La demanda que interpuso Marcelo Ebrard Casaubón ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido Movimiento Regeneración Nacional con la solicitud de que sea declarada la nulidad y ordenar la reposición del proceso interno, echa abajo la escenografía de la democracia y unidad con la que Claudia Sheinbaum Pardo recibió la candidatura de Morena a la Presidencia de México.

El partido del presidente Andrés Manuel López Obrador sale raspado de la elección doméstica al derrumbársele la apuesta a que todos obedecerían con singular mansedumbre lo que en realidad fue el “dedazo” implementado desde Palacio Nacional, resaltando la actitud digna de Ebrard cuyo equipo de apoyo fue expulsado con el uso de la fuerza pública del lugar en que fueron contabilizados los resultados de las supuestas encuestas que definieron a la aspirante presidencial.

En la querella del ex secretario de Relaciones Exteriores se expone que durante el proceso de designación de candidato existieron actos de violencia, acarreo de votantes, condicionamiento de programas sociales, parcialidad el día del levantamiento de la encuesta, publicidad de Claudia Sheinbaum en los lugares donde se levantó la encuesta y desaparición temporal e injustificada de urnas.

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Para sorpresa de la opinión pública esto no sucedió en el PRI sino en el partido que gobierna ya que en el frente opositor donde participan las siglas del Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, la definición de Xóchitl Gálvez como candidata a la titularidad del Ejecutivo Federal resultó más tersa y legitimada por la unidad con que reaccionaron los demás participantes en la contienda interna y la solidez de las organizaciones políticas integradas a la alianza Frente Amplio por México.

De alguna manera el voto reflexionado, aquel que antes de pensar en los partidos planea el mejor futuro para la Nación, valorará el desempeño de los dos bloques que competirán en los comicios del 2 de junio de 2024, y el sufragio a ciegas, guiado por el fanatismo y la siembra de odios, en vías de extinción, resultará insuficiente para condenar a México a nuevos períodos de atrasos e incertidumbres. Lo que Ebrard denuncia hoy ante los órganos de arbitraje lo sancionarán los auténticos ciudadanos al momento de estar en las casillas electorales.