Para abrirse paso en el mercado las empresas requieren comprender las necesidades de los clientes con el fin de poder desarrollar innovaciones, generar nuevos valores y encontrar eficiencia operativa que les permita transformar y generar retornos de inversión óptimos al identificar una capacidad institucional que puedan desarrollar mejor que nadie, reveló Liz Hilton Segel directora sectorial de McKinsey.

Dicho de otra manera, dijo, se trata de descubrir una capacidad que no sólo genere valor, sino también una distancia competitiva que les ayude a destacarse frente a sus competidores y crecer, sin embargo, surge la interrogante sobre ¿Cómo identificar el superpoder de mi empresa?, con el apoyo de la dirección ejecutiva se puede obtener éxito en los mercados cada vez más mercantilizados construyendo una superpotencia.

“Hemos hablado con cientos de líderes y colegas de todas las industrias. Han compartido con nosotros las historias sobre empresas que tomaron una decisión, alinearon sus recursos y construyeron la superpotencia elegida para ofrecer una economía superior (y, a veces, superar a sus rivales e innovar en industrias enteras)”, explicó.

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Detalló el caso de un minorista que integró análisis en partes clave de la empresa a través de una nueva plataforma tecnológica, modificó la forma en que más de 600 comerciantes tomaban decisiones sobre precios y rebajas, y capacitó y certificó a cientos de empleados sobre nuevas formas de trabajar, con ello cambió radicalmente la forma en que la empresa realizaba la comercialización, al recurrir a la capacidad institucional.

Explicó que si bien el término ‘capacidad’ se utiliza mucho significa cosas diferentes, cuando se habla de ‘capacidad institucional’ se refiere al conjunto integrado por personas, procesos y tecnología que ayudan a la empresa para hacer constantemente las cosas mejor que sus competidores, con base en una estrategia corporativa que involucre un trabajo integral para la empresa y la industria.

“Piense en cualquier empresa que admire y probablemente podrá enumerar uno o dos superpoderes que la hagan excepcionalmente exitosa. Toyota ha sido venerada por sus fortalezas en la manufactura eficiente. Disney es un modelo de experiencias imaginativas para los clientes. Netflix es conocida por su cultura de “libertad y responsabilidad”; en todos estos casos, las capacidades institucionales construidas calculadamente a lo largo del tiempo han ayudado a estas compañías a tener éxito y prosperar”, ejemplificó.

Por su parte, Homayoun Hatami, socio director de capacidades de clientes globales de McKinsey explicó que las capacidades institucionales se dividen en dos categorías: funcionales como ventas, gestión de la cadena de suministro y adquisiciones, marketing de desempeño, es decir, actividades centrales que la empresa ya realiza pero que pueden cambiar o mejorar para generar una ventaja competitiva.

Y la otra es la categoría de las capacidades de toda la empresa como la velocidad de toma de decisiones, la capacidad de innovar, el sistema operativo, el enfoque en el cliente, que se relacionan con la forma en que se gestiona la empresa a lo largo del tiempo para seguir siendo competitiva.

Refirió que al conocer las capacidades que tiene la empresa se pueden construir los superpoderes siguiendo como guía la visión, los empleados y sistema de talentos, la cultura, tecnología, organización y rutinas o procesos, que son elementos que se deben considerar cuidadosamente a medida que se desarrollan las capacidades institucionales.

Visión y liderazgo: ¿Cuáles son los marcadores que indicarán que se ha creado una “superpotencia”? es igualmente importante que el equipo de liderazgo se comprometa con el viaje y lo impulse inquebrantablemente hasta que la superpotencia esté completamente arraigada y sea sostenible.

Empleados: para que la superpotencia sea diferenciadora y sostenible las empresas deben trabajar duro para construir un sistema completo de talentos que funcione bien; mapee los roles y habilidades fundamentales requeridos para la capacidad; evalúe las fortalezas y deficiencias existentes; equilibre eficientemente la nueva contratación y la recapacitación de los empleados actuales.

Cultura y mentalidad: la clave, según nuestra experiencia, es comprometerse con una medición continua de la cultura y la inclusión de métricas de cambio cultural en los incentivos para la alta dirección. La cultura se puede medir y seguir sus cambios a lo largo del tiempo.

Tecnología: el primer error es confiar demasiado en una revisión de los sistemas centrales para resolver todos los problemas, ya que esa dependencia excesiva crea el riesgo de desacelerar el ritmo de cambio de la empresa. El segundo error es optar por una solución alternativa y crear recorridos digitales únicos para el cliente o modelos de IA, ya que rara vez obtienen la escala y el impulso necesarios para construir una capacidad institucional.

Organización: las empresas deben comprometerse con la capacidad y construir la estructura permanente, definir claramente las funciones y responsabilidades, las estructuras de presentación de informes y los derechos de decisión para que la capacidad pueda florecer.

Rutinas: las empresas líderes tratan a su superpotencia como un atleta estrella trata su deporte: como un oficio que debe practicarse continuamente, con un entrenamiento de clase mundial, para garantizar una calidad y un rendimiento cada vez mayores.

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Destacó que la construcción de una nueva superpotencia no se puede delegar; requiere el equipo superior como fuerza impulsora para ser eficaz.