Opinión

En el SNTE 27, ¿planilla de la lealtad o de las traiciones?

Hoy la casta burocrática sindical del SNTE enfrenta su mayor reto: la primera elección mediante voto personal, libre, directo y secreto, en la que la totalidad de los—2 millones 800 mil– miembros del SNTE, activos y jubilados, podrán elegir a sus dirigentes.

Ser dirigente sindical significa, universalmente, asumir la responsabilidad de la defensa de los derechos de los trabajadores, sin embargo, ser dirigente sindical en el SNTE en México es mejor que sacarse la lotería, pues además de disponer de millonarios recursos, se tiene una especie de corte para cumplir sus órdenes y la libertad para hacer negocios al amparo del gobierno, para alternar con gobernantes y para cobrar el diezmo a todas las empresas que comercian con los maestros, entre muchos otros ingresos. Son los excesos y las distorsiones de un sistema corporativista de privilegios en plena decadencia del neoliberalismo.

El poder acumulado durante el período de una dirigencia sindical es tan adictivo y las ilegalidades cometidas durante su gestión tan graves que pocos se salvarían de ir a la cárcel, por lo que se ha creado una especie de manto protector, a través de diversos mecanismos y estructuras, configurando una amplia casta burocrática nacional privilegiada cuya pertenencia les garantiza no sólo protección legal y política, sino, además, seguir recibiendo los beneficios económicos –vía jugosos sueldos— adicionales a sus plazas, puestos dentro de los gobiernos y candidaturas a puestos de elección popular.

No obstante, pertenecer a la casta burocrática privilegiada no sólo implica beneficios sino también obligaciones. Para seguir perteneciendo a la élite es necesario batir lodo. Mentir, manipular, engañar, intimidar, amenazar y traicionar a los maestros, es parte del trabajo que deben hacer para que otros miembros de esa misma casta, o sus incondicionales, lleguen a la dirigencia sindical que mantendrá el juramento de protegerlos. No es casual, por ello, que quien llega, casi siempre tiene ya un largo historial de trabajo sucio y complicidades oscuras, y –quienes lo impulsan lo saben—, por lo que su compromiso no es ni será con los trabajadores que requieren ser representados y defendidos, sino con la élite que los propone y lo respalda y a la que habrá de obedecer.

Desde sus inicios, el SNTE creó estrechos vínculos con los gobiernos federal y estatales vía participación en procesos electorales, que le eran ampliamente recompensados con prestaciones, puestos de elección popular y posiciones dentro de la estructura gubernamental, especialmente del sector educativo, lo que fue creando una colonización permanente de la SEP hasta llegar a constituir una suerte de simbiosis SEP-SNTE donde lo que se hacía en la SEP lo determinaba preponderantemente el SNTE, representado por un líder sindical transexenal, como en su tiempo lo fue Carlos Jongitud Barrios y después Elba Esther Gordillo.

Desde los años 70s el Estado empoderó tanto a líderes como Jonguitud y Elba Esther, que no sólo tuvieron un efectivo control del magisterio –y sometimiento de la disidencia–, sino que trascendieron con mucho el plano sindical hasta erigirse en verdaderos aristócratas, recibiendo trato de secretarios de Estado transexenales, equiparable, incluso, al propio poder presidencial, como sucedió con Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. Sin embargo, el Estado los creó y el Estado los puede destruir, como sucedió con la maestra el 26 de febrero del 2013.

Entre abril del 1989 y febrero del 2013, Elba Esther dictó las reglas, escritas y no escritas de la vida sindical y su relación con el poder presidencial, constituyendo escuela. La escuela gordillista en la que se formaron gran parte de los miembros de la élite sindical, incluyendo a su sucesor Juan Díaz de la Torre y el actual dirigente Alfonso Cepeda Salas, quienes se guiaron –y se siguen guiando– por las mismas reglas de la escuela gordillista de corte corporativista del siglo pasado, en una circunstancia social y un modelo de gobierno cualitativamente distinto; marcado por el interés democrático y el deseo de significarse por la honestidad y la transparencia.

Es decir, ya no está su maestra en el poder, pero siguen las mismas reglas y el mismo modelo de conducción fraguado por su maestra ante un sistema corporativista que hoy está en crisis frente a los cambios legislativos y el interés presidencial declarado de impulsar la democratización del SNTE mediante del voto personal –ya no por delegados– de todos los maestros.

Hoy la casta burocrática sindical del SNTE enfrenta su mayor reto: la primera elección mediante voto personal, libre, directo y secreto, en la que la totalidad de los—2 millones 800 mil– miembros del SNTE, activos y jubilados, podrán elegir a sus dirigentes. Y aunque la dirigencia asegura que representa plenamente los intereses de los trabajadores y que los procesos de elección serán totalmente democráticos, sabe que tiene el rechazo y la inconformidad de gran parte del magisterio –lo que en una elección justa, democrática y transparente, los podría dejar fuera del poder– por lo que, según diversas evidencias desoídas por las autoridades, estaría recurriendo a múltiples estrategias –incluso ilegales–, para asegurar que en la elección sólo queden miembros de su élite o sus incondicionales.

