Ojalá que se les esté dando buen uso a esas máquinas a quién las haya recibido”, comenta con resignación el ingeniero mecánico y divulgador de la ciencia Armando Gámez Wilson,  esto al recordar como su viejo espacio de trabajo por más de 20 años era desmantelado y finalmente desaparecido por una supuesta modernización del Centro de Ciencias de Sinaloa.

Reubicado ahora en un pequeño escritorio en un espacio compartido junto con sus demás colegas desplazados por una nueva generación al frente del hoy Museo Materia, el encargado del extinto Laboratorio de Manufactura Flexible del Centro de Ciencias narra como muchos de los sus equipos bajo su supervisión durante mucho tiempo fueron desaparecidos, otra embodegados, algunos otros donados; incluso fue testigo de cómo un equipo computarizado costoso se les caía de las manos a los trabajadores a la hora de demoler el viejo recinto del único centro divulgador de las ciencias en el estado.

“Es cierto, hay algunos espacios más grandes donde tienen equipos pero ya nos dijeron que estos equipos son del Museo Materia y no para laboratorios”, explica.

A pesar de las decisiones políticas ajenas a su voluntad,  Armando todavía carga con la satisfacción de haber impartido cientos de cursos en todos los niveles educativos. Durante los cursos de verano, por ejemplo, recuerda como los niños se llevaban la creación de sus productos, en este caso pequeños robots que los mismos estudiantes sacaban caminando del laboratorio.

“Era una felicidad y al final de cuentas los estudiantes se llevan el aprendizaje, es esa satisfacción que queda en nosotros”, añora.

Si bien la propuesta del Museo Materia es ofrecer un espacio transversal donde se intenta mezclar la ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, incluso la moda y en general la innovación, lo que lamenta este grupo de científicos e investigadores fundadores del Centro de Ciencias es la pérdida del estrecho vínculo que se forjó a lo largo de los años con el sistema educativo en el estado.

Fuente: zonaturistica.com

“La razón del centro de ciencias era complementar la educación, llevarla más allá de lo tradicional. Labastida Ochoa creó el Centro de Ciencias porque era más barato que equipar los laboratorios de todos los planteles educativos en el estado”, explica por su parte Edgardo Molina, viejo encargado de los laboratorios.

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Por sus salas temáticas, principalmente los estudiantes podían tocar e interactuar con los equipos que supuestamente eran obsoletos; sin embargo, los niños satisfacían su inquietud incipiente por la ciencia y la tecnología.

“El estudiante hoy no puede asistir a aprender los principios básicos de la mecánica, de la física, de la electricidad, del magnetismo, cómo los niños se maravillaban. Hacia reflexionar a los niños los principios científicos”, defiende Edgardo Molina, quien se encargaba de difundir los talleres de divulgación del Centro de Ciencias, donde llegaban a participar en el Encuentro Nacional de Divulgación Científica con el único propósito de mejorar los talleres de ciencias infantiles, juveniles y a docentes.

Así como el Laboratorio de Manufactura Flexible a cargo de Armando Gámez, el viejo Centro de Ciencias contaba con otros 9 laboratorios más, cada uno con sus propias bitácoras de actividades educativas. Estaba el Laboratorio de Ciencias de la Vida, el de Química, Biotecnología, Procesos Industriales, el de Mecánica, entre otros; además de cuatro talleres de actividades prácticas como el de Matemáticas o el de Integración Tecnológica.

Había incluso un área de investigación donde los propios trabajadores podían aplicar a convocatorios nacionales con el propósito de bajar recursos para proyectos o actividades de divulgación. Mientras tanto, para la matrícula educativa del estado se contaba con el Apoyo a Sobresalientes (ASES) con el que diversos niños y jóvenes sinaloenses llegaron a ganar medallas nacionales e internacionales también con proyectos científicos, mismos que llegaron a presentarse en ferias.

Trabajadores del Centro de Ciencias salieron a manifestarse pacíficamente, a través de una marcha que partió del Museo Materia a la Catedral de Culiacán, con el fin de visibilizar la conversión del recinto en un museo de arte y no de ciencia, además de exigir espacios dignos de trabajo y el pago de prestaciones laborales retenidas.

