Segunda de dos partes
En Mazatlán se prefirió invertir en turismo y no en un nuevo sistema de agua potable para los habitantes, pese tener una problemática grave de suministro y tuberías al borde del colapso.
La responsabilidad, ha asegurado Luis Guillermo Benítez Torres, Alcalde del Puerto, es tripartita, pues cada una de las obras planeadas y construidas son responsabilidad de los tres órdenes de Gobierno.
“No vamos a llevar a los turistas a las colonias”, dijo el 31 de julio ante empresarios de Culiacán, en una gira de promoción de su trabajo como Alcalde.
En Mazatlán hay una red de agua potable vieja compuesta de tres tuberías funcionando. Una de ellas, la que distribuye la zona industrial, el Centro de la Ciudad y el atracadero de barcos. Otras dos distribuyen de agua a las colonias que albergan a más de 500 mil habitantes y la zona turística, que solo en 2019 recibió a 4.7 millones de personas.
La Secretaría de Turismo federal reveló en 2018 que ese turismo usa 330 veces más agua que toda la población de Mazatlán y que la infraestructura hidráulica era insuficiente.
Pese a la advertencia, se paró una de las obras más importantes para el suministro de agua, llamada “Cuarta Línea”.
“Con una inversión de un poco más de 60 millones de pesos, este proyecto se está llevando a cabo con recursos propios de la paramunicipal y comprende desde la Planta Potabilizadora Los Horcones hasta el Tanque Flores Magón 5000”, se indicó en un comunicado de la Junta Municipal de Agua Potable (Jumapam) de Mazatlán el 28 de agosto de 2018.
“Actualmente se está trabajando la primera etapa, que contempla 3 mil 700 metros de tubería, de un total de 17 mil 500 metros y se prevé terminar en cinco meses”, añadió el mismo comunicado.
La obra quedó inconclusa, solo se conectaron los primeros 3.7 kilómetros y se le dejaron de destinar recursos.
Esa tubería de 42 pulgadas permitiría abastecer de agua y dar tiempo suficiente para poder reponer las otras tres que cruzan el Puerto sin provocar cortes extensos del servicio, como los que suceden cada vez que se descompone alguno de los tramos de cualquiera de ellas, de acuerdo con Ismael Tiznado Ontiveros , gerente general de Jumapam.
“Eso ya es un problema porque la vida útil ya se pasó. La Cuarta línea, que ya hay un tramo de tres kilómetros, vendría a dar un desfogue a esa problemática ya existente, más seguridad extra de tener agua, porque además de que son líneas viejas, cuando se rompe una línea hay que parar la potabilizadora para que no pase agua y le pegas a toda la Ciudad”, dijo en entrevista para ESPEJO.
El costo aproximado superaría los 200 millones de pesos, un precio similar al de la remodelación de la avenida Camarón-Sábalo, donde se encuentra la mayoría de los hoteles, llamada también zona dorada de Mazatlán.
La remodelación se hizo a través de la licitación LO-925004998-E1-2020, por un monto de 183 millones 921 mil 435 pesos con fondos de la Secretaría de Hacienda y Gobierno del Estado.
Otra obra de índole turística, de acuerdo con el proyecto de Gobierno del Estado, es la construcción del estadio de futbol. Ese inmueble tuvo un costo superior a los 670 millones de pesos.
Es decir, con ese dinero se pudo terminar de construir la “Cuarta Línea” y hacer una línea más.
Apenas el 23 de julio, cuando la Banda El Recodo tocaba al interior de ese estadio a un grupo de funcionarios del Gobierno de Sinaloa y empresarios del equipo de futbol Mazatlán FC, habitantes del fraccionamiento Pradera Dorada se manifestaba a las afueras del inmueble.
“Los vecinos de Pradera 6 estamos desprotegidos ante el Coronavirus, no tenemos agua ni para lavarnos las manos”, se leía en una pancarta que fue fotografiada.
Un vecino del sector mencionó que esa manifestación fue controlada luego de que elementos de la Policía Municipal, la Guardia Nacional y el Ejército se presentaran en el lugar.
Al siguiente día, funcionarios de la Junta Municipal de Agua Potable de Mazatlán se reunieron con representantes de Pradera Dorada, así como con directivos de la empresa constructora Mezta, y acordaron que se proveería de agua en pipas, debido a que no se tiene infraestructura hidráulica suficiente para hacerla llegar de manera directa.
Eso sucede con distintas zonas de Mazatlán, principalmente en el sector norte.
La solución momentánea se encuentra en la inversión de infraestructura para la planta potabilizadora en un pueblo llamado Miravalle, donde se han invertido alrededor de 350 millones de pesos en tres etapas.
También se han invertido 427 millones en la terminación de un acueducto desde la presa Picachos hacia las potabilizadoras de Miravalle y Los Horcones.
En total se ha gastado más de 770 millones de pesos para un proyecto que “aliviará” el desabasto de agua por 30 años, según la estimación de Gobierno del Estado.
“Esta potabilizadora va a traer más de mil litros por segundo”, aseguró Tiznado Ontiveros y luego describió que esa agua se distribuirá en la zona norte de Mazatlán y el área rural.
“De 2 mil 170 vamos a pasar a 3 mil 170 litros por segundo”, agregó.
Después de que empiece a funcionar, prosiguió, se deberán construir nuevas líneas distribución de agua, pero eso sucederá con proyectos posteriores, mientras tanto se tendrá que atender con las tres ya existentes, que sufren de averíos constantes por tener más de 50 años de antigüedad.
Trabajo realizado en colaboración con la Periodista Scarlett Nordahl.
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