LA PLANILLA DE LOS EX

Mientras la dirigencia nacional del SNTE busca el retraso del cambio de dirigencias y mantener, a como dé lugar, las reglas que le permitan permanecer indefinidamente en el poder, en las secciones, la burocracia sindical se prepara para competir en bloque, con una planilla “de unidad” y con las “cartas marcadas”.

En la sección 27, la burocracia sindical, donde convergen diversas y viejas expresiones sindicales, ha configurado el grupo oficial conocido como “Los Ex”, que se refiere a los ex secretarios generales, en el que participan José “Chino” Medívil Zazueta, Crecenciano Espericueta Rodríguez, Jaime Barrón Fonseca, Jesús Salomé Rodríguez Manjarrez y el actual dirigente Edén Inzunza Bernal. Los ex secretarios generales Bernardo Vega Carlos y Jaime Quiñónez Muñoz no están en ese grupo ya que han declarado su afinidad con la maestra Elba Esther Gordillo en sus proyectos, Redes Sociales Progresistas y Maestros por México.

TRAICIONES O LEALTADES

Durante el mandato de Elba Esther, por encima del estatuto, ella elegía a los secretarios generales. Aunque se hacía toda la faramalla de llamar a congreso seccional que sesionaba durante tres días, lo que los delegados hacían era negociar las posiciones y/o carteras sindicales que querían según el número de delegados de su expresión sindical, pero el secretario general, lo nombraba directamente la maestra, previo análisis de una comisión del Comité Ejecutivo Nacional –una especie de estado mayor– que se encargaba de asumir las funciones del secretario general y de coordinar los trabajos del congreso seccional.

La maestra privilegiaba, ante todo, la lealtad. La lealtad a ella y para evitar que se formaran cacicazgos en las secciones, nunca asignaba la secretaría general seccional a la misma expresión sindical en turno. Es decir, al secretario general en turno no le tocaba proponer a un candidato de su propia expresión. Esto implicaba que el nuevo dirigente seccional sería de otra expresión sindical. Y para asegurar que no sólo el dirigente le fuera leal, sino todo el comité seccional, le encargaba al nuevo dirigente coptar a todos los aspirantes que no quedaron y a todos los cuadros importantes de las distintas expresiones, lo cual implicaba, necesariamente, que los miembros del nuevo comité tuvieran que traicionar a sus mentores. Es decir, no sólo tenían que traicionar a sus representados, sino traicionar a sus propios líderes de expresión, para poner ganarse la bendición y la irradiación del poder de la maestra.

Así, cuando José Mendívil hizo hasta lo imposible por defender a Jaime Barrón –involucrado en un problema de vivienda— y sacó adelante su candidatura, menos de dos meses después tuvieron una confrontación que los enemistó por todo el periodo de su dirigencia. Y aunque a Barrón lo acusaron de traición, quedó claro que había sido una indicación de la maestra Elba Esther. Barrón formó su propio equipo al servicio de la maestra, ya no de Mendívil. Pasaría algo similar cuando Bernardo Vega llegó a la dirigencia con el apoyo de Barrón. Y aunque Bernardo provenía del grupo de Ernesto Moreno Morales, durante la dirigencia de Bernardo, éste estuvo al servicio pleno de la maestra. A su salida, se presentó una nueva oportunidad para Mendívil, que logró poner en la dirigencia a su ex secretario técnico, Crecenciano Espericueta. Sin embargo, Espericueta ya había crecido y se entendió muy bien con la maestra, haciendo su propio equipo que desplazó a Mendívil, quien lo acusó de traidor.

En el siguiente relevo, Mendívil impulsó a su ex secretario de finanzas, Raúl Gasca Cervantes, mientras que Jaime Barrón impulsó a la maestra Victoria “Paquis” Campa Almaral. La competencia estuvo tan fuerte que la maestra Gordillo optó por un tercero que le ofrecía Feliciano García Peraza: Jaime Quiñonez Muñoz. Raúl Gasca quedó en la secretaría de Finanzas, mientras que a Espericueta le daría el Partido Nueva Alianza, en sustitución de la maestra Rosy Ceballos.

Mendívil esperaba más lealtad de Gasca que no tenía la secretaría general pero había logrado ponerlo en el segundo puesto en importancia, sin embargo, también Gasca abandonó el barco de Mendívil tan pronto se instaló en las finanzas. Mendívil lo acusó de haberse vendido con Quiñónez a cambio de una camioneta Lincoln. Y aunque Gasca lo negó fervientemente, un buen día llegó a la sección manejando una flamante Lincoln del año, lo que hizo confirmar las sospechas de Mendivil.