En general, en Centro de Ciencias llegaba a recibir alrededor de 800 alumnos diarios de todos los niveles educativos y rincones del estado: “A mí en lo particular me tocó impartir prácticas desde alumnos de Sonora, de la sierra, hasta las Fuerzas Armadas. En fin, muchas escuelas yo en lo particular desde primaria hasta profesional”, platica el ingeniero y educador Armando Gámez Wilson

“El laboratorio era, te digo era porque ya no existe, una fábrica informatizada, con equipos computarizados, con robots, como si fuera una industria automatizada, con inteligencia artificial. Llegaban los alumnos hasta de maestría y de la Fuerza Aérea de Guadalajara”, comenta.

Desde su punto de vista, reconoce que los equipos de los laboratorios ya tenían sus años, sin embargo, opina que eran máquinas que se podían rescatar: “Siento yo que el Centro de Ciencias no lo debieron de haber eliminado la parte de laboratorios y talleres. Está bien lo que ellos construyeron, pero que lo hubieran construido aparte”.

Armando narra que ya nada queda del legado del académico Fausto Burgueño Lomelí quien dirigió el Centro de Ciencias de 1993 al 2004, además de coordinar Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología: “En 1998 hice un posgrado en Japón, la gran visión del doctor Burgueño fue esa, de que nos quería formar, él me autorizó mi estancia”.

Tan solo la demolición del viejo Centro de Ciencias costo 20 millones de pesos, más 250 mdp para erigir el Museo Materia por el afamado arquitecto Alberto Kalach. En cambio, Edgardo Molina calcula que la pérdida por todos los equipos de los 10 laboratorios y cuatro talleres asciende a 300 millones de pesos.

Al revisar el inventario de los bienes del Centro de Ciencias a través de una solicitud de transparencia, no obstante, no se indica los montos de los casi 8 mil bienes clasificados dentro de los que se encuentren desde unas sillas, escritorios, impresoras, computadoras; hasta objetos emblemáticas de cabezas de animales como las de la abeja, el ave y el pez.

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Proyecto arquitectónico para la creación del Museo Materia

PROYECTO EN TRES ETAPAS

El proyecto ejecutivo integral del Centro de Ciencias de Sinaloa está planteado en tres etapas, en las cuales se construirán espacios independientes iniciando con la Nave-museo, meteorito y péndulo a cargo de la firma local Kratos Arkitekthura

Fases del Proyecto Ejecutivo:

  • Desarrollo de proyecto ejecutivo integral 1a. etapa (Nave-museo, meteorito y péndulo): KRATOS Arkitekthura (Culiacán).
  • Desarrollo de proyecto ejecutivo integral 2a. etapa (Torre y planetario-auditorio): Punto & aparte (Monterrey).
  • Desarrollo de proyecto ejecutivo curatorial-museográfico: Ricardo Rubiales.
  • Proyecto de áreas exteriores por definir como una 3a. etapa.

Por su parte, el actual director general del Centro de Ciencias, Luis Arturo León Tavera sostiene que los viejos laboratorios ya venían en decadencia muy fuerte y algunos había dejado de operar. Argumenta que los principales motivos eran falta de personal, por estar asignados algunos al STASE y otros por jubilaciones.

“El promedio de visitantes diario de esos espacios experimentales desde el 2014 al 2017 era de 11 alumnos por día. Habia laboratorios que no iba nadie a visitarlos, entonces lo que se pretendia hacer era una torre de laboratorios que nos permitiera estar más actualizados, aplicar la innovación abierta, vinculación con otras instituciones y la idea era cambiar la vieja tendencia de asiduos”, explica.

No obstante, León Tavera también manifestó que los otras dos estapas del proyecto quedarán pendientes las cuales serán entregados a la nueva administración que encabezará el gobernador electo Rubén Rocha Moya, quienes serán finalmente que decidan el destino del Centro de Ciencias de Sinaloa.

Sobre esta coyuntura, el grupos de profesionistas que integran químicos, biólogos, matemáticos y demas investigadores adheridos también al Centro de Ciencias comienzan a contemplar una nueva oportunidad para obtener certeza principalmente por el regreso de espacios dignos donde puedan desempeñar sus labores.

“Ya con el regreso de una nueva administración vamos a generar propuestas de como se puediera trabajar”, externa el divulgador de la ciencia Armando Gámez .