Culiacán.- La Iglesia Católica ya ha tenido antes escándalos de índole sexual, en los que se puede contar a decenas de víctimas. Decir ahora que lo que pasa en la Diócesis de Culiacán es nuevo, sería negar la historia. María Teresa Guerra Ochoa, secretaria de las Mujeres en el Estado, reflexiona el contexto actual en Sinaloa, en el que decenas de mujeres y hombres han denunciado presuntos abusos sexuales. Primero sucedió en redes sociales y luego con denuncias públicas y ante la Fiscalía General.
El caso trascendió a tales niveles que hay cinco sacerdotes que fueron suspendidos de manera temporal de sus labores como parte del clero, por lo menos hasta que se resuelva una investigación interna y otra más por la Fiscalía General, luego de que el Obispado haya interpuesto una denuncia de hechos contra quienes resulten responsables.
Aunque las denuncias revelaron un detalle que no ha pasado desapercibido: un grupo de mujeres acudió a denunciar a uno de esos cinco sacerdotes en julio de 2022 ante un prelado a cargo del tribunal eclesial, pero cuando sucedió este les dijo que debía ser un hecho reciente, debido a que antes el cura fue denunciado y la forma de reformarlo fue enviarlo a terapia. Aun así, ese sacerdote permaneció en la Diócesis, a cargo de grupos juveniles.
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“Yo he visto en el contexto nacional e internacional que a veces se trata de encubrir internamente, porque es un hecho vergonzoso en cualquier condición, es un hecho delictivo que afecta la credibilidad y más cuando estás hablando de fe, cuando estás hablando de niñas, adolescentes que se acercan a esos espacios buscando no solamente el espacio espiritual, sino buscando ese apoyo, ese fortalecimiento de pensar en la bondad y cuando se encuentra ese tipo de acciones”, dijo Guerra Ochoa en entrevista.
“Obviamente entiendo que desde los espacios religiosos haya el cuidar el prestigio, el cuidar el buen nombre, el tratar de mantener esa fe de quienes acuden a tus espacios religiosos. Entonces por ‘cuidar la fe’ se afecta a las víctimas, por cuidar el ‘buen nombre’, por ignorar, se afecta se victimiza y se daña, y además terminan haciendo más daño. Yo creo que se recupera más la credibilidad cuando se ve que se actúa”.
Pero lo que sucedió tras la denuncia de las jóvenes contra ese sacerdote trascendió de una forma que ya no se pudo hacer más por cuidar la imagen clerical. La Diócesis aceptó parte de la responsabilidad y ha puesto a disposición un comité de escucha para más denuncias, aunque eso -dijeron las denunciantes- no bastará si no se actúa de una manera más clara en torno a las acciones que se tomarán en un futuro para evitar más daños.
“Yo celebro que la Diócesis haya tomado una parte más activa, que no haya hecho lo que se hizo en el pasado, que era ocultar o encubrir a quien pueda ser un violador”.
Ellos mencionaron que el hecho es inédito
“Inédito que el hecho suceda, a lo mejor no sé si aquí en Culiacán en particular, pero históricamente se conocen casos de abusos en casi todos los países… por varias razones se han dado a conocer los casos de abusos”.
“En muchos (casos) tiene que ver porque a la mejor el celibato contribuye, no lo estoy justificando absolutamente, pero las propias reglas que tienen en algunas religiones, no hablo de todas, pero se conocen casos realmente trágicos de abusos contra menores contra niñas y contra niños”.
“No sé si eso ha sido en la Diócesis de Culiacán, pero de que ha habido, se sabe. Que a veces haya habido omisiones, también”.
Ellos hablan de que ha sido un caso inédito en la Diócesis de Culiacán
“Espero que sean los únicos casos, pero llama la atención porque parece que venían aconteciendo desde tiempo atrás. Qué bueno que no lo dejen y que pase de inadvertido, que tomen cartas en el asunto, que se investigue y que en un momento dado, si hay delito, que sí se sancione”.
“Porque basta ya que las mujeres se atrevan a romper el silencio, si las mujeres se están atreviendo a romperlo. También hay que abonar a que no se revictimice, porque a veces esa revictimización puede venir desde muchos frentes incluso desde las propias mujeres dentro de la Iglesia. (Son casos) de mujeres que se han atrevido a darle paso, a romper el silencio, que son juzgadas normalmente por los espacios que abarcan contextos religiosos, entonces esperemos que no haya revictimización y se atienda los protocolos de victimización”.
¿Cómo no revictimizar?
“Es muy complicado, incluso desde el protocolo de atención pericial, porque a veces el protocolo de revisión policial puede ser revictimizante. Por ejemplo, si es la mujer que denuncia violencia sexual, de inmediato tiene que ser revisada y eso a veces es revictimizante, es volver a vivir ese proceso. Es muy delicado y muy complicado”.
“Hay cosas que tienes que revisar, primero que muchas víctimas prefieren seguir teniendo anonimato. Muchas víctimas no solamente hay detalles y particularidades que sí las quieren dar en una carpeta de investigación, pero no que socialmente se conozca”.
“Muchas veces en estos casos prevalece el morbo y el morbo puede prevalecer tanto en la sociedad o en cualquier frente, y es a veces ese morbo, el tratar de seguir hurgando puede llevar a hacer una revictimización”.
“El otro es que prevalece una incredulidad en el tema de violencia sexual o culpar a la víctima. Decir que ella lo provocó, decir que ella se viste de esta manera, decir que ella se comporta de esta manera… eso ha sido común y ha sido histórico”.
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“Hay una línea muy delgada en que se rompa el silencio, se haga la denuncia y cómo no se haga una revictimización”.
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