“Somos porque producimos y en esa tesitura los agricultores de Sinaloa marcan una tendencia llena de esperanzas”, Heriberto Armando Borboa López

La agricultura es la actividad productiva más importante de nuestro estado, por ende, también la de más tradición en la construcción económica y social del Sinaloa contemporáneo. Destaca a nivel nacional como ejemplo de producción alimentaria; y con ella, se han forjado rasgos de cultura de una sociedad que transita la historia de nuestra entidad.

Los sinaloenses no podríamos entender la historia de nuestro estado sin la participación de los agricultores, mismos que han agregado a dicha actividad el sustrato de su fuerza de trabajo.

Esta tendencia productiva generó que las primeras organizaciones empresariales en el estado se aglutinaran en torno a asociaciones de agricultores al despuntar las primeras obras de infraestructura hidráulica y de irrigación. En el valle de Culiacán fue la construcción del Canal Rosales inaugurado por el gobernador Ángel Flores en 1924, lo que detonó los cimientos de la agricultura industrial con sus primeros 12 mil hectáreas de riego.

Para la construcción se formó la Sociedad Irrigadora del Río Humaya, compuesta por productores que iban a ser beneficiados por el canal, quienes fueron integrados por pequeños y medianos agricultores del margen derecho del  río Culiacán.

La reorganización de la tierra y su derivada explotación fue el impulso principal de las agendas de Estado de los gobiernos posrevolucionarios.  En 1926 con el presidente Plutarco Elías Calles se expidió la Ley de Irrigación que concedió al Estado la soberanía de los recursos hidráulicos del país, creando al mismo tiempo la Comisión Nacional de Irrigación.

Para ese lapso de tiempo, entre 1925 y 1929, el valor promedio anual de la producción agrícola del estado era de 16 millones de pesos, de los cuales 94 lo aportaban cinco cultivos: la caña de azúcar con 29 por ciento; el tomate con 24 por ciento; el maíz con 14 por ciento; alfalfa con 14 por ciento y el garbanzo con 13 por ciento.

Fue en este periodo también que Sinaloa comenzó a consolidarse como primer productor de tomate y garbanzo, manteniendo el segundo puesto a nivel nacional con la caña de azúcar. Por este motivo y la de los otros estados productores el gobierno federal organizó el sector agrícola en el país a partir de la Ley Nacional de Organizaciones Agrarias de 1932.

LEE MÁS: Mestizaje culichi | Los griegos y la conformación del Sinaloa agro industrial

El tema era prioritario como impulsor de la economía como se dijo, por lo que ese mismo año los diputados sinaloenses armonizaron dicha regulación con la aprobación de la Ley de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa.

Teniendo derecho a una representación jurídica, los productores sinaloenses no dejaron pasar ese año de 1932 para constituirse y crearon la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES) un 28 de noviembre.

Esta primera etapa organizativa del CAADES se fundó aglutinando la Asociación de Productores de Legumbres de la Región Agrícola del Río Fuerte, la Asociación de Productores de Legumbres de la Región Agrícola del Río Sinaloa, la Asociación de Productores de Garbanzo y Legumbres de la Región Agrícola del Río Mocorito y la Asociación de Legumbres de la Región Agrícola del Río Culiacán.

En cuanto a los integrantes del gremio de productores de Culiacán se encontraban Manuel Clouthier, Macario Gaxiola, Jesús Almada Salido, Francisco Selder, Francisco Butterfield, Guillermo Camacho, Rafael Bátiz Paredes, Jesús de la Vega, Jorge Chaprales, Demetrio Nicolás, Juan P. Gimis, A. P. Blackstone, Julio Podesta, Carlos de Doig Alvear, Melesio Angulo, Manuel A. Barrantes, Jesús María Tarriba, José María Tellaeche, José Moncayo, Francisco Ritz, Enrique Dalle Mese, Procopio Ramos, entre otros.

De acuerdo al libro del historiador Gilberto López Alanís, Historia constitutiva de CAADES y sus presidentes (1932-2012), esta fue una generación de agricultores de diverso origen social donde llegaron a convivir revolucionarios maderistas, constitucionalistas con herederos de hacendados de familias porfiristas; a su vez con el contenido étnico de migrantes alemanes, griegos, italianos y norteamericanos.

