Hace un año, en enero del 2021, Carolina, de 29 años de edad acudió ante el Ministerio Público en la ciudad de Culiacán para denunciar que había sido víctima de violencia digital.

Su expareja, una persona en la que en su momento confió, compartió con sus conocidos fotos íntimas de ella.

“Yo realmente no estaba segura en un principio que fuera él por la confianza que yo le llegué a tener, jamás me imaginé que fuera capaz de eso”, comentó Carolina.

Ella y su expareja duraron 4 años juntos, al ser de diferentes ciudades no llevaban una relación como tal, pero sí se tenían la confianza como en cualquier noviazgo.

Carolina no recuerda exactamente porqué, pero dejaron de hablar y de tener comunicación entre ellos.

Tiempo después, cuando ella estaba haciendo su vida normal, casi un año después de dejar de hablarse, le llegó una noticia que cambió su vida para siempre, pues ahora no hay día que no sienta miedo.

“Él lo que empezó a hacer fue empezar a molestar a otro ex novio, mandando ese tipo de fotos que yo le había mandado a él, acompañadas de datos muy específicos como ‘estuve con ella en tal lugar, en tal fecha, mira’. Cuando yo realmente me di cuenta que era él, fue cuando él las envió en un grupo de Whatsapp, en ese grupo teníamos amigos en común y uno de ellos me habla para preguntarme si yo que sabía de él y me comenta sobre eso”, narró.

Ella, aún sin saber cómo reaccionar ante esta invasión a su privacidad, llamó a las personas que estaban en ese grupo de whatsapp y les pidió que borraran sus fotos, pero esa puerta ya había sido abierta y no sabía qué hacer para detener a su expareja.

“Mi idea en un principio fue ir a buscarlo a él, pero me sentía desprotegida (…) realmente no me quería arriesgar tanto, porque yo no sabía cómo él iba a reaccionar”, dijo.

Carolina le comentó esta situación a una amiga que estudiaba la licenciatura en Derecho, ella le habló sobre la Ley Olimpia, un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violan la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, también conocida como ciberviolencia.

“Entonces anduvimos investigando y yo fui a hacer una denuncia a Culiacán porque realmente ahí sucedieron más los hechos. Es demasiado vergonzoso hacer una denuncia de ese tipo, porque como cualquier denuncia debes de llevar pruebas y es muy difícil tener que llevarte a ti misma y que las personas que están ahí te vean de esa manera”, comentó.

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Señaló que para ella fue una experiencia muy horrible el ir a levantar la denuncia ya que el proceso a seguir es confuso, ella tenía mucha vergüenza y el personal del ministerio público la revictimizó en diversas ocasiones.

“Yo quedé con una muy mala experiencia con las denuncias que uno hace de ese tipo porque realmente no te toman la importancia que debería de ser. Cuando yo no quería hablar sobre el tipo de demanda o denuncia, una de las personas me dice ‘así te hubiera dado vergüenza cuando hiciste eso’, algo así me dijo, la verdad era la persona que me acompañó quien hablaba por mí porque a mí me daba mucha pena”, dijo.

Añadió que después de poner la denuncia, un licenciado le habló para pedir más información sobre los hechos pero no le han dado seguimiento.

“Él de hecho quedó que iba a tener una visita donde vivo yo, cosa que ya no pasó, y así quedó todo, yo no volví a saber más, no le dieron seguimiento al caso”, comentó,

Ante esto, Carolina no ha vuelto a saber sobre su expareja, pero vive con el miedo constante de que algún día, tal vez por venganza, él vaya a publicar esas fotografías y por lo tanto, la sociedad se vuelva contra ella.

Fuente: Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación

Se arrepiente de no buscar ayuda psicológica, pues ahora teme que esas fotos se filtren y que debido a ello pierda su trabajo. Además, le cuesta volver a confiar en las personas.

“No hay un día que yo despierte y que no me acuerde de eso, sí es algo que llega a afectar demasiado. Si eso llegara a distribuirse yo sé que las demás personas, que la sociedad me va a juzgar como normalmente se hace, no tanto a él, sino a mí”, expresó.

