Lil Box: rompiendo el molde de la pizza tradicional
La idea de Lil Box fue romper el molde para hacer pizzas diferentes y pasar de los vegetales clásicos a recetas más innovadoras
Desde su origen la pizza es un platillo popular, en un principio con ingredientes básicos, sin embargo, conforme pasó el tiempo evolucionó y se le fueron agregando otros insumos. Actualmente comer pizza es darse un gusto al paladar, algo que Sergio Bencomo Angulo y Joaquín Treviño tuvieron claro antes de asociarse para emprender Lil Box.
La idea surgió en un Food Park al darse cuenta que había diversas ofertas gastronómicas, pero pizza no, así fue como tomaron la decisión de crear un concepto de pizzas personales, mandaron a hacer una carreta, seleccionaron el lugar, crearon el menú y comenzaron.
La idea fue romper el molde de la pizza tradicional, hacer algo diferente, pasar de los vegetales clásicos a recetas más innovadoras, con sabores más exóticos como la cochinita, pizzas llamativas, pero para satisfacer todos los paladares como la vegetariana. Las recetas son exclusivas, Joaquín estudió gastronomía y fueron modificando las ideas que se les fueron ocurriendo, según el espacio reducido de la carreta, y a los métodos de trabajo.
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“Las pizzas personales, ese es nuestro producto, tratamos de hacer una pizza diferente, ahorita tenemos una pizza de boneles que así es muy munchosa con papas. Intentamos hacer algo que la mayoría de las pizzerías no hacen, todavía conocen las pizzerías de champiñones, pepperoni, nosotros intentamos hacer algo diferente y que estuviera bueno y llamativo al mismo tiempo”, cuenta Sergio.
Reconoce que no ha sido un proceso fácil, porque se trata de comenzar un concepto desde cero, darse a conocer, sin embargo, entre ellos se suben el ánimo, ven qué estrategias implementar para mejorar sus números, viendo siempre para adelante conscientes de que si ellos se desaniman el negocio se cae.
Joaquín recuerda que cuando recién iniciaron el negocio sacaron números, hicieron un costeo, buscaron proveedores, para llegar a un a un precio estimado para el público, pero no paso ni el mes cuando los costos se les dobletearon y como iban comenzando no podían subir los precios.
“No es fácil poner un negocio, es fácil ponerlo, pero no es fácil sobrellevarlo. Al principio nos estábamos riendo solos porque decíamos que ‘güey ya la hicimos, o sea, estamos vendiendo súper bien el negocio ya pegó’ y te lo juro que hoy vendimos tantas pizzas y al día siguiente dos, tres, nos fuimos para abajo de un día para otro”, refiere.
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Revela que para poner un negocio se requieren de muchísimas cosas, pero lo principal y más importante para él es arriesgarse, dar el paso sin miedo al fracaso, y ser constantea porque nunca se sabe cuando se podría dar un golpe de suerte.
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