En Sinaloa, el gremio de los economistas tiene a una nueva dirigente. Luego de unas cerradas votaciones llevadas a cabo en el pasado mes de diciembre, Cristina Isabel Ibarra Armenta resultó elegida la nueva presidenta del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa.

La doctora en economía por la Universidad de Glasgow, maestra en economía regional por la Universidad Autónoma de Coahuila, y licenciada en economía por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UAS, ya había sido vicepresidenta del colegio y ahora, tras su elección, asume el reto con responsabilidad y claridad sobre la tarea que le espera para los próximos dos años.

Próxima a su toma de protesta este 26 de enero, la economista ya planea diversas acciones de lo que será la agenda del Colegio durante los primero meses del 2023. Entre estas, publicarán un boletín económico exclusivamente para Mipymes, una mesa de análisis sobre “Los medios de comunicación y la economía”, así como diversos foros sobre temas como innovación y el uso de las TIC’s, Acuacultura, logística, infraestructura y nearshoring, entre otros.

En entrevista para ESPEJO la economista nos habla de su visión de la disciplina económica, de su nueva responsabilidad al asumir el liderazgo de los economistas sinaloenses y sobre el ser mujer en una disciplina donde las figuras más visibles siguen siendo de hombres.

¿Por qué decidiste buscar la presidencia del Colegio de Economistas de Sinaloa?

Hay una brecha entre lo que está haciendo la academia y entre lo que hace el sector público y ahí, en medio, está el gremio.

El gremio del economista puede vincular estas dos secciones, y no porque sean contrarias, sino porque el economista, dentro de la línea de trabajo y la formación que tiene, analiza desde el punto de vista teórico que es lo mejor para una economía, hacia donde se debe de ir, que es lo que se debe impulsar, porque sí o porque no.

Un político te va a decir que cualquier inversión es buena, o te va a decir que está de moda la economía circular. Sí. Pero el economista lo va a analizar desde otra perspectiva, y para eso se necesita el foro del gremio, el foro del gremio que puede ser mucho más objetivo y que va a presentar expertos independientemente de a quien se le afecte en sus intereses. 

El Colegio debe ser una institución que sea, de cierta manera objetiva. A mí me ha gustado mucho el papel que tiene el Colegio en ese sentido. Hay economistas en todas las áreas, hay empresarios, hay quienes trabajan al interior del sector público y desde la academia, y yo creo que el poder todos vincularnos y darnos una retroalimentación con lo que cada uno sabe sin duda aporta para la economía de Sinaloa. 

Esa es la forma en la que yo veo al Colegio, y por todo eso me interesa. Me parece algo muy significativo, como académica, efectivamente mi interés es eso, que la economía mejore, me interesa el desarrollo económico de Sinaloa, que los estudiantes se vinculen y también que lo que nosotros producimos (los economistas) tenga una divulgación y una utilización más concreta. 

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¿Cuáles son los retos de los nuevos economistas?

La realidad social es cambiante. Nosotros como planilla llegamos diciendo que somos “adaptativos y resilientes” porque la economía se adapta, los agentes se adaptan y existen de forma reciente planteamientos acerca de si existe una economía de la resiliencia, de cómo las empresas se van reinventando. Quienes estudian innovación dicen que es parte de la innovación de las empresas, pero durante la pandemia las empresas tuvieron que cambiar por completo su forma de trabajar y no solo mediante la incorporación de tecnología, sino a través de cómo se ven a sí mismos, a sus modelos de negocios, etcétera.

Yo pienso simplemente que el economista, como cualquier otra profesión, tiene que salir a buscar sus oportunidades. Pero el economista tiene la particularidad de que no tiene un campo tan específico, es algo bueno, pero a la vez es un reto.

¿Qué le ofreces a los economistas de Sinaloa?

A los economistas yo les ofrezco el liderazgo que tengo como académica y mi visión como un ente articulador.

Yo sé que soy una persona joven, me ha tocado platicar con gente que tiene gran experiencia en sectores muy distintos de actividad económica y a mí me parece muy importante poder ser ese eje articulador. Decir, bueno, vamos a vincular. Vamos al norte, vamos al sur, porque yo creo que también las regiones se discuten poco.

Incluso en Mazatlán se habla mucho de turismo, pero no seriamente de lo que es la economía del turismo. 

Los hoteleros, los empresarios llevan la batuta en cuanto al foro de lo que se dice y necesita porque ellos tienen sus intereses. Nosotros como economistas podemos presentar algo que a lo mejor a ellos no les gusta, una opinión diferente, pero que también debe permear las políticas públicas. 

Lo que yo ofrezco es eso, el trabajo que está detrás de mí como académica, pero también el deseo y el empeño de poder ser un articulador y trabajar muy duro para que el Colegio se quede asentado y que esas estructuras que generemos nosotros ya no desaparezcan.

