La desinformación, o el manejo sensacionalista del tema, es lo que debe preocuparles a las autoridades en torno a la toma de los centros de abastecimiento de combustibles que opera Petróleos Mexicanos en los municipios de Ahome, Salvador Alvarado y Culiacán, antes de que se le agregue mayor desconcierto al conflicto que representa la movilización de productores de maíz en demanda de mejor precio para la cosecha del grano.

Por la falta de claridad sobre lo que realmente ocurre en Sinaloa proceden a detonar situaciones de confusión, como es el caso de compras de pánico de gasolinas en Culiacán y la propensión de culpar a los agricultores de lo que ocurre, extraviando la sociedad tanto la calma como el origen del problema que es la errónea política pública para el campo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que desarticuló instituciones y estímulos de apoyo al sector.

¿Es posible que ocurra el desabasto generalizado de gasolinas? ¿A partir de cuándo y dónde? ¿Cuántas estaciones de servicio caerían en escasez de combustibles de venta al público y qué cantidad garantizan la continuidad del suministro debido a que son proveídas desde Estados Unidos? ¿Es auténtico o es maniobra para el desasosiego ciudadano el hecho de que se diga que las actividades económicas de Sinaloa sufrirán afectaciones por la toma de las plantas de Pemex? ¿Está haciendo lo correcto el Gobierno Federal para contener tales crisis que se anuncian?

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Ocurre que la población se ocupa y preocupa mayormente del asunto de las gasolinas, en lugar de ponderar la crisis del campo que, ésta sí, en caso de no obtener verdaderas soluciones tendrá impactos negativos sobre el resto de las actividades económicas. Se trata de casi 6 millones de toneladas de maíz de las cuales depende la viabilidad de la agricultura, la alimentación de millones de familias, y la generación de alrededor de 38 mil millones de pesos que se esparcen para sostener avante la economía estatal.

Desviar la atención de lo fundamental, que es la rentabilidad agrícola, ocasionará que desde el centro del país se posterguen las respuestas a las demandas de los productores maiceros y el presidente López tenga elementos para descalificar el movimiento endosándoles las molestias causadas a la población, a los que bloquean las instalaciones de Pemex.

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Deben predominar dos cosas ante la actual circunstancia difícil que vive el campo sinaloense: conciencia social sobre la raíz de esta crisis, y unidad ciudadana para la exigencia de que la Federación implemente las soluciones de manera rápida.