Quienes advirtieron que en la era poscovid la vida como la teníamos no iba regresar tal vez estuvieron equivocados.

Los científicos auspiciaban una supuesta “nueva normalidad” con políticas sanitarias más estrictas a nivel global; pero por lo menos la noche del 15 de septiembre en Culiacán fue como en los viejos tiempos, aquí nunca pasó nada, “la vida sigue”, ya decía Quirino hace poco más de un año.

Sin embargo, la realidad no fue esa y la propagación del virus SARS-CoV-2 por tierras sinaloenses cobró la vida a cerca de 10 mil personas en la entidad; a lo largo de estos años de pandemia, la noche conmemorativa del Grito de Independencia de México en 2022 marcó oficialmente el principio del fin.

Un signo de aliento incluso fue dado a conocer un día antes por Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al decir que “el final está a la vista”.

La noche del 15 de septiembre fue la crónica de una catarsis colectiva anunciada, y desde el punto de vista de la logística oficial, aquello fue un éxito. El pueblo recibía de nuevo un regocijo multitudinario y ni siquiera la humedad sofocante del verano culichi por las noches fue impedimento para gritar, bailar, silbar, levantar las manos, aplaudir, tronar la matraca y abrazarse.

La asistencia se contará por miles en los próximos días, aquello fue sin duda un evento festivo y el ambiente se percibía de jolgorio. Los culiacanenses se apropiaron de nueva cuenta de los espacios públicos.

Ya todas las actividades de la sociedad se habían activado desde hace meses, menos los conciertos masivos al aire libre. La explanada del Palacio de Gobierno fue sede de una celebración que había estado suspendida por una crisis sanitaria internacional y que mejor que el pretexto de “Viva México” para armonizar la efeméride y levantar el ánimo luego de un largo periodo de incertidumbre.

Desde las ocho de la noche la plaza se tornaba abarrotada, y a pesar de eso decenas de familias —se contaban por cientos de ellas— seguían llegando por todas las calles aledañas, por la avenida Insurgentes, por el bulevar Emiliano Zapata, por la calle Constitución, por la José Aguilar Barraza, por la avenida Lázaro Cárdenas.

Para el comercio informal ambulante aquello fue un festín, y por su puesto los aperitivos no pudieron faltar para toda clase de paladar. Sobre la Lázaro Cárdenas se había instalado toda una kermes popular, se ofrecían esquites, tostiesquites, salchichas asadas, aguas frescas, tejuino, pan de mujer y calabaza o papas fritas, había clientes suficientes para todos los puestos y los vendedores tambien gritarían de alegría.

Mientras tanto, al fondo ya comenzaban a escucharse las bandas regionales, era evidente las ganas de cantar de los aglomerados y así lo hicieron con clásicos como “La Serpiente”, “La boda del Huitlacoche” o “La Yaquesita”; tampoco falto la típica expresión de “¡Que vivan las mujeres!” de los cantantes de esos géneros musicales con su respectiva ovación por parte de ellas como forma de interactuar con el público.

El despliegue de los elementos preventivos y de seguridad fue otra característica de la noche.

Todos hicieron gala de representación, empezando por el mismo Ejército y la Guardia Nacional que rodeaban toda la gran cuadra como centinelas. Le seguían representantes de la policía estatal, municipal, elementos de vialidad, Cruz Roja, Bomberos y Protección Civil.

Iban a dar las 11 de la noche y el gobernador Rubén Rocha Moya ya se preparaba para dar su primer Grito como mandatario estatal. Allá arriba en el palco el ambiente era más formal y aunque tambien era la noche de la clase burócrata y funcionarios, fue evidente el recato y el cuidado de no mostrar derroche como en años anteriores.

De repente se apaga el sonido del gran escenario instalado en la explanada y suena la corneta de la banda de guerra de la Novena Zona Militar, estos le hacen entrega de la bandera de México al gobernador y posteriormente hace sonar la gran campana para gritar: “Vivan los héroes que nos dieron patria”.

  • “Viva Hidalgo”.
  • “Viva Morelos”.
  • “Viva Doña Josefa Ortiz de Domínguez“.
  • “Viva Allende”.
  • “Viva Guerrero”.
  • “Viva Aldama”.
  • “Viva doña Leona Vicario”.
  • “Viva la Independencia Nacional”.

Al final el gobernador sí rompió las formas agregando al discurso del Grito un “Viva la Cuarta Transformación”.

A su lado se encontró en todo momento su ahijado y alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendivil, por el otro lado el presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Gene Rene Bojórquez y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa y mandos militares.

Más atrás se pudieron observar los integrantes de su gabinete, además de representantes de todos los grupos parlamentarios del Poder Legislativo, aunque llamó la atención la ausencia de personajes allegados al mandatario como el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Feliciano Castro y su secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza.

Tras largos minutos de pirotecnia Rubén Rocha Moya dirige un corto mensaje a los miles de asistentes para continuar con el artista estelar de la noche: “Disfruten de la fiesta. Con mucho cariño es para ustedes sáquenle jugo a Edén (Edén Muñoz). Que se  diviertan”, comentó.

Luego de concluir los vivas a los héroes nacionales de nuestra historia, el gobernador retrocede para atender escasos tres minutos a los medios de comunicación, algunos alcanzan a preguntar sobre el inicio de la pesca de camarón, sobre el calor sofocante de la noche, que si cómo se sintió, al final un reportero le pregunta:

  • Gobernador, ¿Con este evento da por concluido oficialmente el distanciamiento social en Sinaloa?
  • Sí, yo creo que sí. Ya la gente está más tranquila, ya ves, está lleno, tenían ganas.