En un ejercicio de aproximación a lo que sería el Gabinete del hoy gobernador electo, Rubén Rocha Moya, la revista digital ESPEJO consultó con fuentes directas al ámbito en que se toman las decisiones y logró anticiparse al anuncio de quiénes serían los principales protagonistas en la administración pública estatal que inicia el primero de noviembre de 2021 y concluye el 31 de octubre de 2027.
Destacan perfiles como el de Enrique Inzunza Cázarez, quien se desempeña como magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y ocupará la Secretaría de Gobierno, el segundo cargo más importante en la estructura gubernamental. También sobresale Graciela Domínguez Nava, ex presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado que ocuparía la titularidad de la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas. Otro caso que llama la atención es la eventual designación del empresario Javier Gaxiola Coppel en la Secretaría de Desarrollo Económico.
Hasta el momento son tomadas en cuenta trayectorias valiosas como las de Óscar Fidel González Mendívil, ex procurador de justicia de Sinaloa y Aguascalientes, la jueza Sara Bruna Quiñónez Estrada, reconocida por su tarea anticorrupción desde el Poder Judicial, para las encabezar la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía Estatal Anticorrupción, en ese orden, así como Ruth Díaz Gurría y Marianne Brito Rodríguez que a partir de sus amplios conocimientos estén al frente de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Secretaría de Turismo, respectivamente.
En la posible integración del equipo de trabajo Rubén Rocha envía señales interesantes que anticipan las buenas hojas de servicios por encima de cuotas o cuates privilegiados por criterios políticos.
Esto es lo que en verdad importa: generar la expectativa de un buen gobierno cuando al aparato público van los que cuenten con más capacidades, vocaciones de servicio y apego a la transparencia, rendición de cuentas y honestidad.
Sinaloa necesita de probidades, voluntades y credibilidades. Ya no queda más tiempo para experimentos de gobierno como aquel que empezó con la elección de 2018 de la cual emanaron alcaldes y diputados improvisados con actuaciones desafortunadas que hasta la fecha se apegan al esquema de prueba y error. Para la época que viene, de complejidades derivadas de flagelos como el coronavirus, la violencia y sus secuelas y la corrupción alentada por la impunidad, se requerirá de quienes le entren a resolver los problemas sin recurrir a la simulación y las negligencias que acaban pronto con las esperanzas y confianzas ciudadanas.
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