Le extinción del registro a los partidos políticos Fuerza por México, Redes Sociales Progresistas y Encuentro Solidario debe ser el punto de partida para regular el surgimiento de siglas que vienen en cada proceso electoral por las prerrogativas económicas sin aportarle el desarrollo democrático, así como tampoco presentan propuestas en beneficio de los ciudadanos.

A los tres partidos les fue ratificada la resolución tomada por el Instituto Nacional Electoral consistente en retirarles el registro, los subsidios y aparte someterlos a la revisión del recurso público y/o privado ejercido en los recientes comicios que fueron definidos el 6 de junio. El Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación resolvió en última instancia que deben desaparecer después de cumplir con los procesos de fiscalización.

Para mejorar la calidad de la oferta política en México es necesario depurar a organizaciones que nacen para coyunturas electorales y al no pasar la prueba de los votos se extinguen no sin antes causarle daños a las finanzas públicas y, por supuesto, a los ciudadanos que pagan impuestos. Estas rémoras para la democracia se aferran al erario más que a los postulados y doctrinas que dicen defender.

A la población en edad de votar se le complica más la decisión electoral con planillas repletas de colores y nombres que en su mayoria son bultos sin ninguna posibilidad de triunfos, aunque sí pretenden dividendos monetarios y posiciones por el principio de representación proporcional. Al no existir en México la segunda vuelta electoral como filtro para que sólo se midan mediante el sufragio los partidos y candidatos de mayor aceptación social, abunda la partidocracia y sus artes embaucadoras.

Tanto FxM, RSP y PES acudieron a la estratagema de justificar que no obtuvieron los sufragios suficientes para mantener el registro a causa de la pandemia de coronavirus. Es decir ni en el último momento de su existencia en el menú electoral nacional dejaron de lado sus aptitudes marrulleras, razón de más para de aquí en adelante establecer reglas rígidas que sin detrimento del derecho a la participación política sí contribuyan a enriquecer la policromía de partidos, perfiles e ideas pensando en que sea México el que gane y ya no más las codicias de los asaltavotos.