Había dejado pasar mil quejas de sus vecinos. Tantas frases que tan solo llevaba a una especie de catársis por turnos. Se purificaban del coraje.

Eran los vecinos de Valle Alto. Reunidos junto a la glorieta conocida como el Queso protestaban contra una nueva construcción que, aseguraban, haría más grave el problema de las inundaciones en el sector.

Los que ya habían intervenido hablaban de nuevo. Ella, atrás del grupo, guardaba silencio detrás de unas gafas de sol, bajo una sombrilla.

Y regresaron sobre la misma queja, apedrearon a palabras a los gobiernos, a la constructora… Que Valle Alto estaba construido en un pozo, decían. Más de una hora en las mismas aguas. Redundantes y coincidentes.

Hasta que ella alzó la mano. Pidió hablar. Se identificó como vecina de la privada Avellaneda, un coto residencial de poder adquisitivo, cuyo problema es estar a menos de 15 metros del dren Bacurimí.

Luego empezó a contar su última experiencia de la pasada temporada de lluvias, la de 2018 y la Depresión 19E. No se quejó.

Ella habló del miedo. De lo que es el miedo. Lo que se siente ver subir el agua por la ventana de tu casa hasta reventar el vidrio y tener que agarrar a la niña y salir con ella en brazos con la inundación casi en el pecho.

De eso habló. De lo que es ir a contracorriente y no poder y tener miedo y abrazar a la niña y seguir y no poder y querer llorar a mitad del camino… A eso se refirió. Al miedo.

Hasta cuándo, dijo, hasta que alguien muera.

Entonces el llanto fue un estorbo y el relato de la mujer quedó inconcluso. No hacía falta más. Ya estaba todo dicho.

Inundaciones en Valle Alto en septiembre del 2018.

SALTA EL AGUA A OTRO MIEDO

Y de ese miedo del 19 de septiembre de 2018 el salto del agua llega al miedo del 6 de septiembre de 2019. Al miedo de Alejandra. La jovencita está en medio de una corriente de agua que arrastra carros sobre el bulevar Zapata, casi en la esquina con Victoria.

Se esfuerza por salvarse. Parece desconcertada. No sabe que sobre la banqueta está rota una “bocatormenta”, una especie de rejilla que alguien rompió para que el agua se desfogara más rápido.

El agua la empuja. La lleva hacia esa avería de la infraestructura urbana reportada hace meses por los vecinos, pero que nadie del Ayuntamiento vino a reparar.

La corriente puede más. El Zapata es prácticamente cruzado por un arroyo. Un arroyo violento. Y Alejandra no regresa con vida.

Lugar del accidente de Alejandra sobre el bulevar Zapata, casi en la esquina con Victoria.

OTRO SALTO, TRES MIEDOS

Y de ese miedo del 6 de septiembre del 2019 el agua salta a los miedos del 13 de septiembre de 2018. Los miedos de Andrea, Carmelita y doña Rosa. El arroyo El Piojo se ha vuelto loco. El huracán Manuel le deja un mundo de agua.

El cauce da maromas, se retuerce en remolinos y construye sus propias olas. El agua bufa, trota, corre. Se lleva todo lo que se le ponga enfrente.

Se lleva a Carmelita. Se lleva a Andrea. Se lleva a doña Rosa. Se lleva sus miedos por igual.

Pero en 2013, también un 19 de septiembre, Culiacán quedó a merced del huracán Manuel. El fenómeno dejó un torrente de agua que inundó decenas de sectores enteros.

Y en 2016 murió Luz Elena, ahogada al intentar cruzar un arroyo entre Progreso y Chulavista. Su cuerpo lo hallaron en Barrancos. Y también aquel hombre en Villafontana, que fue arrastrado por otro arroyo a bordo de su camioneta.

Manifestación por Andres, Doña Rosa y Carmelita, quienes fueron arrastradas por las inundaciones de septiembre del 2018.

57 ARROYOS, SEIS OBRAS

Hasta 2016, el Atlas de Riesgos de Culiacán registraba 57 arroyos dentro del casco urbano de la capital.

Para Manuel Ochoa, gerente de Obras y Servicios Públicos del Ayuntamiento, es una bendición que Culiacán tenga tres ríos, a donde desfoga el agua de los 57 arroyos.