Más tarde, sabiendo Jaime Quiñónez que a él no le tocaba decidir, propuso el nombre de Joaquín Murillo, miembro del grupo de Feliciano García Peraza, pero aceptó complacido el nombre de Jesús Salomé Rodríguez Manjarrez, propuesta de Jaime Barrón. Quiñónez hizo un acuerdo de transición respaldando a Salomé cambio de mantener una parte de su gente en el comité seccional, pero tan pronto llegó Salomé, lo primero que hizo fue correr a todos los amigos y equipo cercano de Quiñónez.

Salomé no sólo se hizo de un equipo de apoyo personal que desplazó a todos los miembros del comité seccional, sino que puso a pura gente suya en la SEPYC, sin respetar los acuerdos de buscar un equilibrio con las expresiones. Se dedicó a hacer dinero con los recursos del SNTE, las comisiones de los proveedores, las aportaciones del DAFI y los remanentes de otros fondos como el del SIAP. Al poco tiempo ya tenía una casa en el exclusivo fraccionamiento La Primavera, al sur de la ciudad de Culiacán. Sin embargo, todo el comité seccional y hasta su propio equipo le dio la espalda cuando estuvo a punto de ir a la cárcel, primero por evasión fiscal –depositó en su cuenta personal el dinero de compensación de aguinaldo a los jubilados, desde donde distribuyó de manera selectiva–, pero no hizo declaración Fiscal. Más tarde, tuvo que refugiarse en una candidatura del PANAL a una diputación federal, para escapar del escándalo por el robo de buena parte del dinero del SIAP que el gobierno de Malova disolvió y por el que fue demandado ante la PGR.

Con Salomé prácticamente prófugo, Espericueta –que se había quedado con gran parte del equipo de Mendivil, con personajes de experiencia y renombre como Raúl Gasca y Saúl Gómez–, negoció el nombramiento de algunos de sus cuadros más jóvenes, encabezados por Edén inzunza Bernal, en la sección 27 y en la SEPYC- SEPDES.

Sin embargo, menos experimentado pero no menos ambicioso, Edén y su equipo –en el SNTE Y LA SEPYC–, pronto traicionaron a Espericueta y se dedicaron a hacer sus propios negocios y a disfrutar de las mieles del poder, el dinero, las plazas y las prestaciones que deberían ser para los maestros, llevando a la actual dirigencia a considerarse la que ha tenido uno de los mayores niveles de corrupción y más alejada de los intereses de las bases magisteriales.

LISTAS LAS CANDIDATURAS

Y aunque hace unos meses Edén pretendía poner a su sucesor, alentado por el delegado Noé Rodríguez, el evidente rechazo de las bases y el crecimiento de movimientos ligados a maestros disidentes que han expresado su interés por la dirigencia seccional, como Carlos Rea, Jesús Manuel Carrillo, Sergio Campas, Esteban Guerra y Jaime Valdez, le ha llevado a reconsiderar su postura y buscar una alianza con “los Ex” para formar una planilla oficial de la burocracia sindical que insiste en llamar “institucional”, y en la que se manejan como posibles candidatos a Juan Antonio López Osuna, promovido por José “chino” Mendívil, a Saúl Gómez, promovido por Crecenciano Espericueta, a Genaro Torrecillas, promovido por el actual dirigente Edén Inzunza y probablemente a la maestra Victoria “paquis” Campa, con apoyo de Jaime Barrón y Jesús Salomé Rodríguez.

Este año –ya no se sabe en qué fechas, porque el periodo venció en noviembre del 2019—habrá un cambio de dirigencia en el SNTE 27 y los maestros podrán elegir entre el candidato de la planilla oficial que representa a la burocracia corporativista, que ha ocupado la dirigencia al menos en los últimos 30 años, distinguida por su lealtad a la dirigencia nacional –o por una secuencia histórica de traiciones—, según como se le quiera ver; Carlos Rea Camacho, el candidato de más trayectoria vinculado a los movimientos de izquierda y luchas populares, militante de la CNTE y de Morena, con influencia en el Congreso del Estado, que ha recorrido varias veces el estado constituyendo una gran cantidad de grupos de apoyo; alguno de los tres aspirantes de Maestros por México (Carrillo, Campas o Guerra), vinculado al movimiento nacional anticepedista, que en alianza circunstancial con la CNTE, logró la destitución de Juan Díaz de la Torre de la dirigencia del SNTE, liderado por la propia Elba Esther Gordillo (Rea y MxM podrían hacer alianza); y Jaime Valdez, líder de su propia expresión y sin grupo político de respaldo, quien ha participado sin éxito en los últimos dos procesos de elección sindical. Valdez no ha tenido eventos de apoyo ni presencia en los medios de comunicación, pero aparece constantemente con mensajes en redes sociales que dejan entrever su interés en contender por la dirigencia del SNTE 27.

Las propuestas ya están definidas. Sólo falta la convocatoria.

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