempo.
En este sentido cabe cuestionar si sería adecuado que el Ayuntamiento de Culiacán se actualice a los tiempos modernos y sea coherente con su discurso inclusivo y de equidad, al considerar en este concurso a todo tipo de mujeres, o por lo menos ampliar el certamen para que, en lugar de una edecán que adorne a los eventos del Municipio, se resalte lo más representativo de la mujer culiacanense: trabajadoras, madres, empresarias, deportistas, artistas, luchadoras sociales, etcétera.
Se trata, sí, de ser críticos con los estándares de belleza promovidos por el certamen, pero también de preguntarnos qué tan válido es que una autoridad administrativa, como lo es el Ayuntamiento de Culiacán, sea quien los promueva.
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