¿No se puede decir que Culiacán está en el fondo de una taza?

“No, no. Es una bendición tener los ríos tan cerca. Culiacán después de una hora de lluvia intensa está seco”.

Manuel Ochoa. Gerente de Obras y Servicios Públicos del Ayuntamiento.

Ingeniero de profesión y docente en su momento de la materia de Agua Potable y Alcantarillado, Ochoa dice que las lluvias son naturales y los arroyos también. Que por ahí bajará el agua buscando los ríos Tamazula, Culiacán y Humaya. Siempre. No hay vuelta de hoja.

El problema, añade, fue hace años cuando la Comisión de Regulación de Tenencia de la Tierra (Corett) regularizó zonas por donde pasan los arroyos. Ahí la gente construyó viviendas y por ahí pasa y seguirá pasando el agua del arroyo, se finque lo que se finque.

Y no solo eso sino que sobre el cuerpo de los arroyos también se trazaron calles, avenidas, bulevares, cruces que terminaron por convertirse en un verdadero riesgo en tiempos de lluvias. En 2014 el Ayuntamiento logró ubicar 500 cruceros peligrosos.

Manuel Ochoa añade que para seguir evitando inundaciones se construyen seis grandes obras:

  1. Proyecto el arroyo El Piojo (140 millones de pesos). Sectores beneficiados: Lombardo Toledano, Los Alamitos, Las Cucas, Juan de Dios Bátiz, El Mirador y 16 de Septiembre.
  2. Dren Bacurimí (145 mdp 1ra etapa). Sectores beneficiados Valle Alto, Cedros, La Conquista, Stanza Toscana, Avellaneda, Bacurimí, entre otros.
  3. Colector Agustina Ramírez (389 mdp). Beneficiados: Infonavit Humaya, Isstesin.
  4. Los Mezcales (49 mdp). Zona norte de la ciudad (Loma de Rodriguera)
  5. Colector Aztlán (58.7 mdp) Colonia Ferrocarrilera, Ruiz Cortines,  Loma bonita, Los Girasoles y Centenario.
  6. Colector pluvial Adolfo López Mateos (100 mdp). Beneficiará a varias colonias populares, desde la avenida Manuel J. Clouthier hasta La Costerita.

LO DIJO: “Estas obras nos van a ayudar a resolver mucho los problemas que tenemos en Culiacán con las inundaciones. Todas estarán listas este año. Se ha invertido casi el doble de lo hecho en 20 años en el drenaje pluvial. Son obras que a los gobiernos no les gusta hacer pero sus beneficios son de alto contenido social y humano”.

Sobre el Centro dice que nunca lo ha visto inundado. Aunque calles como la Carrasco, Rubí, Serdán, Colón y Francisco Villa funcionan como canales porque en su momento no se entubaron. Ahora necesitan obras de drenaje pluvial.

LOS CUATRO CUADRANTES

El gerente de Obras y Servicios Públicos insiste en que para la actual administración municipal es importante el drenaje pluvial, es por ello que habrá una reforma administrativa en el Ayuntamiento y se se creará la Dirección de Drenaje Pluvial este año.

Para la temporada de lluvias de este 2020 ya funciona un Comité de Mitigación, que aprobó la limpieza y dezasolve de arroyos y canales. Hora de sacar sillones, mesas, colchones, estufas, llantas y basura por doquier.

La ciudad fue dividida en cuatro cuadrantes. En cada cuadrante se invierten 3.2 millones de pesos aproximadamente para limpiar canales y arroyos.

Manuel Ochoa indica que con la división de la ciudad en cuatro cuadrantes, el Gobierno Municipal ha detectado 42 puntos críticos de inundaciones.

Trece de estos están en rojo, lo que indica que es una zona grave. Cinco en amarillo y el resto en verde.

PARA SABER: El Servicio Meteorológico Nacional pronostica entre 15 y 18 fenómenos naturales en esta temporada 2020. Entre siete y ocho serían tormentas tropicales, entre cuatro y cinco huracanes categoría 1 y 2, y entre cuatro y cinco huracanes categoría 3, 4 y 5.