¿Qué planes tienes para tu periodo al frente del colegio? 

Lo normal es tener una página web para que la gente diga: “bueno, este es el Colegio de economistas”. ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos?, que se conozca a los ex presidentes, recobrar su historia. Esa parte institucional del Colegio, que me parece muy importante, cualquier institución debería recobrar su historia y que se sepa qué es lo que ha hecho que haya sido y demás. 

Todo lo que es el empadronamiento para poder organizarnos y ofrecer algo que le sea útil a los economistas o cómo seccionar las reuniones que nosotros podamos tener, necesitamos también tener información acerca de qué tipo de cosas les interesan a sus miembros y donde se desenvuelven. Entonces necesitamos, para eso, censar a los economistas, ver dónde están, qué hacen y demás. 

¿Les hace falta ponerse de acuerdo?

Una característica importante de los economistas es que no nos ponemos de acuerdo, pero en cuanto a teoría económica. Entonces los que estamos al interior del gremio cada quien tenemos formas de ver la economía diferente, pero, pues hay cosas que no se pueden negar. 

No podemos negar que Sinaloa tiene bajos niveles de ingresos. No podemos negar que Sinaloa es un expulsor de mano de obra calificada. Hay cosas que no se pueden negar.

Al interior del Colegio, yo no pienso que no nos podamos poner de acuerdo porque no es necesario que todos pensemos igual. Simple y sencillamente al momento no hay una estructura administrativa que nos permita organizarnos… Algo que te haga sentir que eres parte de. 

Primero necesitamos hacer eso.

Siguiente: nosotros tenemos ya la iniciativa de organizar desayunos o conferencias, foros, de manera regular. También la escuela de economía quiere participar en este tipo de organización para generar discusión, no política sino económica. Y también está el deseo de hacer un congreso, un congreso sobre economía, bien podría ser traernos el Congreso Nacional de Economistas de la Confederación Nacional de Colegios de Economía, u organizar nosotros uno organizado por nosotros. 

Y ¿les falta a los economistas tomar el papel que les corresponde en la esfera pública?

Yo creo que como gremio sí. Sí hay economistas que participan en programas, por ejemplo, está Tomás Saucedo, Samuel Sarmiento que tiene su espacio, están el maestro Figueroa que él da entrevistas y publica regularmente análisis en los temas de economía regional. 

El economista está en todos lados, pero como no se generan foros, o a veces no se le da difusión a la gente que está aquí, llegan a veces a decir que los investigadores no hacemos nada o que no es importante o que no tiene un impacto lo que nosotros investigamos.

Entonces creo que el cómo lo presentas y el cómo lo vinculas a la sociedad, eso es lo importante. 

Por último, pasando al tema del género, ¿te has sentido arropada como la primera presidenta del Colegio de Economistas de Sinaloa?

Creo que… ¿qué te diré? El Colegio en sí no es discriminatorio, pero sí es notorio cuando… yo he ido a dos conferencias de los Colegios Nacionales de Economía y en 2018 no había ninguna mujer presidenta. Las que iban mujeres de las mesas directivas eran vicepresidentas y, este año que fue en Zapopan, fuimos y creo que había una o dos mujeres presidentes. 

Una como mujer llega y se sienta entre puros hombres.

Entonces, el ganar espacios que una mujer no tenía, o el ganar reconocimiento que no tenía genera reacciones, y esas reacciones a veces no me parecen justas.

Yo le digo a los hombres, “ponte tú en el lugar, imagínate que a todos lados donde vas que se trata de decisiones de política, lo que sea, siempre todo está presidido por mujeres”.

Sí te sientes medio raro, y la preparación no tiene que ver. Esa no es la discusión, porque hay mucha gente que ha estado en puestos de elección popular o en puestos de dirección, y no están ahí por su gran capacidad, están ahí y si lo comparas con otro a lo mejor no tiene capacidad, pero lo eligieron. Pero si van a elegir a una mujer, ah ella si debe tener las capacidades.

Eso es lo que yo siento, que a veces a las mujeres dicen que solo si tiene las capacidades se les puede poner. ¿Y si no las tiene? Si a muchos hombres los han puesto en una posición sin tener capacidad, ¿por qué a una mujer no?

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A lo mejor porque yo viví en Reino Unido, y en el Reino Unido están muy acostumbrados a ver la figura de una mujer como líder. De las reinas más longevas han sido mujeres, Elizabeth I, la reina Victoria, Elizabeth II, y ellos como que están muy acostumbrados, a ver a Margaret Thatcher, a Teresa May… ha habido muchas mujeres.

Yo creo que cuando se hace normal que alguien pueda ser hombre o mujer en cualquier puesto ahí sí ya da igual. Si era un inútil o una inútil no es porque era mujer o porque era hombre, simplemente no servía. Fin de la historia. Pero aquí en México creo que todavía estamos en esa discusión.

FOTO: César Hernández