Administración Federal

Defender a la Suprema Corte, tarea de los ciudadanos que el Legislativo y Ejecutivo no hacen

Si López Obrador logra desmantelar el único equilibrio entre poderes que subsiste, entonces no quedará ni pizca de las grandes gestas patrióticas.

En la larga labor de demoler todo aquello que le significa contrapeso o incomodidad a su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador realiza una campaña desde Palacio Nacional tendiente a someter al único poder constitucionalmente establecido que se resiste a cerrar la pinza para que el titular Ejecutivo federal prevalezca por encima de instituciones y leyes, al modo de las dictaduras que defiende y elogia el mandatario mexicano.

Hoy por la mañana, en la conferencia de prensa diaria, López Obrador patentizó la escalada de ataques a la Suprema Corte de Justicia de la Nación al considerar que el sistema judicial “está podrido” e insistir en la tramposa estrategia de que los ministros que integral el máximo tribunal nacional sean designados por elección popular, siendo que es atribución del Congreso de la Unión evaluarlos y aprobarlos.

“Es normal en una democracia que tengamos posturas distintas, yo sostengo que el Poder Judicial está podrido, echado a perder, a lo mejor hay excepciones y son honrosas, pero es eso: la excepción, no la regla general”, dijo el presidente incitando con tales declaraciones a la campaña de linchamiento contra la SCJN que algunos gobernadores han seguido al pie de la letra y en redes sociales está a todo lo que da.

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Llama la atención que aún a sabiendas de que la historia les reclamará el silencio y omisiones cómplices, no haya quien en las filas del partido Movimiento Regeneración Nacional, Cuarta Transformación o gobiernos estatales intente que López Obrador entre en razón y concluya la larga jornada para arrasar con órganos autónomos, pilares legítimos de la democracia, libertad de expresión y ahora convertir del sistema judicial en ventanillas de trámites del Gobierno Federal.

Siendo así, la tarea de salvar a la Suprema Corte del torbellino amloísta de intolerancias y autoritarismos recae de nuevo en la sociedad.

Lo que no hacen aquellos servidores públicos a los cuales el voto mandató para velar por el bien de la Nación lo tendremos que hacer los ciudadanos como ha sido siempre que México cae en tentaciones absolutistas y déspotas.

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Si López Obrador logra desmantelar el único equilibrio entre poderes que subsiste, entonces no quedará ni pizca de las grandes gestas patrióticas por la sana separación entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

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