Culiacán.- Ramón Felipe Cabrera no es un entrenador de futbol infantil cualquiera, es médico de profesión y un apasionado de este deporte; con el tiempo ha sabido alternar tanto su trabajo como pasatiempo, hoy está al frente del equipo que él mismo fundó en Culiacán: “Los halcones de Valle Alto”.
Pero eso no es todo, a este proyecto comunitario-deportivo también se ha sumado toda su familia para apoyar en la escuela; su esposa Cinthya y sus hijos Oliver y Estefanía también son pilares importantes para sostener un equipo que por cinco años ha logrado ya algunos títulos.
Sin embargo, el propósito de “Los Halcones” no es tanto alcanzar el éxito deportivo y la competencia, nos cuenta el propio entrenador, nació con la idea fundamental de prevenir enfermedades crónico degenerativas derivado de la pandemia de sedentarismo característica de nuestra era moderna.
La historia de Ramón se remite a su juventud, periodo en que nunca dejó de practicar futbol. Nos comenta que por tres años estuvo jugando en la selección de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Posteriormente comenzó a ejercer su carrera en el sector de la salud, pero nunca pensó en hacer a un lado su gusto por ese deporte; por el contrario, siempre encontró una manera de combinarlo.
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La idea de crear una escuela de futbol infantil comenzó a gestarse por iniciativa de sus propios vecinos, cuando muchos de ellos observaban que el médico comenzó a entrenar a sus hijos pequeños en la calle.
“Me decían los papas que si por qué no formaba una escuela de futbol. Por tiempos no se me daba el estarlos entrenando, pero gracias a Dios se dio todo y decidimos formar la escuela de futbol halcones con ayuda de los papas”, relató.
Luego en una ocasión mientras se encontraba reunido con su familia en la mesa de su casa expuso la idea a su esposa. Ambos analizaron la situación y llegaron a la conclusión que sí era viable emprender este proyecto, sobre todo porque iría enfocado a la mejora de los niños en la cuestión de su salud.
El médico-entrenador cuenta que se propuso desde un inicio que antepondría este aspecto por sobre una posible profesionalización de su actividad o la de los niños; mejorar sus habilidades de cada uno de ellos, ya que piensa que en base a lo anterior se iría dando naturalmente el futbol.
“Empezamos con seis alumnos y ahorita tenemos alrededor de cien. Yo les agradezco a las autoridades darnos ese apoyo para poder hacer esta actividad tan digna para todos los niños. Creo que los papás se sienten a gusto, acobijados aquí con nosotros porque incluimos a todos los niños, tanto si tienen algún problemita de salud, o algún trastorno o no, mejoramos sus habilidades”, nos cuenta Ramón.
“Principalmente fue más que nada, como conociendo el desarrollo de los niños, las habilidades de alguno de ellos, el estado normal de sus funciones, tanto psicométricas, pensé más que nada como entrenador de futbol, aparte que tengo hijos; tengo tres hijos futbolistas”, menciona.
Aunado a lo anterior, Ramón explicó que con la llegada de la pandemia mundial de Covid-19 y el consecuente confinamiento, comenzó a observar en sus consultas un aumento en casos de depresión infantil, ansiedad, e incluso una pérdida de seguridad en ellos mismos.
Sumado al sedentarismo y la falta de actividad física durante todo ese tiempo, se propuso a reforzar el enfoque de “Halcones de Valle Alto”, la de prevenir en los niños y niñas malestares como la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso infantil muy visible en estos tiempos, o inclusive la obesidad infantil.
Del mismo modo, a lo largo de estos años Ramón también ha desarrollado su método peculiar de entrenamiento, donde en ocasiones consulta y diagnostica dirigiendo a sus alumnos, ya que nos comparte que desde el instante que ve a un niño entrenar inmediatamente se da cuenta si tiene algún problemita de equilibrio, de psicomotricidad, de coordinación o en sus extremidades, momento en que empieza a trabajar con cada uno de ellos en coordinación con los padres.
A lo largo de estos años “Halcones de Valle Alto” ha recibido a niños con problemas de conducta, con depresión, con problemas de ansiedad, incluso niños con algún tipo del espectro autista, informando que especialistas como psicólogos o neurólogos recomiendan esta actividad para tratar estos casos de manera complementaria.
“A veces les digo, papás: vamos a trabajarlo conjuntamente, hay que llevarlos con especialista, con traumatólogo, con neurólogo, dependiendo el problema que yo les pueda detectar lo canalizamos y los trabajamos mutuamente”, indica.
Por ejemplo, Iván Belmar Mendoza es padre de Iván Belmar Junior, nos comparte que decidió llevar a su hijo a entrenar con Ramón para fortalecer su seguridad en sí mismo, opinando que lo ha logrado con creces.
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“Creo que le ha servido también en su vida personal, en la escuela, el socializar se le dificultaba y con amigos cerca de la casa, pero ahora con las actividades que realiza por acá, creo que ha fortalecido bastante esa parte. Y yo creo que es lo principal, su bienestar en cuanto a su seguridad es lo que nos motivó para traerlo al equipo”, comenta.
El caso de Irasema Santa Cruz es distinto, mencionando que optó por meter al equipo a Alán, su hijo de 7 años, porque es un niño muy inquieto y el venir a entrenar le ha ayudado mucho para trabajar en equipo y seguir instrucciones.
“Además que le ha encantado ir a los partidos y todos los días quiere jugar a la pelota y cada vez veo más avance y quiere llegar a ser como Cristiano Ronaldo”, resalta.
Con su experiencia tanto consultando como entrenando con niños, Ramón Felipe Cabrera envió un mensaje a los demás maestros de futbol, el de no ver a los niños solamente como posibles potencias en este deporte, sino que lo vean como un trabajo integral tal y como se hace en “Halcones de Valle Alto”.
“Que lo hagan en mejora como lo he dicho de las funciones del niño, a que incluyan, no nomás porque el niño no tenga habilidades. Las habilidades se van adquiriendo conforme a la práctica y al tiempo, pero que todos trabajemos más que nada formando unos buenos ciudadanos”.
“Halcones de Valle Alto” entrena los días lunes, miércoles y viernes de cada semana, en un horario de seis de la tarde a ocho y media de la noche en el Poliderportivo Valle Alto, cobrando una cuota módica de 300 pesos por niño o niña mensualmente. Hasta el momento han participado en cuatro campeonatos en diferentes categorías.
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