Mazatlán y Los Mochis son más competitivas que Culiacán, que muestra varias carencias y rezagos que no permiten a la capital sinaloense ubicarse entre las ciudades más competitivas del país.
La llamada nueva geografía del trabajo (NGT) establece que existe una diferencia cada vez más marcada en el desarrollo entre ciudades. Eso se debe a que las ciudades y regiones capaces de atraer trabajadores calificados y empresas innovadoras suman y crecen cada vez más, en cambio las que no arriesgan en esa dirección, pierden cada vez más terreno. De esta manera, los ciudadanos más preparados y capacitados se empiezan a concentrar en determinadas zonas geográficas y esa tendencia empieza a ampliar las diferencias socioeconómicas, lo cual no sólo tiene efectos económicos, sino que afecta la identidad cultural, la estabilidad familiar e incluso a la política.
Para algunas ciudades la globalización y la difusión de nuevas tecnologías productivas ha significado incremento en la demanda de trabajo, más productividad, más empleo y salarios más altos. Para otras ciudades, globalización y nuevas tecnologías han tenido el efecto opuesto: cierre de fábricas, desempleo y descenso de salarios.
La NGT establece que hoy las oportunidades de trabajo nacen donde están las “ideas”, por eso, impulsar la investigación y la innovación son los ejes para atraer inversiones y profesionales especializados. Se considera que un mercado de trabajo local exitoso es el que logra un “buen equilibrio”, es decir el que atrae una cantidad importante de empleados calificados que quieren instalarse en el lugar y también empresarios innovadores.
Esa conjunción es la que tiene mejores perspectivas para lograr ciudades competitivas.
Por esa razón, la mayoría de los jóvenes profesionales que tienen la posibilidad de escoger dónde vivir, eligen como destino final aquellas ciudades o países que les ofrecen seguridad, esparcimiento, desarrollo tecnológico y, evidentemente, buenas ofertas de trabajo. Según el Índice Global de Talento y Competitividad (GTCI), en el mundo, las ciudades que atraen, crean y retienen la mayor cantidad de talento capacitado son Zúrich, Estocolmo, Oslo, Copenhague y Helsinki. También forman parte del grupo que encabeza la lista, Washington DC, Dublín, San Francisco, París y Bruselas. Los expertos señalan que el crecimiento económico de estas ciudades les permite desarrollar una mejor plataforma tecnológica que repercute de manera positiva en la evolución de sectores fundamentales como la educación, la salud y la planificación urbanística. Además, atrae nuevas inversiones y negocios.
Otro elemento que los profesionales consideran muy importante es la educación universitaria de calidad. Esos son los elementos que hacen a unas ciudades más competitivas que otras al momento de atraer personas talentosas.
Latinoamérica no aporta ninguna ciudad en el grupo de las primeras 25 más atractivas para atraer talentos, aunque 10 si figuran en el ranking global considerando un total de 90 ciudades del mundo. Buenos Aires es la mejor ubicada en la posición 35, seguida de la CDMX que ocupa la posición 60. Después, las ciudades que atraen más talento en América Latina son Sao Paulo, Santiago y Montevideo.
En México, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) elabora el Índice de Competitividad Urbana (ICU) que mide la capacidad de las ciudades mexicanas para atraer y retener talento e inversiones. Considera que una ciudad competitiva es aquella que maximiza la productividad y el bienestar de sus habitantes. El índice evalúa, a través de 10 subíndices, las capacidades estructurales y coyunturales de las ciudades mexicanas, que permiten alcanzar estos objetivos. El ICU establece que las ciudades cuentan con condiciones favorables para atraer y retener talento e inversiones, cuando les caracteriza un sistema de derecho confiable (subíndice I), realizan un manejo sustentable del medio ambiente (subíndice II), tienen una sociedad incluyente y preparada (subíndice III), su sistema político es estable (subíndice IV) y, cuentan con gobiernos eficientes y eficaces (subíndice V). Se consideran también factores que favorecen la competitividad de las ciudades, la presencia de un mercado de factores eficiente (subíndice VI), de una economía estable (subíndice VII), de sectores precursores de clase mundial (subíndice VIII), de condiciones que favorezcan el aprovechamiento de las relaciones internacionales (subíndice IX) y de sectores económicos sofisticados e innovadores (subíndice X).
