Culiacán, Sin.- El primero de mayo de 1954 se fundó la papelería Baysac. Es probablemente la más vieja de Culiacán y está en vísperas de cumplir 70 años de vida, durante los cuales ha sido atendida por tres generaciones.
Fue fundado por el matrimonio de doña Bertha Torrero Zazueta y Jesús Carrillo Medina sobre la calle Miguel Hidalgo número 254, y desde hace casi siete décadas ha mantenido la misma ubicación.
En el presente Baysac es sostenido por la hija de esta pareja, Bertha Alicia Carrillo Torrero, quien desde sus ochos años comenzó a pasar gran parte de su vida sobre los pasillos y bodegas de este lugar; recuerda que pese a que su papá era ingeniero, sus ingresos no le permitían cubrir todos los gastos de la casa, por lo que la pareja optó por emprender en una papelería.
“Mi mamá fue la que empezó e intentó hacer el negocio, consiguió créditos y lo comenzó con tres mil pesos”, menciona.
LEE MÁS: Peluquería “Hermanos Castañeda”: tres generaciones cortando el cabello en Culiacán
Lejos de los que muchas personas han pensado sobre la palabra Baysac, que podría referir tal vez a un apellido, el nombre surgió por la creatividad de doña Bertha Torrero al jugar con las iniciales de sus dos hijas:
BAYSAC
B- (Bertha).
A- (Alicia).
Y- (unión de los nombres).
S- (Socorro).
A- (Aidé).
C- (Carrillo).
Sin embargo, para 1976 la historia de la papelería Baysac pudo haber concluido, ya que para entonces, sus dueños consideraron terminar su etapa de comerciantes y cerrar. En ese momento su hija Bertha ya estaba demasiado involucrada en el negocio, por lo que le propuso a su madre comprar ella misma el establecimiento.
“Mi mamá dijo que iba vender el negocio, entonces yo le dije que yo me quedaba con él. Hicimos un inventario y yo se lo pagué: tomé ese riesgo y hay la llevo”, manifestó.
PAPELERIAS: EN VÍSPERAS DE DESAPARECER
Doña Bertha dice estar consciente que las papelerías tradicionales en general están viviendo un proceso de desaparición.
En parte a las transformaciones y adecuaciones urbanas del primer cuadro de Culiacán, a la llegada y popularización del internet en los hogares a partir de los 2000, así como a la competencia con las grandes tiendas minoristas como Office Depot, centros comerciales y la presencia de tiendas proveedoras o importadoras.
Recuerda como la época dorada de la papelería Baysac la década de los ochenta. Sobre su acera se desplazaban más transeúntes, muchas de las escuelas y colegios todavía estaban concentradas en el centro de Culiacán, además de que en ese entonces los vehículos todavía podían estacionarse sobre esa calle. Aparte de eso, indica que su negocio llegó a ser proveedora de otras papelerías de la capital, algunas ya desaparecidas.
LEE MÁS: Centro de Guayaberas “Mérida”: El local que viste a los gobernadores
A lo largo de estos años, la señora informa que ha visto morir a muchos de los negocios que se encontraban tan solo alrededor de su perímetro: “había áreas de estacionamientos que eso hizo que varios negocios de por ese tramo cayéramos”.
Hoy en día doña Bertha comparte que los productos más populares que venden son libretas y plumas, aunque precisa que principalmente por temporadas, como el regreso a clases, posteriormente a eso las ventas vuelven a bajar.
“Las generaciones nuevas ya no están acostumbradas a ir a una papelería, se les hace más fácil ir a esas tiendas aunque les cueste más caro”, explica.
“Muchos son personas que antes aquí compraban y regresan porque saben que encuentran lo que antes necesitaban, por ejemplo, a lo mejor algún tipo de papel, de cuadernos, que se llaman libreta francesa o un cuaderno italiano, muchas veces por esos detalles muchos vienen aquí”, señala.
LOS DESAFÍO DE LA PAPELERÍA BAYSAC
La prolongación de la supervivencia de esta papelería familiar es porque también se adhirió en tiempos más cercanos la nieta de doña Bertha Torrero Zazueta y Jesús Carrillo Medina, hija de doña Bertha Alicia. Nos referimos a Alejandra Vega Carrillo, que a su llegada Baysac fue adaptándose poco a poco al avance de la tecnología; ella se encargó, por ejemplo, de ofrecer otros servicios como impresiones o copias.
Alejandra menciona que un quiebre drástico que vivieron las papelerías y del cual no han podido recuperarse económicamente fue con la pandemia de Covid-19. Precisa que hasta hace poco antes de esa crisis sanitaria todavía era muy común que los maestros mandaran a sus alumnos por monografías y biografías para sus diversas actividades.
Platica que durante las clases en línea la mayoría de los padres de familia se acostumbraron a imprimir todo desde sus casas, así como buscar en internet toda la información que antes era requerida en las papelerías.
“Aquí están las monografías del sistema solar, aparatos reproductores, fechas históricas, culturas, todos lo que te puedas imaginar. Esto es muy pronto, por la pandemia se quedó. Ahorita están en stock todos estos materiales”, advierte al asomarse en la gran bodega de la papelería atrás del mostrador principal.
LEE MÁS: La Casita de Chocolate: cuarenta años de “vender sonrisas”
Lejos de mostrarse pesimista, Alejandra considera que el proceso por el que están pasando las papelerías tradicionales que aún sobreviven en Culiacán es solo un ciclo; se refiere a que la tecnología y el internet no han sido tan beneficiosos para el aprendizaje de los niños y niñas, ya que no leen y solo copian y pegan.
“Muchos maestros están volviendo a la antigüita, es un ciclo en el que padre de familia se está dando cuenta que su hijo no está aprendiendo y al mismo tiempo el maestro se da cuenta que el alumno nomás está copiando”, considera.
“Vamos a volver a la antigüita. Y ahora es ‘me lees la hoja y ahora si empiezas a escribir’: es un ciclo”.
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.