Mansplaining; que ningún vato te lo explique
No se trata de fenómeno aislado, ni de un hábito ocasional, sino de una mala práctica generacional que puede influir de manera directa en la autopercepción intelectual de las mujeres y alterar el desarrollo de la personalidad de niñas y adolescentes.
¿Alguna vez un hombre te ha interrumpido para decir exactamente lo mismo que ya habías comentado? ¿Alguna vez en casa te dijeron que no deberías opinar sobre algún tema porque ‘es cosa de hombres’? ¿Te ha pasado que tienes la razón sobre un tema, pero un hombre siempre tiene algo que agregar para hacer parecer lo contrario?
Hace más de 10 años a la autora Rebeca Solnit le pasó algo similar en una fiesta en la que un hombre le recomendó leer un libro para que explicara mejor sus ideas, el libro que le recomendó era de la autoría de la misma Solnit. El suceso pudo pasar como un simple momento incómodo, sin embargo, dio origen a las primeras narrativas académicas sobre el machismo que existe en el discurso humano y los procesos de aprendizaje, a través del ensayo Los hombres me explican cosas.
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De las narrativas que mujeres compartían a inicios de 2011 en blosg sobre feminismo, surgió el termino mansplaining para identificar la soberbia con la que los hombres invisibilizaban, burlaban o interrumpían habitualmente las experiencias y conocimientos de las mujeres.
“El concepto tiene su mayor expresión en aquellas situaciones en las que el hombre sabe poco y la mujer, por el contrario, es la ‘experta’ en el tema, algo que, para la soberbia del primero, es irrelevante: él tiene algo que explicar y eso es lo único que importa” precisa Solnit.
Años después Lily Rothman, presentó un concepto más puntual para definir cualquier situación en la que un hombre de por hecho que la opinión de una mujer no es válida, o que obstaculice la intervención de una mujer en cualquier tipo de diálogo.
Para Rothman el mansplaining es el acto de explicar sin tener en cuenta el hecho de que la persona que está recibiendo la explicación sabe igual o más sobre el tema que la persona que lo está explicando, puntualizando que este comportamiento es más común por parte de los hombres hacia las mujeres.
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No se trata de fenómeno aislado, ni de un hábito ocasional, sino de una mala práctica generacional que puede influir de manera directa en la autopercepción intelectual de las mujeres y alterar el desarrollo de la personalidad de niñas y adolescentes.
Mariel Yee, activista del Colectivo de Mujeres Activas Sinaloenses y Feministas Alteradas Sinaloenses, comenta que progresivamente esta forma de machismo da origen a pensamientos interiorizados, adoptados y replicados, por hombres y ocasionalmente por otras mujeres, principalmente para actividades o áreas que con el tiempo han sido asociadas con el sexo masculino.
‘Se trata de un juego de poder que va en contra de niñas, adolescentes y mujeres, es tan sutil que a veces cuesta detectarlo, porque se da de manera condescendiente, como cuando te dan la razón, pero luego giran el discurso para dar la contra o evidenciar aspectos del dialogo de la mujer, aunque ella sea experta, o sustente su pensamiento en una fuente confiable’ explica la activista.
Un mansplainer:
- Siempre busca la manera de dar la contra al discurso de una mujer.
- Agrega puntos de vista no necesarios a la opinión de una mujer.
- Hará creer a los demás oyentes que la opinión de una mujer es poco valiosa.
- Intentará apropiarse de espacios destinados a la expresión femenina.
‘El buscar restar importancia la opinión de las mujeres es un hábito que los hombres han arrastrado por demasiados años hasta convertirlo en una conducta normalizada e interiorizada, a las mujeres se nos ha bloqueado incluso para contar nuestras propias historias, por eso el señalar estas prácticas tiene un impacto positivo en la seguridad y autopercepción de las mujeres’ comenta Mariel Yee.
También menciona que se deben fortalecer los círculos de apoyo entre mujeres para evidenciar estas prácticas y no verlas como una situación cómica o incómoda, sino de reflexión. Señalando que ‘la mejor forma de combatir estas explicaciones innecesarias es evidenciándolas en el momento’ no solo para que el hombre entienda que está mal, sino para que las mujeres que son oyentes no interioricen estos actos y sientan que su opinión es valiosa y debe ser compartida.
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Otro punto importante es trabajar con las infancias el tema del respeto a la participación y el libre diálogo, para que tanto niñas como niños no sean herederos de estas prácticas y puedan entablar relaciones más equitativas en el futuro.
El primer paso para combatir este tipo de costumbres tan arraigadas, es reconocer que existen y que pueden afectar de manera progresiva la seguridad y la autoestima de niñas, adolescentes y mujeres.
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