Eduardo enreda los brotes de la planta de pepino en un alambre, se ha vuelto un maestro en esa actividad que tiene un grado de dificultad importante: no se puede hacer sin usar unos zancos de metal con los que puede alcanzar hasta los dos metros y medio de altura.
Enreda y acomoda, enreda y acomoda, se repite y pasa al siguiente alambre, saca los ganchos de una bolsa que trae acomodada en la cintura y vuelve a acomodar las ramas de la planta de pepino.
“Hay que seguir trabajando, para seguir el sustento a la familia”, dice mientras toma los ganchos para acomodar más ramas.
Hoy trae puesta una playera de manga larga, una gorra de color negro, unos pantalones vaqueros, lo normal en el trabajo del campo, pero ahora trae una prenda distinta: un cubrebocas en el que se lee “no dejes de sonreír”.
La empresa Viva Orgánica se lo dio para que hiciera su trabajo en los surcos, como a los más de 300 trabajadores que han venido a trabajar en esta plantación de pepino, en la de tomate y en la de arándanos.
En el Mundo se han contagiado 5.6 millones de personas y han muerto 355 mil; en México son 78 mil 023 contagiados y 8 mil 597 muertos; y en Sinaloa 2 mil 751 personas enfermaron, de las cuales 428 fallecieron.
Esa enfermedad se esparció por todo el Mundo y los gobiernos decidieron tomar medidas llamadas de contención, como la de trabajar desde casa o cerrar establecimientos de forma temporal.
Pero eso ocurrió con los trabajos llamados “no esenciales”, es decir, los que no necesitan realizarse desde oficinas o las tiendas. Así se fueron miles de personas a sus casas.
Eduardo, sin embargo, no ha dejado de asistir a laborar al campo, ni él ni los más de 300 empleados de Viva Orgánica o de otras empresas agrícolas de Sinaloa porque su trabajo es importante, tanto como para considerarse vital.
Ellos, los jornaleros, están encargados de la primera línea contra el desabasto de alimentos.
“Salir de casa sí me da miedo… pero me lavo la cara, la boca, porque mis hijos me dicen que me debo cuidar todos los días en el trabajo y la casa”, cuenta y al mismo tiempo acomoda las ramas de pepino.
“No dejes de sonreír”
Atender las medidas sanitarias obligó a las empresas, como Viva Orgánica, a crear nuevas formas de trabajo.
En febrero, cuando se registró el primer caso positivo en Sinaloa, las medidas eran otras.
Las centenas de hombres y mujeres que trabajan en el campo llegaban amontonados en camiones o camionetas, en algunas prácticamente una persona sobre el otra, la antítesis de lo que hoy se denomina “sana distancia”.
Es una práctica común de un negocio que gira sobre la agricultura, el de los “fleteros”. Son personas que transportan y negocian con las empresas agrícolas como reclutadoras de personal, y por cada persona que llevan al día se hace una paga proporcional.
Por más personas que lleven a trabajar en los surcos, más ganancias tienen, pero ahora las reglas han cambiado.
“Hemos pedido que se respete la distancia entre cada trabajador”, explica Iveth Terrazas, Gerente de Responsabilidad Social en Viva Orgánica.
Ahora esos camiones llegan con asientos vacíos, un sacrificio que han asumido los fleteros, pues reconocen que si uno de esos trabajadores enferma, su negocio también lo hará y podría fracasar en sus ganancias.
Las empresas agrícolas también han adoptado medidas como el uso obligatorio de guantes y cubrebocas, hacer la toma de temperatura y rociar agua con otros químicos para desinfectar en túneles por los que deben pasar los trabajadores.
También han modificado los horarios para que los trabajadores puedan asistir a los comedores, creado áreas de aislamiento y consultorios médicos con camas específicas.
“Te cuidamos, cuídate y cuida a los tuyos”, se lee en en una lona rotulada con la que se cubrió uno de los túneles.
Aquí, en Viva Orgánica, han informado a los trabajadores sobre esas medidas.
“Nos dijeron que nos cuidaramos, que les digamos cuando nos sintamos mal y tengamos calentura”, dijo Moisés, un jornalero, mientras coloca anillos en plantas de pepino para acomodarla en alambres (…) Hay que tener higiene y lavarse las manos constantemente para no enfermarnos”.
Para hacer llevaderas esas medidas, se les ha dicho que pueden ser los héroes en esta pandemia, que no dejen de sonreír aunque el cubrebocas impida que se les vea.
¿Por qué hacerlo? porque Sinaloa es uno de los principales productores agrícolas de México.
En el País se producen 3.4 mil millones de toneladas toneladas de tomate al año, con valor de más de 15 mil millones de pesos. Es uno de los productos que ha consolidado a México como el principal exportador a nivel mundial, y Sinaloa es el líder en la siembra y cosecha.
Lo mismo ocurre con el maíz blanco y otros productos como el sorgo, y los encargados de mantener esa producción son los trabajadores del campo, los jornaleros.
Ellos, como Eduardo y Moisés, en medio de esta contingencia sanitaria por Covid-19 han sido los encargados de evitar el desabasto no solo en Sinaloa, sino en otras regiones del País y del Mundo.
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