Ciudad de México.- Atendiendo la predicción de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) que prevé que para el 2050 seamos 9 mil 700 millones de habitantes, uno de los temas prioritarios que preocupa y ocupa a las autoridades, al sector agrícola y a la iniciativa privada, es la seguridad alimentaria.
En México, el sector dedicado a la protección de cultivos contribuye con estudios, investigación y desarrollo de productos y tecnologías innovadoras para el manejo de los principales problemas fitosanitarios en beneficio de la sanidad vegetal y la seguridad alimentaria, de acuerdo con Luis Osorio, director de Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT).
Osorio refiere que la labor de esta industria destaca en que el abasto y certeza alimentaria ubican a la sanidad e inocuidad como activos públicos y a la actividad agropecuaria como un elemento de seguridad nacional, el cual a través de la prevención y mitigación de problemas fitosanitarias se protege.
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Y es que, según la FAO, sin el control de plagas y enfermedades en los cultivos, la producción de alimentos, que en México está a cargo de casi 7.5 millones de pequeños y medianos productores, disminuiría hasta en un 40 por ciento.
Y si a esto se suman otros desafíos como el cambio climático, la escasez de agua y la aparición de plagas y enfermedades que pueden reducir significativamente los rendimientos y calidad de los cultivos, es importante continuar con la implementación de medidas sólidas para garantizar la producción de alimentos seguros, suficientes y nutritivos para satisfacer las necesidades de la población la cual está en constante crecimiento, destacó Osorio.
El director de Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, Osorio, resaltó que “la industria de protección de cultivos desempeña un papel clave en la garantía de alimentos seguros y la protección de la salud pública a través de soluciones y tecnología desarrolladas para prevenir y mitigar problemas fitosanitarios los cuales pueden provocar una disminución de la producción agrícola, un encarecimiento de los costos de producción y un aumento de la importación de alimentos encareciendo así el precio de estos para el consumidor final”.
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“En un mundo en constante crecimiento, donde la disponibilidad de alimentos se vuelve cada vez más crítica, es fundamental la colaboración entre los pequeños y medianos productores, la industria de protección de cultivos y los organismos reguladores, además de la adopción de medidas efectivas y sostenibles para enfrentar los desafíos presentes y futuros en la seguridad alimentaria”, finalizó Osorio.
*Con información e imágenes de PROCCYT.
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