Con familias jóvenes sin acceso a vivienda digna, especulación con el suelo, movimientos ciudadanos en exigencia de techos, escasas políticas públicas atenuantes, y el menosprecio del sector construcción a la demanda de casas a precios accesibles, se genera en Sinaloa un fenómeno social que en la medida que desborde pondrá en entredicho los programas gubernamentales que ofertan el bienestar generalizado y poco hacen para alcanzarlo.

En el trabajo periodístico publicado hoy, a cargo de Alexandra Figueroa, ESPEJO pone énfasis en los factores que propician el déficit de espacios habitacionales o la oferta de éstos a precios inaccesibles, que contrastan con la poca capacidad económica de los trabajadores para acceder a ese derecho. Este contenido es en refuerzo a la serie “La casa propia en Culiacán; más un sueño que una realidad”, realizado por la misma autora y Marcos Vizcarra, en agosto de 2022.

El desespero poblacional por tener la casa de sus sueños, así literalmente, recibe como respuesta la lentitud con la cual el gobierno estatal y los municipales diseñan e implementan los programas de alta viabilidad en satisfacción de los estándares internacionales de vivienda decorosa. Se está retornando a invasiones de predios citadinos, el surgimiento de asentamientos humanos improvisados y las manifestaciones en un tema que se creía ya resuelto.

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El alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, reconoce que “Hay una necesidad importante de vivienda, hay una realidad que debemos de atender. Y una vez atendido eso, hablar de vivienda digna, que genere espacios de bienestar”, mientras el gobernador Rubén Rocha Moya afirma que hay mesas de trabajo en las cuales se atiende el problema. ¿Para cuándo los resultados pensando no en resolver conflictos cíclicos sino en políticas públicas con soluciones duraderas?

La planeación de las respuestas tiene que ver con cantidad, calidad y accesibilidad para que el beneficio sea incluyente y desde el abatimiento de la precariedad de casas habitación se formen familias sustentadas en la certidumbre.

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Aparte de viviendas nuevas y accesibles existe el problema de deficiencias en las ya existentes pues según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en México existen daños estructurales en 44.2% de los inmuebles tales como humedad, filtración grietas y cuarteaduras. En síntesis, a dificultades grandes y crecientes le corresponden acciones de altas miras y cambios en la mentalidad gubernamental que habla mucho y hace poco.

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