Si bien es cierto que es un avance en rendición de cuentas el nuevo formato de la comparecencia del gobernador Rubén Rocha Moya ante el Congreso del Estado, con motivo del primer informe de labores, también es verdad que de parte de los integrantes de la 64 Legislatura faltó mayor preparación y labor de contrapeso para aprovechar la presencia del jefe del Poder Ejecutivo Estatal y resaltarle lo bueno que urge fortalecer y lo mano que apremia a corregir.

El espíritu republicano de la llamada “mesa de trabajo” entre el mandatario y los legisladores tuvo la ventaja de un Rocha Moya que sin límite de tiempo fue a responder los planteamientos de los asambleístas, aunque al final de cuentas las interrogantes viraron hacia la gestión acrítica que diputadas y diputados realizaron para que en sus distritos se concreten diferentes políticas públicas.

En todo caso la novedad de la comparecencia del gobernador fue la integración de los invitados al recinto parlamentario en la cual diferentes sectores de la sociedad civil, entre éstos beneficiarios de los programas asistencialistas, grandes y pequeños empresarios, luchadores sociales, dirigentes de los partidos y líderes de opinión hicieron mayoría por la ausencia de personajes políticos que son los que siempre dominaron en eventos de antaño, de lucimientos personales y excesivo culto al poder.

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Rocha Moya hizo un apretado resumen de los resultados en su primer año de gobierno y dejó la sustancia para el mensaje político con reconocimiento a los sinaloenses que hicieron posibles los logros y cierta autocrítica al reconocer que “no tienen por qué los sinaloenses soportar un gobierno que no les sirve, y esto incluso podría ser mi caso”, refiriéndose a la revocación del mandato; “la comunicación y contacto con la gente es un componente de la gobernabilidad y una vocación personal” que tiene que ver con la consigna de “menos escritorio y más territorio”, o la cita al poeta José Martí de “el verdadero político no mira de qué lado luce mejor, sino de qué lado está el deber” con referencia a alcaldes y secretarios que tuvieron que dejar los cargos por no entender los principios esenciales de la llamada “Cuarta Transformación”.

El nuevo esquema de comparecencia cumplió las expectativas en la primera prueba de fuego no obstante que requerirá de ajustes para que sea el real ejercicio que robustezca aquella parte de la separación de poderes en la cual el Ejecutivo propone y el Legislativo dispone.

La pelota al final de cuentas queda en la cancha de las diputadas y diputados cuya misión en la pluralidad consiste en ser más contrapeso y menos porra al tener frente a ellos al gobernador en turno.

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