De acuerdo con el ICU, la evaluación de la competitividad de las ciudades mexicanas se realiza considerando ciudades de tamaño similar. Las más grandes son aquellas que tienen más de 1 millón de habitantes (grupo 1), le siguen las que tienen de 500 mil a 1 millón de habitantes (grupo 2), después las de 250 mil a 500 mil habitantes (grupo 3) y al final las que cuentan con menos de 250 mil habitantes (grupo 4).
De las tres ciudades más importantes de Sinaloa, Culiacán forma parte del grupo 2 y, Mazatlán y Los Mochis se ubican en el grupo 3.
En el índice general, considerando las ciudades de mayor tamaño (grupo1), ocupan las primeras posiciones como las ciudades más competitivas, la CDMX, Juárez, Querétaro, Puebla-Tlaxcala, Mérida, San Luis Potosí, Monterrey y Guadalajara. Destacan los casos de la CDMX que se ubica en la primera posición en los subíndices III y X y, Juárez que es la ciudad líder en los subíndices VI, VII y IX.
Culiacán en el grupo 2 no tiene una posición destacada y evidencia varias carencias y rezagos que no le permiten ubicarse entre las ciudades más competitivas.
De acuerdo con los criterios del IMCO, de manera general, tiene una calificación de media baja (posición 13), como resultado de una calificación desfavorable en 7 de los 10 subíndices. Específicamente, aparece con una calificación baja en el subíndice II (manejo del medio ambiente) y media baja en los subíndices I (sistema de derecho), IV (sistema político), V (gobiernos eficientes), VI (mercado de factores), VIII (sectores precursores de clase mundial) y IX (relaciones internacionales). Los únicos subíndices en los que muestra una buena calificación son el III (sociedad incluyente y preparada) donde la calificación es alta y, el VII (economía estable) y el X (sectores económicos sofisticados e innovadores) con calificación media alta.
Mazatlán y Los Mochis que forman parte del grupo 3, presentan condiciones de mayor competitividad en el ámbito nacional, ya que ambas tienen una calificación de media alta.
Mazatlán (posición 4) tiene una calificación aceptable en 7 de los 10 subíndices, mientras que Los Mochis (posición 12) muestra calificaciones favorables en 6 de los 10 subíndices, aunque acusa calificaciones de baja en los subíndices VII y IX. De estas dos ciudades, Mazatlán es la de mayor calificación, ya que en el ranking del grupo se ubica en la posición 4, destacando las calificaciones de alta en el subíndice III y adecuada en los subíndices VIII, IX y X.
Dado que los subíndices son construidos mediante la agrupación de indicadores, cabe mencionar que en algunos de ellos las ciudades de Sinaloa muestran posiciones destacadas. Culiacán por ejemplo, es líder en el indicador de aprovechamiento de biogás en rellenos sanitarios del subíndice II; en universidades de calidad, empresas socialmente responsables y morbilidad por diabetes y enfermedades hipertensivas del subíndice III; en uso de servicios financieros del subíndice VIII y; en posgrados de calidad del subíndice X. Mazatlán lidera la calidad del agua superficial del subíndice II y en uso de servicios financieros del subíndice VIII. Por su parte, Los Mochis también es líder del aprovechamiento del biogás del subíndice II; en rendimiento académico del subíndice III y; en crédito a las empresas del subíndice VII.
Aunque Mazatlán y Los Mochis, comparadas con Culiacán, evidencian mejores condiciones para atraer talento e inversiones, lo cierto es que después de la calificación de media alta en la que se ahora se ubican, existen hacia arriba las calificaciones de adecuada y alta, a la que junto con Culiacán debieran aspirar.
La tarea más complicada parece ser para Culiacán, ya que además de ser la más rezagada, muy pronto ingresará al grupo de las ciudades con más de 1 millón de habitantes, lo que sin duda elevará el nivel de exigencia para competir por atraer talento e inversiones en sectores innovadores.
Conseguir escalar en los niveles de competitividad requiere de una estrategia que conjuntamente diseñen e implementen empresarios, gobernantes, académicos y sociedad civil, convencidos de que el desarrollo regional resulta de la suma de las iniciativas de desarrollo local impulsadas en cada ciudad y municipio y, convencidos también, de que en los esquemas más modernos del desarrollo territorial, a ellas les compete y debe ser su prioridad, la promoción económica, atrayendo inversiones productivas, preferentemente en sectores innovadores de tal modo que dichas inversiones se traduzcan en la generación de empleos bien remunerados.
Pero el éxito en la promoción económica de la ciudad está íntimamente ligado con los conceptos de la competitividad y la sustentabilidad, por lo que resulta evidente que aún queda mucho por hacer.
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