Así como Carolina, en México existen millones de mujeres que han sido víctimas de violencia digital. Según estadísticas del INEGI, en México, alrededor de 9 millones de mujeres han sido víctimas de ciberacoso.

Las situaciones experimentadas con mayor frecuencia por las mujeres que han vivido ciberacoso fueron: 

  • Recibir insinuaciones o propuestas sexuales (35.9%)
  • Contacto mediante identidades falsas (33.4%)
  • Recibir mensajes ofensivos (32.8%)

En 57.8% de las situaciones de ciberacoso experimentadas no se identificó a las personas acosadoras, en 24.5% se logró detectar solo a personas conocidas, mientras que en 17.8% se identificó tanto a personas conocidas como a desconocidas”, dice el estudio.

Instagram, robo de fotos y OnlyFans

Heidy Mares, activista por los derechos de la mujer en Sinaloa, explicó que durante la pandemia se triplicó el número de delitos cibernéticos en la entidad.

Un modus operandi que se ha vuelto muy famoso últimamente es el robo de fotografías de mujeres, las cuales son utilizadas para promocionar cuentas falsas de Instagram y OnlyFans que prometen contenido pornográfico.

Tan solo con buscar “Esta cuenta no es mía” en redes sociales comienzan a aparecer cientos de reclamaciones de mujeres asegurando que alguna persona les robó sus fotografías.

Este fraude consiste en crear perfiles falsos con imágenes de perfiles verdaderos, generalmente son de mujeres con un gran número de seguidores. En Sinaloa, incluso hay funcionarias estatales que se han visto víctimas de este delito.

Ante este incremento de delitos cibernéticos, Heidy Mares comentó que como parte de las acciones que realizan colectivos feministas en los que forma parte, se detectó que existe toda una red que opera principalmente desde el municipio de Mazatlán, pero no descartan que también lo hagan desde Los Mochis y Culiacán.

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Sin embargo, explicó que existe un gran problema debido a que estos delitos no son investigados, pues aunque en 2020 se aprobó la ley de violencia digital en Sinaloa, no se cuentan con los mecanismos necesarios para ejecutarla.

“Existen ciertos vacíos legales que nos impiden sancionar a los autores, comenzando porque estos delitos se hacen desde el anonimato en cuentas creadas desde cero o robando la identidad de otra persona. Para poder dar con los autores reales necesitamos el apoyo de una fiscalía especializada en delitos cibernéticos, no contamos con ello, al menos no en Sinaloa”, dijo.

Comentó que a nivel nacional se tenía la policía cibernética para la persecución de este delito, pero era un departamento pequeño que atendía a todo México y después de la llegada al poder del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador esta área tuvo un cambio y ahora es policía científica “A lo mucho pueden eliminar el material en redes, pero no cuentan con investigación para dar con los autores de delito“, comentó.

Explicó que desde el colectivo “Libres por la web” han trabajado de la mano con María Cristina Capelo, presidenta de seguridad en Facebook Latinoamérica, quien les explicó que se han implementado diferentes protocolos para evitar este delito, pero el problema dijo es que México no ha mostrado interés en ello.

Estas situaciones, según comentaron las activistas Priscila Salas y Heidy Mares, pone en evidencia la necesidad de tener en Sinaloa una Fiscalía Especialida en Ciberdelitos.

¿Eres víctima? Aquí lo que puedes hacer

Priscila Salas, del colectivo “No se metan con nuestras hijas” dijo que este delito se debe denunciar, si bien los hechos históricos han demostrado que es un acto que no se investiga, es necesario que las mujeres denuncien para que quede en estadísticas oficiales y sea evidencia de lo que está sucediendo.

Asimismo, dijo que se puede denunciar en las redes sociales, es decir, reportar las fotos y las cuentas falsas para que la misma plataforma baje el contenido que se encuentra público.

Añadió que las víctimas también pueden solicitar apoyo con las colectivas feministas como “No se metan con nuestras hijas”, “Libres por la web” y “Luchadoras“.

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