Las primeras semanas del 2023 son un momento clave de planeación y preparación para iniciar el año con éxito, indicó Alejandra López Castañeda, Chief Operating Officer en Neuva, quien compartió una conferencia sobre ‘las disciplinas que necesitan tener los líderes para poder planear un año exitoso’ con las agremiadas de la AMMJE capitulo Culiacán.

La directora de operaciones de la agencia consultora dijo que los líderes deben tener un pensamiento estratégico para decidir a dónde quieren ir, después, pensar qué se quiere lograr con esas metas, y luego, los cómo, que ahí es donde entra la preparación, es decir, es un paradigma de la planeación estratégica.

“Aprender qué pasó, qué se logró en el cierre de año; qué está pasando en el entorno; pensar a dónde quiere dirigirse para poder tener claridad y bien definidas las metas y los proyectos que ayudarán a alcanzar esas metas; planear cómo se pueden alcanzar y finalmente ejecutar”, explicó.

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Una de las lecciones que dejó la pandemia es que las operaciones de las empresas se ven afectadas para bien o para mal por el entorno, por eso es importante evaluar cuál es el contexto actual, cómo impacta el cambio climático en la organización, las nuevas tendencias que eventualmente pueden llevar a un cambio total en los productos.

El tema tecnológico, ejemplificó Alejandra, como es el caso de la inteligencia artificial, la robótica, qué se puede incluir, porque “si no nos subimos a la ola, la ola nos va a arrastrar”; en el tema de competencias, cuáles son las barreras de entrada, cómo se diferencia la compañía y cómo la competencia está atacando al mercado.

“Tenemos que estar al pendiente de todo el entorno para que no solo tengamos la mirada puesta hacia abajo, sino que veamos alrededor y sobre eso podamos aprender; es la primera disciplina para poder preparar un año exitoso, aprender qué pasó, hacer esta retrospectiva y aprender qué está pasando alrededor para tomar decisiones y empezar a pensar qué es lo que quiero lograr”, explicó.

La especialista destaca que la segunda disciplina es definir la meta, porque la preparación no es la misma si se quiere correr un maratón en diciembre, que, si se quiere participar en una carrera de 5K o 10K, es decir, para saber qué necesitan la compañía, los colaboradores o líderes para alcanzar las metas, se debe tener claridad del punto final al que se quiere llegar este año.

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“Si decimos: vamos a mejorar las ventas, queremos mil clientes nuevos al final del año; en el primer trimestre voy a tener 300, cada semana cuántos tengo que tener o al mes, dependiendo el ciclo de las empresas; si no lo estoy consiguiendo y estoy en rojo lo que necesitamos no es cambiar la meta y pensar: vamos a llegar a 500, no, es retarse y retar al equipo, haber, qué tenemos qué hacer”, refirió.

También es importante ser realista en el criterio de éxito, pensar en crecer y cómo soportar, es decir, si se piensa ampliar la participación de mercado o el número de clientes, planear también la infraestructura para soportarlo, el personal, el sistema y no tener problemas por satisfacción del cliente o reducir la calidad.

Entonces, la tercera disciplina planear el crecimiento de la empresa y cómo soportar ese crecimiento, ser muy estratégicos para limitar las ideas, qué es lo más importante como empresa que se debe alcanzar y alinear en este sentido los proyectos por áreas, no al revés, porque quedarían forzados.

López Castañeda explicó que la diferencia entre una meta y un proyecto es que las metas son números, son cuantitativas y es un dato duro que ayudará a decir lo que quiero; aspiro tener mil clientes, quiero un millón de dólares, es un número que se puede medir.

A diferencia de un proyecto, que son las actividades que ayudarán a conseguir esos números, los criterios de éxito que se definen son los alcances, cómo se implementará un RP, cómo se implementará una campaña de marketing, que se necesita hacer nuevamente para alcanzar las metas.

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Por último, dijo, está la disciplina de tomar acción, ya que no sirve de nada tener metas claras y diseñar proyectos si no se le pone nombre y apellido a cada uno, porque nadie se hará responsable al final, si no hay una persona que jale hilos de lo que va a pasar, que evalúe cada mes o trimestre si hay algo que se deba cambiar y que rinda cuentas.

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