El reciente y repetido “jueves negro” dejó constancia de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sí puede combatir a la delincuencia organizada pero, además del uso de la fuerza pública, las autoridades deben también asegurar que en este tipo de operativos prevalecerán las garantías constitucionales de respeto a los derechos humanos de la población civil.

Así, la lección de Jesús María instruye a someter a los delincuentes a la justicia y al mismo tiempo mantener a salvo a los ciudadanos de bien. Pero, más allá de esto, es también la población civil la que debe realizar un ejercicio autocrítico, en el que sin negar que ‘somos más los buenos’, podamos hacer un repaso a nuestra historia reciente, y encontrar en ella las raíces de lo que hoy vemos materializado como un incremento de la violencia de alto impacto en nuestras comunidades.

Con el objetivo de seguir aportando a la discusión pública abierta en este sentido, ponemos a disposición de nuestros lectores, en un solo espacio, las reflexiones hechas por los analistas y colaboradores de Espejo, en las que deletrean el operativo y secuelas de la detención de Ovidio Guzmán.