Elena tenía 14 años de edad la primera vez que le ocurrió. Fue en secundaria, estaba en su última clase del día. Ella recuerda que comenzó a sentirse mojada, pensó que su banco tenía agua y se levantó, ahí fue cuando su compañero de atrás comenzó a reír y el profesor se acercó a ver qué pasaba. Elena no podía responder de la vergüenza y el miedo que estaba sintiendo, había escuchado por sus amigas que era normal, pero no pensó que le sucedería sin previo aviso.
A duras penas le explicó al profesor que sucedía: había tenido su primera menstruación. Al escuchar esto provocó la risa de más compañeros: “Elena tiene sangre, Elena se orinó” comenzaron a canturrear su compañeros varones, mientras que sus compañeras que ya habían pasado por eso la miraban con pena. Una de ellas se ofreció a llevarla al baño, le prestó su suéter para que se lo amarrara a la cintura y así no se notara tanto.
Primero llegaron a dirección para pedir una toalla sanitaria, fueron al baño mientras la secretaria de la secundaria les llamaba a sus padres. Fue la amiga de Elena que al verla con las lágrimas en los ojos, quien le mostró como colocar la toalla y le dio algunos consejos.
En su casa, fue su papá quién contestó el teléfono, entendió lo ocurrido y fue a recogerla. Elena nunca olvidará ese día porque además de la burla de sus compañeros que eran igual o más ignorantes del tema que ella, tuvo que soportar los comentarios de su papá diciéndole que ya era una señorita, que su niña había dado el salto a mujer, mientras que ella sentía que no había cambiado nada. Era la misma Elena de siempre.
El tiempo pasó. Elena recuerda que debido a esto se sentía muy insegura cada vez que tenía el periodo, odiaba ir a la tienda a comprar toallas femeninas o buscaba usar pantalones holgados para que no se marcara la toalla.
Actualmente tiene 35 años y comenta que fue hasta que cumplió los 18 cuando comenzó a hablar de ello de manera más abierta. Comprendió que era algo natural en las mujeres y no tenía por qué sentirse mal, a excepción de los cólicos y los síntomas comunes del periodo.
MENSTRUACIÓN DIGNA
Así como Elena, muchas mujeres, jóvenes y niñas han tenido que pasar por alguna situación de vergüenza derivada de “accidentes” durante su periodo, en algunas de ellas esto ha dejado una marca en su desarrollo emocional.
La raíz de esto es que en México se educa a las niñas para que oculten su menstruación y para que no hablen de ello en público, a pesar de que es un proceso natural en una mujer.
Para romper con esto, en la última década se ha venido reforzando el tema de la “menstruación digna”, el cual busca eliminar el tabú que discrimina a la mujer por menstruar, legislando para que las personas menstruantes puedan tener acceso a toallas sanitarias, tampones y/o copas menstruales de manera gratuita en las escuelas públicas, así como quitarle el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los productos menstruales.
Hasta ahora, Michoacán es la única entidad que ha aprobado la reforma para ofrecer productos menstruales gratis en escuelas.
Sin embargo, en Sinaloa ya se abrió el tema: el pasado 29 de junio del 2021, la diputada Yeraldine Bonilla Valverde abrió un posicionamiento durante la sesión del Congreso del Estado para dignificar la menstruación eliminando el IVA de los productos menstruales y ofreciéndolos gratis en las escuelas.
Expuso que en un país donde habitan más mujeres que hombres, donde más de 43 millones de niñas, adolescentes y mujeres, entre los 15 y 50 años menstrúan cada mes, es increíble que como sociedad no se esté familiarizado con el periodo y las dificultades que se atraviesan por el mismo.
“Tan solo para dimensionar la situación: Aproximadamente, una mujer menstrúa dos mil quinientos treinta y cinco días de su vida. El equivalente a 7 años seguidos. Además de que 4 de cada 10 mujeres que menstrúan viven en pobreza multidimensional”, dijo.
Agregó que la mujer gasta cerca de 26 mil pesos en toallas sanitarias o 30 mil pesos en tampones al año, lo cual representa entre el 6 y 8 por ciento de los ingresos de las familias con menos recursos.
“Hablar de menstruación digna nos convoca a buscar la equidad en los salarios de las mujeres”, puntualizó. Podemos concluir que el manejo de la higiene menstrual es un tema de derechos humanos, tiene que ver con la igualdad de género, del derecho al agua y saneamiento, el derecho a la salud, a la educación y a la participación ciudadana”, dijo.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Además del tema económico, donde para muchas mujeres de escasos recursos es muy difícil acceder a estos productos de higiene, también está el hecho de combatir el abandono y la deserción escolar, ya que muchas niñas y adolescentes prefieren no asistir a clases durante su periodo, para evitar “accidentes”.
Asimismo, rompe tabúes, abre las puertas a que se fortifique la educación sexual y previene traumas psicológicos, como es el caso de Elena.
En este aspecto, la psicóloga jurídica, especialista en temas de violencia de género y sexualidad, Angie Arellano comentó que la menstruación llega a ser una cuestión que violenta y discrimina a la mujer, de ahí la necesidad de dignificarse.
“La menstruación la podemos ver como un sinónimo de debilidad, de que muchas veces nos incapacita en muchos sentidos cuando estamos en nuestros días, nos invalida, hasta la utilización del machismo es `ay no te voy a decir nada porque andas en tus días´, es un tema de vergüenza, de violencia y discriminación”, mencionó.
Añadió que una mujer, que en su niñez pasó por una situación de vergüenza grande como la ocurrida con Elena, puede generar problemas de autoestima e inseguridad.
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