Culiacán

No tires tus libros viejos, don José te los recibe en su acopiadora

“Siempre me ha ido bien, es un juego esto. Yo no trabajo, yo juego, tú me das papel moneda yo te doy papel impreso, tú ocupas un libro yo te lo pongo en tus manos”, explica.

Al caminar por la calle Josefa Ortiz de Domínguez a la altura de la Facultad de Enfermería se encuentra uno con un establecimiento que podría lucir fuera de época. De entrada pudiera parecer una librería de libros viejos y usados como los instalados en las inmediaciones de la plazuela Obregón.

De la parte de afuera se aprecia a simple vista pilares de libros. Los hay gruesos que sobrepasan las quinientas páginas, delgados de menos de 200; de todos los tamaños con portadas de todos los colores, eso sí, todos viejos y usados; unos más polvorientos que otros.

En anuncio publicitario instalado sobre sus barandales se lee “Acopio de libros”. Pero, ¿cómo funciona un almacén de este tipo? Para cerciorarnos nos acercamos con José Torres, la persona que hace andar este lugar atípico en la ciudad de Culiacán.

“Las personas cuando no hallan donde dejar lo libros que ya no ocupan, y para que no los tiren, aquí los traen. Vienen otras personas, se llevan algunos y así. Me dejan una propina o despensa, cualquier cosa, no se pone precio a los libros”, explica sin mayor complejidad.

El señor de 63 años subraya que lejos de hacerlo con fines comerciales o lucrativos, su iniciativa nació más por un propósito cultural y con un sentido comunitario. Señala que por un sentimiento de empatía hacía la lectura y por quienes no tienen la posibilidad de comprar libros nuevos. “Aquí pueden encontrar”, sostiene.

Uno puede simplemente acudir y llevarse un libro sin compromiso, aunque lo recomendable es dejar alguna cooperación para cubrir los servicios de las instalaciones. José Torres comenta que él atiende muy bien la primera vez y dependiendo de cómo ve a la persona lo sigue atendiendo.

“A veces llegan ratones de biblioteca a ver qué se llevan; y pues sí, los dejo ser una vez, pero ya la segunda vez se le pone precio al libro. Se trata de ser recíprocos unos con otros, no te vas a llevar 5 ó 6 libros y vas a dejar 20 pesos, que haya algo de corresponsabilidad, para qué, para pagar los gastos, la luz”, advierte.

Desafortunadamente don José admite que los visitantes cada vez son menos, pueden pasar días sin que nadie acuda a visitar su recinto. Lamenta que en la ciudad haya pocos lectores; no obstante, comparte que algunos visitantes ya son asiduos al lugar, aunque eso sí, muy pocos: “A nadie le interesa esto ya, está muy descuidado este rubro, muy olvidado, lo de los libros”.

Comparte que él comenzó a vender libros a la edad de 12 años, ya que su padre se desarrollaba en ese oficio. Su papá se especializaba en comercializar libros de ciencias médicas visitando todos los consultorios de Culiacán para actualizar a los doctores sobre los más recientes avances en ese ámbito.

“Yo seguí con la tradición, pero llegó el internet y ya no ocuparon los libros los doctores, ahora se actualizan en la computadora”, explica. 

A pesar de esto José Torres tampoco consideró esto como una adversidad, dice estar consiente que el mundo tiene que ir en armonía con la modernidad y el progreso.  

“Siempre me ha ido bien, es un juego esto. Yo no trabajo, yo juego, tú me das papel moneda yo te doy papel impreso, tú ocupas un libro yo te lo pongo en tus manos”, explica. 

Don José hace una invitación a la ciudadanía para que no tiren sus libros arrumbados, ya que considera que es un pecado hacerlo, “está mejor traerlos al acopio y aquí le damos vuelo a algún lector que lo pueda pagar”. 

Comenta que hace muchos años que dejó de comprar libros o comercializar con ellos, simplemente se dedica a recaudarlos.

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