Con la popularización de diferentes tipos de dietas estandarizadas, que son implementadas en la mayoría de los casos como una herramienta para perder peso, se pierde el enfoque esencial de la planificación alimenticia, que es elegir alimentos que contengan los nutrientes necesarios para el estilo de vida de cada persona.

La pandemia por covid-19 y la montaña rusa de emociones que trajo consigo dejo estragos en el ritmo de vida y las conductas de muchas personas, que encontraron en la comida rápida y con poco valor nutrimental un refugio para soportar los meses de encierro, la angustia o el estrés de vivir con miedo a contagiarse o perder a un ser querido.

Esto ha incentivado la popularización de dietas que proponen un rápido bajo de peso a través de la intermitencia entre comidas o la implementación de regímenes de alimentación cetogénica, las cuales son poco recomendables porque exponen al organismo a carecer de vitaminas y nutrientes que solo se consiguen en cierto tipo de alimentos.

Otro mecanismo que algunas personas utilizan es autorregular su consumo de productos chatarra, o pensando erróneamente que dejando de comer productos dulces o harinas de cualquier tipo lograrán su meta de manera más rápida; sin embargo este tipo de sistemas pueden ser poco funcionales por la falta de disciplina y conocimientos para generar un plan alimentación adecuado para sus necesidades energéticas.

Conversamos con el nutriólogo Alejandro Cruz, quien se dedica a asesorar, acompañar y desarrollar planes alimenticios personalizados que respondan a las necesidades particulares de cada persona.

‘Como hemos escuchado en muchas partes, cada cuerpo es distinto, por ende las necesidades de estos van a ser diferentes también. Tenemos personas que necesitan consumir cierta cantidad de calorías, algunas vitaminas en específico, minerales, etc. Sin mencionar la proporción de los macronutrientes, que son las proteínas, grasas e hidratos de carbono. Para saber las necesidades de cada persona, el profesional de la salud, en este caso el nutriólogo/a, debe evaluar al paciente apoyándose en antecedentes, valoraciones físicas y químicas, y sus hábitos dietéticos. Cada punto importa, y considerando que todos tenemos hábitos diferentes, nuestras dietas deberán serlo también’ dijo.

‘Dietas compartidas’

Las llamadas “dietas de cajón” son aquellas que tienen algunos nutriólogos/as ya elaboradas con cierta cantidad de calorías y, sin tomar en cuenta nada más que ese dato, las aplican en cualquier paciente, dejando por un lado los macro o micronutrientes que se requieran, provocando que se genere una deficiencia o algún exceso de los mismos, explica el nutriólogo.

Una dieta balanceada

En cuanto a alimentos indispensables, igual se va a considerar el tipo de requerimiento de cada paciente. Lo que sí sería ideal es la variedad en el consumo. El consumir todo el tiempo los mismos alimentos va a provocar que se ingieran siempre los mismos nutrientes, y al mismo tiempo provocaría deficiencias de aquellos que no se están consumiendo, añade.

Los hidratos de carbono (frutas, cereales, leguminosas, lácteos), como la glucosa, van a ser la fuente principal de energía para el cuerpo; las proteínas (alimentos de origen animal, cereales y leguminosas) van a funcionar en el músculo, y las grasas (aceites, alimentos de origen animal, semillas) también tendrán su función importante a nivel celular y como reservorio de energía. Todos son importantes.  

El problema de autorregularse

El nutriólogo explica que desarrollar un plan de alimentación sin asesoría profesional , se puede dar origen  a enfermedades o condiciones derivadas de algunas deficiencias o excesos. El llevar una dieta alta en hidratos de carbono puede generar una obesidad o diabetes; una dieta alta en proteínas, a una enfermedad renal, y un alta en grasas nos puede llevar a enfermedades en el corazón o el hígado.

Lo que hace un profesional de la salud, mediante la valoración médico-nutricional, es obtener los requerimientos del paciente, para después pasar con la elaboración del menú. Si no se obtienen esos datos al comienzo del tratamiento, el desarrollo de este no va a ser óptimo.

Además, se debe tener mucho cuidado con la información que se encuentra en internet, sobre todo en redes sociales, que generalmente es alarmista y a conveniencia de quien esté buscándola. Si alguien busca “por qué consumir lechuga es malo”, encontrará información que le indique esto, así como si buscara “por qué consumir lechuga es bueno”.

El futuro es hoy

Con el furor por la tecnología, las apps también han encontrado la forma de inmiscuirse en el cuidado personal, dando vida a mecanismos que no solo sirven para medir el tiempo haciendo ejercicio, sino que ahora ayudan a las personas a medir las propiedades nutrimentales de los alimentos, así como a generar planes alimenticios a través de sistemas prediseñados.

‘Por ejemplo, hay aplicaciones que te ayudan a llevar un conteo de macronutrientes, no solo de calorías. A veces los pacientes prefieren hacer sus propios menús, entonces nada más les dicen qué tanto hidrato de carbono, proteína y grasas debe comer. También están Las apps de recordatorios también son buenas porque llevar una rutina para las horas de comidas ayuda a fomentar un buen hábito’ dice al respecto

Las apps que te dan menús no son recomendables, ‘porque aunque metas mucha información personal, siempre existe el factor del error que el paciente puede cometer al tomar medidas o dar algún dato, ya que estos tienen sus formas correctas de tomarse’ añade.

Por último, el nutricionista señala que las dietas dependerán de las necesidades de cada persona y al mismo tiempo de sus objetivos. Si el paciente busca bajar de peso, la dieta estará enfocada en ello. Si se busca aumentar, también se realizará una en busca de ese objetivo. Si la persona tiene algún padecimiento, como diabetes o alguna condición renal habrá que realizar una dieta especializada en ello, siempre en compañía de un profesional.

Contacta a Alejandro