Ni hacían falta más elementos de corroboración para que los sinaloenses nos diéramos cuenta de lo atrasado que está el modelo de prevención, investigación y atención a la violencia de género cuyos números los expone con cierta contundencia la Fiscalía General del Estado: de 2017 a la fecha se han cometido más de 80 mil delitos diversos que afectan a mujeres, entre éstos alrededor de 200 homicidios dolosos.

Culiacán es por cierto el municipio que domina en los datos oficiales en lo referente a feminicidios, con 80 casos, y es también el Ayuntamiento que menos políticas púbicas implementa en torno a las mujeres no sólo en lo que se refiere a seguridad pública sino en oportunidades de desarrollo en general. Los ataques contra este sector de la población poco o nada figuran en la agenda del alcalde Jesús Estrada Ferreiro.

En concordancia con la insensibilidad y negligencia sobre la problemática de inseguridad e incertidumbre en general de las mujeres, las declaraciones de la procuradora de protección de niñas, niños y adolescentes del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Culiacán, Liliana Pimentel Villalobos, abonan a la mentalidad de los agresores que desde la atrasada visión machista consideran vulnerable al sexo femenino al mismo tiempo que las autoridades encargadas de castigar los delitos contribuyen con la cuota de impunidad.

Dos frases de la servidora pública remachan la inutilidad de quien desempeña el cargo en el DIF y quien la contrató. “Me dice un comandante: no, me dijo, son homosexuales, son transexuales. Ah, okei, me fui tranquila” y “ya más tarde que empezaron a sacar los medios la nota, que al parecer eran unas adolescentes, que los padres no reportaron como extraviadas, que no hubo la cultura de la Alerta Ámber, que no hubo la cultura de la denuncia de la desaparición, porque la mamá de una de ellas es adicta, son niñas ingobernables, de las que ‘ahorita vengo, ya me voy’ o andan en calle y los padres no cuidan”.

Existe en todo Sinaloa la misma actitud gubernamental hoy remarcada en Culiacán, de gobiernos que no ven, no oyen ni hablan de la violencia contra las mujeres, tratando este asunto tan delicado como una cuestión de última prioridad y, aparte de la estupidez dicha por Liliana Pimentel, ahí tenemos la designación de la nueva directora del Instituto Sinaloense de las Mujeres, cargo que el gobernador Quirino Ordaz Coppel maneja como cuota de poder cedida a terceros siendo que es una cuestión trascendente y de vida o muerte para la población femenina.

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