A un año de que fueron asesinados los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar en la sierra de Chihuahua, ayer se realizó la manifestación pasiva en los templos de la Iglesia Católica en Culiacán al hacer repicar las campanas en demanda de paz, esa otra forma ciudadana de procurar las condiciones de convivencias pacíficas donde cada persona, familia, empresa o sector de la sociedad puedan desarrollar las actividades lícitas sin la interferencia del miedo a la delincuencia.

Al unísono, el martes efectuaron está acción a las tres de la tarde, sonando las campanas durante un minuto junto a la oración que pide por la justicia y construcción de paz en México.

“En memoria de todas las víctimas de la violencia en México y como clamor de la justicia, como refrendo de nuestro compromiso para construir la paz”, explica la comunidad diocesana.

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La seguridad pública continúa siendo la aspiración principal de los sinaloenses y los gobiernos se ven incapaces a proporcionarla como la comunidad la necesita y la merece. La agenda violenta cargada de homicidios dolosos, enfrentamientos entre militares y sicarios del narcotráfico, feminicidios, asaltos a personas y establecimientos, potencian la sensación de desprotección sin garantías para las vidas y patrimonios de los ciudadanos de bien.

La construcción de paz debe entenderse como la obra colectiva que no hemos sabido hacer pues los primeros ladrillos están en el hogar, la escuela, los valores y la integridad. Además de exigirles resultados a las autoridades en prevención y atención de la inseguridad, cada segmento de la población tiene una tarea asignada, así como las diócesis del país hicieron escuchar el grito de las campanas por tranquilidad y justicia.

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Dejemos de preguntar por quién doblan las campanas y escuchemos el repicar de éstas como eco del deseo generalizado por vivir en paz, el llamado a articular la acción ciudadana siendo el último reducto de la esperanza después de “abrazos, no balazos”, “tenemos una baja en índices delictivos” y “el gobierno no ha sido rebasado por los criminales”, frases que explican la rendición de las instituciones frente a la violencia.  Perseveremos pues para que algún día el tañido anuncie la era de tranquilidad, legalidad y civilidad.