Culiacán, Sinaloa.- Para el economista experto en temas agrícolas, Juan de Dios Trujillo Félix, el país no le está dando suficiente importancia a la ganadería como factor de arrastre del sector agropecuario. Esto debido a que, a pesar de que uno de los principales insumos para el sector ganadero son los granos forrajeros como el maíz amarillo, el país sigue siendo deficitario en la producción de este grano.

Durante el foro ‘Oportunidades de Crecimiento para Sinaloa”, organizado por el Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa, Trujillo Félix compartió con los presentes su análisis respecto a la balanza comercial agropecuaria del país, encontrando que, mientras que la exportación de productos agrícolas se reparte entre distintos frutos, granos y hortalizas, la importación se concentra en practicamente dos granos forrajeros, la soya el maíz amarillo.

Esta situación revela el que el problema de importación de maíz en México no es un problema de importación para consumo humano (Maíz blanco), sino un problema de insumo para la ganadería (maíz amarillo).

LEE MÁS: Analizan economistas oportunidades de crecimiento para Sinaloa

“Estos dos productos (soya y maíz amarillo) prácticamente se llevan el 53.9% de las importaciones. Entonces cuando yo hablo de importaciones de la agricultura prácticamente estoy hablando de dos cultivos forrajeros que van para la ganadería”, explicó.

Así, indicó, los tomadores de decisiones en la política agraria deben tener muy en claro que México es autosuficiente en la producción de maíz blanco para consumo humano, pero deficitario en el maíz amarillo para consumo forrajero.

“Esto significa que la ganadería me está ofreciendo, como factor de arrastre de la agricultura, me está ofreciendo la oportunidad de crecimiento (…) pero es un problema de encadenamiento que nos está fallando”, anotó.

“Porque entonces yo tendría que pensar, si quiero reducir las importaciones de maíz, tengo que pensar en producir maíz para las actividades ganaderas (maíz amarillo)”.

En concreto, Trujillo Félix destaca como el impulsar la siembra y producción de un mayor número de hectáreas de maíz amarillo en el país generaría dos efectos positivos en el sector primario mexicano:

  • La disminución de las importaciones del grano y
  • su consecuente abaratamiento como alimento ganadero

“Curiosamente el gran problema de la ganadería es que su costo más importante son los insumos, el alimento; entonces para hacerlas más eficientes se necesita un insumo más barato”, puntualizó.

Este analisis se confirma en el estudio de la Sagarpa “MAÍZ GRANO BLANCO Y AMARILLO Mexicano”, en el cual se indica que, para el año 2017, la producción de maíz amarillo solo satisfacía el 23.95% de la demanda nacional. Este mismo documento indica como en el 2016, el 76% del maíz amarillo se destinó al consumo pecuario, 18% a la industria almidonera, 2% al autoconsumo, 2% al consumo humano y el resto a mermas (2%).

Más preocupante es que, mientras el pronóstico de consumo para el 2030 es de 23.28 millones de toneladas, el pronóstico de la producción nacional se incrementaría de 3.55 a solo 4.92 millones de toneladas. De concretarse estos pronósticos, la distancia entre la demanda y la oferta nacional de maíz amarillo sería de alrededor de 18.36 millones de toneladas.

Ante esta situación, la Sagarpa recomienda el diversificar las fuentes de importación del grano alternativas a Estados Unidos, pero conservando como prioridad el impulso a la producción nacional.

Para Sinaloa el organismo recomienda:

  • Fomentar la aplicación de paquetes tecnológicos adecuados mediante un programa de asistencia técnica y control fitosanitario.
  • Implementar esquemas de agricultura por contrato.
  • Incrementar las densidades de siembra.
  • Impulsar la siembra de maíz amarillo.
  • Impulsar la reconversión productiva a otros cultivos con potencial productivo.

Avance en productividad y valor per cápita

Entre los datos relevantes que compartió respecto al estado del sector agropecuario, indicó que durante los últimos años el valor de la producción agroalimentaria ha crecido al doble que el de la población, lo que significa que el valor per cápita está aumentando.

A su vez, mientras los niveles de producción agrícola han incrementado a tasas constantes, la superficie de tierras cultivadas en realidad ha disminuido, lo que también habla de un incremento en la productividad del sector.

LEE MÁS: Escasez de agua en presas de Sinaloa complica el panorama para el Agro

Esta situación es positiva ya que indica mayor productividad de la tierra, pero puede convertirse en un lastre para los productores al correr el riesgo de, si no se busca un mercado externo para el exceso de producción, abaratar el precio de sus productos y amenazar su rentabilidad.

Respecto al maíz blanco, comentó que durante los últimos años se ha convertido en un cultivo importante para exportación. “Entonces hay que tenerlo claro para la definición de políticas de exportación”, indicó.