De acuerdo con el Gobierno Federal el regreso a clases presenciales es inminente en todo el país.
Después de más de un año de haberse aplicado la modalidad a distancia por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el día de hoy hicieron oficial la decisión al dar a conocer las 10 acciones para el retorno a las aulas.
En vísperas de esta gran movilización estudiantil y magisterial, en Espejo nos dimos a la tarea de hacer un recorrido por distintas primarias y secundarias públicas de Culiacán para contemplar de primer mano las condiciones en las que se encuentra las instalaciones.
De entrada, a lo largo de este trayecto nos dimos cuenta que mientras existen escuelas en óptimas condiciones para recibir al alumnado, hay otras que es evidente que a lo largo de toda la crisis sanitaria no se han parado por ahí.
Si bien es cierto que apenas el pasado 10 de agosto la SEP hizo circular un comunicado convocado a padres y madres de familia y al profesorado para implementar jornadas de limpieza, muchas de ellas no esperaron indicaciones oficiales para priorizar su mantenimiento a pesar del cierre de ellas a lo largo de este tiempo.
En la escuela federal “Tipo”, por ejemplo, nos percatamos que la limpieza de las aulas, pasillos y entrada principal recurrentemente ha sido aseada.


Incluso durante el momento de nuestra visita pudimos platicar tanto con el personal de mantenimiento y la directora, quienes nos informaron que en los que respecta a ellos, se han dedicado a acudir cada tercer día a realizar limpieza, y que por lo tanto, sus instalaciones están listas para comenzar el ciclo escolar.
Caso similar sucedió con la escuela primaria Ford-2 “22 de septiembre de 1972”, donde toda la matrícula docente se encontraba barriendo, trapeando, podando el matorral; de igual forma acompañado de cerrajeros externos.
En dicho centro educativo profesores lamentaron que después de estos meses su escuela ha sido vandalizada en varias ocasiones; sin embargo, los que más les preocupaban, en el caso específico de ellos, era el riesgo de regresar a clases en semáforo rojo, compartiéndonos incluso que su directora se encuentra convaleciendo por Covid-19.


El caso de los ejemplos anteriores contrasta radicalmente con otras escuelas visitadas, donde su deterioro es preocupante: maleza, basura acumulada, montañas de hojas secas, plantas eléctricas bandalizadas, vidrios quebrados; las imágenes tétricas se refuerzan al observar los candados oxidados de sus entradas principales.
Ejemplo de estas es una de las primeras primarias de Culiacán, la popularmente conocida como “La 8”, donde por sus características arquitectónicas de principios de siglo XX, desde el exterior sus pasillos y paredes reflejan un aspecto lúgubre.


De una época similar es la primaria General Ángel Flores en la colonia Gabriel Leyva, donde hasta un indigente se encontraba durmiendo en uno de sus salones cuando acudimos a revisar.


Durante nuestro recorrido nos dimos cuenta que a lo largo de la pandemia de Covid-19, mientras las escuelas públicas (y privadas) estuvieron cerradas, dependió de las direcciones individuales de cada una de ellas, la iniciativa de mantenerlas limpias o descuidadas en este tiempo.
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