No hay peor ciego que aquel que no quiera ver el México cívico que defiende al INE
A López Obrador le resulta cada vez más difícil despojarse de su aptitud para el encono y alzarse en cambio como el estadista que gobierna para todos
Era posible que en un acto de mínima honestidad política el presidente Andrés Manuel López Obrador saliera hoy a reconocer el vigoroso movimiento cívico que emergió en todo México por la defensa de la autonomía del Instituto Nacional Electoral y, de manera implícita, el reclamo de respeto a las libertades, derechos y pluralidades que hacen de nuestro país el mejor lugar para vivir y la inmejorable oferta de futuro digno para los que ahora son niños y jóvenes.
Pero no. A López Obrador le resulta cada vez más difícil despojarse de su aptitud para el encono y alzarse en cambio como el estadista que gobierna para todos, sean adeptos a él o críticos al régimen en curso, porque aquí el problema es el líder y no las masas que siguen dispuestas a movilizarse cuando estén en riesgo los pilares de la gobernabilidad, igual que el 1 de julio de 2018 salieron a instalar a un partido de izquierda en el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
El domingo 13 mostró la acción popular como único contrapeso o factor de equilibrio en México, sin posibilidad de equivocación. Aquello que AMLO calificó en su conferencia de prensa como “striptease político del conservadurismo” en realidad constituyó para el mandatario federal y sus incondicionales la sorpresiva báscula ciudadana que no deja de ponderar todo lo que ocurre en México sin importar la propaganda oficial que reporta un pueblo feliz o las hordas irascibles que evalúan desde el punto ciego de los fanatismos.
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En Culiacán el numeroso contingente que surcó la avenida Álvaro Obregón derrumbó las expectativas que anticipaban una baja afluencia en la marcha de “El INE no se toca”, reactivando el elemento cívico que se creía dormido, a veces hasta extinto. Lo mismo en Mazatlán donde la marea rosa se desplazó por el malecón, o en Los Mochis que hizo sentir la voz del pueblo desde el Parque Carranza a las oficinas del órgano electoral, fue todo Sinaloa el que se alzó para refrendar a una sociedad que sigue viva y actuante.
Al presidente López Obrador, a su partido Movimiento Regeneración Nacional y servidores públicos que desde la izquierda política accedieron a gobiernos y congresos gracias a la fortaleza democrática de la cual el INE es sostén, les correspondería dar la señal, aunque sea una, de que también reconocen a ese México emancipado que promueve y cuida los intereses generales, nunca los apetitos de camarillas y delirios privativos de gobernantes en turno.
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Es la patria que renació ayer, la que no podrán ver los alucinados por el autoritarismo.
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