La composición de esta primera asociación de productores reflejó una diversidad en cuanto a su origen productivo, étnico y social, incluso de ella surgió la figura de Eduardo R. Arnold, primer presidente de CAADES en el periodo de 1932 a 1934.

Eduardo R. Arnold fue un productor sinaloense y dirigente agrícola legumbrero de la región del río Fuerte. Entre los acuerdos impulsados en su periodo se encuentra la aprobación del primer crédito de avío para la producción de legumbres, también los trámites que incidirían en la formación del Banco de Sinaloa y el convenio con la empresa estadounidense Express Wells Fargo, con la cual la distribución de la producción generada por la CAADES alcanzaría proyección internacional.

Las gestiones del financiamiento oficial en la siembra de tomate fueron fructíferas en esta administración y con éxito se exportó algodón y garbanzo. También fue exitoso el establecimiento del primer programa de siembras de algunas asociaciones y el apoyo a obras de mantenimiento de la incipiente infraestructura hidráulica.

Entre los logros de Arnold fue involucrar a los presidentes de México en la problemática agrícola de carácter sinaloense.

Por otro lado, la importancia de los empresarios agrícolas en la región fue tan importante para el funcionamiento de la economía sinaloense que entre los proyectos de la fundación del CAADES sus agremiados también gestionaron la creación del Banco de Sinaloa en 1933. Lo anterior porque a principios de la década de los años treinta, una de las quejas principales de los agricultores del centro y norte del estado, se refería a la carencia de créditos bancarios en la entidad.

A causa de ello, argumentaban, tenían que recurrir al financiamiento de las empresas norteamericanas comercializadoras de sus productos, tal y como se lee en el ensayo del historiador Gustavo Aguilar Aguilar, “El sistema financiero y la economía regional en Sinaloa: 1945-1960″.

LEE MÁS: Muere Manuel de Jesús Ortiz Acosta, Agrometeorólogo de la CAADES

El Banco de Sinaloa, S. A., fue fundado por un grupo de agricultores privados sinaloenses y el gobierno federal a través de la Comisión Monetaria el 27 de mayo de 1933 y el primer Consejo de Administración quedó integrado por Felipe Riveros, Francisco Salazar H., Eduardo R. Arnold, Manuel Clouthier, Francisco S. Ritz, Filiberto R. Quintero, Jorge Almada Salido, como propietarios y bajo la presidencia de Eduardo R. Arnold.

Foto: mexicoenfotos.com

Como suplentes fueron designados: José María Tellaeche, Francisco Echavarría y Jesús Almada Salido. Jesús P. Ruiz fue nombrado secretario y comisarios, propietarios Manuel A. Barrantes y Alfonso D. Garza y como suplentes Manuel Llamosa y José Valencia.

No podemos concluir este pasaje histórico del CAADES sin mencionar su emblemático edificio ubicado en el centro de Culiacán, que funciona como su centro administrativo y que para este 2021 es considerado una joya arquitectónica al representar la primera generación de edificios modernos en la capital sinaloense.

Fue durante la dirigencia de Enrique Riveros Castro (1945-1950) que se gestionó la adquisición de un terreno ubicado en la esquina de las calles General Juan Carrasco y General Ignacio Zaragoza donde se construyó en 1948. El proyecto original del edificio fue diseñado por los arquitectos Francisco Artigas, Fernando Best y Germán Benítez.

LEE MÁS: El viejo Culiacán | Edificios históricos: testimonio de identidad cultural

Como dato curioso cabe señalar que durante sus primeros años, aparte de sus oficinas, en el edificio también fue incluido un hotel, principalmente para recibir a las autoridades federales y productores confederados de todos los rincones del estado: el edificio representó la modernidad para Culiacán de los cuarentas.

Actualmente el CAADES continúa siendo un actor muy relevante para la producción agrícola regional y queda reflejada en sus propuestas en el diseño de políticas públicas agropecuarias que le conciernen. Las personas involucradas en la agricultura sinaloense son muestra de una diversidad de orígenes históricos, de interés productivo y de la permanencia de una actividad empresarial y social que ha desbordado a sus fundadores. 

A través de este texto quisimos revivir momentos trascendentes para el agro sinaloense.