El rompecabezas formulado inicialmente dentro de la historia de Sharp Objects va tomando forma.

Gracias al cuarto episodio: Ripe, varias de las incógnitas de lo que aqueja a Wind Gap, tienden a  aclararse debido a nuevas pistas para dar con el asesino.

Entre Camille Preaker y Richard Willis parece haber nacido una unión para desentrañar cada mínimo detalle y dar con el origen de los eventos. No dejando de lado la postura de ciertos personajes que llaman nuestra atención dentro del drama, indicando que existe algo oculto y bien pudiera asignarse una relación con los asesinatos, particularmente contamos con Amma, media hermana de Camille.

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No cabe duda que este programa ha causado una revuelta entre lo que el mismo Jean-Marc Vallée nos tiene acostumbrados. La esencia de la historia sigue manejando tintes fuertes para comprender mejor la trama. Los flashbacks son el elemento más importante para que cause conmoción ente el espectador y los personajes.

Manejando un contexto social, como mencionamos en anteriores reseñas de la serie, también contemplamos la integridad de los personajes: lo que llevó a forjarlos a una historia presente y como puede turbar el pasado.

La serie sigue manejando la calidad de producción, misma que nos envuelve en cada cuadro. La cinematografía, la fotografía continúan destacando para lograr de la mejor manera el ambiente de la historia.

Otra de las cosas a las que Marc Vallée recurre continuamente es acompañar sus proyectos con una atinada selección de música. La variabilidad que escuchamos en cada episodio es un deleite para nuestros oídos.

Lector de ESPEJO, seguimos recomendando a Sharp Objects, uno de los mejores programas televisivos que podremos contemplar en este verano.