Patrimonio histórico de Culiacán: Lo que nos queda y lo que hemos perdido
“Tenemos que hacer un análisis muy profundo sobre lo que nos queda, y también sobre lo que hemos perdido”, expuso Sonia Pérez Garmedina
A pesar que Culiacán es una de las ciudades más viejas del Noroeste del país, lamentablemente ya no existen las construcciones de los siglos XVI, XVII y XVIII, perdiendo con ello gran parte de su patrimonio arquitectónico.
“Tenemos que hacer un análisis muy profundo sobre lo que nos queda, y también sobre lo que hemos perdido; porque hacia dónde vamos patrimonialmente hablando, qué le vamos a heredar como esa historia a partir del testigo arquitectónico a nuestros hijos”, sostuvo la investigadora Sonia Pérez Garmendia.
Lo anterior durante su conferencia “Puesta en valor del patrimonio arquitectónico ante la sociedad de consumo contemporánea”, realizada por el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH), esto en el marco de las celebraciones por el aniversario de Culiacán.
LEE MÁS: Las viejas calles de Culiacán: se desmorona la historia arquitectónica de la ciudad
Durante su charla, la académica de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, expuso que en lo relacionado a la sensibilización de la sociedad hacia el mantenimiento, conservación y revalorización del patrimonio arquitectónico sigue una asignatura pendiente, aun en los comienzos del siglo XXI.
Esto porque dentro de la sociedad de consumo contemporánea, como explica en su investigación, se contraponen los intereses económicos frente a los valores históricos y culturales.
En el caso del centro histórico de Culiacán, dijo, el éxodo demográfico a los núcleos urbanos y la falta de apoyos financieros, hacen ver la herencia cultural más como un lastre que como una apuesta hacia el reconocimiento social, valores añadidos diferenciados, culturales, calidad de vida y nuevas fuentes de ingresos.
La arquitecta identificó que el planteamiento del problema en lo relacionado a la destrucción de los últimos edificios, casas y fincas históricas de nuestra ciudad, tiene que ver con la depredación de inversionistas que solo buscan lucrar con el valor del terreno, sin mayor interés en el valor del patrimonio edificado.
LEE MÁS: Las viejas calles de Culiacán: ocho casas históricas que deben demoler sobre la Zaragoza
“La permanencia del patrimonio arquitectónico resulta de gran importancia para cualquier ciudad, sin la presencia física de los monumentos nos resulta muy difícil contar nuestra historia. Los valores asignados al monumento y su entorno, resultan de un acuerdo social, a la vez que el patrimonio constituye un territorio en el que es ponen en evidencia conflictos sociales y culturales”, sostuvo.
Sonia Pérez Garmendia comentó que el problema actualmente consiste en que si no somos capaces de reconocer lo que tenemos, jamás lo vamos a valorar.
Al respecto, resaltó que el patrimonio como construcción social es un símbolo de identidad, y que la arquitectura es el reflejo insoslayable de una cultura, ya que sin ella un pueblo sería incapaz de contar su historia.
A partir de estas hipótesis, la investigadora se da a la tarea de identificar el patrimonio arquitectónico más relevante y significativo para los habitantes actuales de Culiacán, de acuerdo a su valor histórico.
De igual modo, Sonia trata de evaluar la percepción y apropiación que la sociedad de consumo contemporánea tiene a través del uso y conocimiento de los monumentos, así como el significado e identidad que los culiacanenses les confieren como parte de un valor social.
LEE MÁS: Las viejas calles de Culiacán: en venta la icónica casa de los De la Vega
Para ello, realizó una serie de encuestas para una identificación y valoración de la arquitectura relevante de Culiacán entre la ciudadanía, con el objetivo de analizar las construcciones que la sociedad reconoce como monumentos representativos de nuestro patrimonio arquitectónico.
Entre los edificios que la gente más reconoció por su valor histórico, cultural o social, fueron el Edifico Central de la UAS, el mercado Garmendia, el edificio del Museo de Arte de Sinaloa, el Archivo Histórico General del Estado, el Ayuntamiento de Culiacán, “La Lomita”, el Hospital Civil, el Puente Negro, el antiguo Banco de Sinaloa (hoy Cuidado con el Perro) y el edificio del Centro de Idiomas de la UAS.
“La puesta en valor del patrimonio arquitectónico que cada una de las ciudades tiene, es esencial para rescatar el patrimonio histórico y cultural, a través de reconocer, difundir, promocionar y visitar, mapear e investigar, para vincular lo histórico con el bien en cuestión, divulgar su valor, concientizar sobre su fragilidad e interesarse por su preservación”, argumentó.
Comentarios