Ciudad de México.- La iniciativa presentada en el Senado de la República para crear una Cédula de Identidad Ciudadana (CURP), está en la mira de organizaciones defensoras de derechos humanos y digitales las cuales argumentan que este registro, de concretarse, expondría a la población a una vigilancia masiva por parte del Gobierno federal y podría generar vulnerabilidad en caso de que los datos biométricos requeridos por el registro fueran filtrados o hackeados.

En marzo de este año, las senadoras morenistas Olga Sánchez Cordero y Mónica Fernández Balboa suscribieron la iniciativa con proyecto de decreto por el que se abroga la Ley General de Población de 1974 y se sustituye por una nueva.

Entre sus artículos se encuentra la creación de un Registro Nacional de Ciudadanos a cargo de la Secretaría de Gobernación–al cual sería obligatorio a todo ciudadano y ciudadana inscribirse– y la expedición de la Cédula de Identidad Ciudadana.

Dicha Cédula, según el artículo 79 de la iniciativa, contendría “cuando menos”: apellido paterno, materno y nombre(s); la Clave Única de Registro de Población (CURP); fotografía de titular; lugar y fecha de nacimiento; firma y huella dactilar. La recopilación de estos datos biométricos ha sido señalado como problemático e innecesario por organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).

R3D ha cuestionado que este Registro Nacional de Ciudadanos obligatorio, ya con datos biométricos como la fotografía y huellas dactilares, pudiera ser un instrumento con fines políticos y de condicionamiento a programas sociales; constituir una base de datos susceptible a ataques cibernéticos; o incluso abrir la puerta a que el Gobierno federal lo utilizara para ampliar su capacidad de vigilancia masiva, y monitorear y perseguir a activistas, periodistas, representantes de la oposición, minorías, entre otros.

“Hay muchas herramientas con las que puedes identificarte, y tu derecho a la identidad no se reduce a una sola credencial única”, remarcó Grecia Macías, abogada de la ONG. “Nos preguntamos, ¿con qué finalidad [se crearía este Registro], que no se pueda lograr ya con con el INE o con cierto tipo de herramientas? (…) ¿Qué vas a lograr con esto [la Cédula] que no puedas hacer con lo que ya tienes, no? Que no sea para cuestión de control o herramientas de vigilancia”.

El Gobierno mexicano no es ajeno a la vigilancia de grupos sociales y políticos opositores en años recientes. Tanto los documentos filtrados de Guacamaya Leaks como el caso del software Pegasus han demostrado que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y el actual de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) se hizo un seguimiento y monitoreo puntual por parte del Ejército de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, de los cuales 43 fueron desaparecidos en septiembre de 2014; a periodistas y activistas como Marcela Turati, Ricardo Raphael, miembros del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro ProDH), entre otros.

La misma Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuestionó a México por el uso de Pegasus contra activistas en ocasiones anteriores, y expertos de la organización hicieron un llamado en la cumbre RightsCon de junio de 2023 a la cautela “ante el impacto radical de las tecnologías digitales en el contexto de las crisis humanitarias, desde la recopilación de datos a gran escala –incluida la recolección de datos biométricos muy sensibles– hasta el uso de tecnologías avanzadas de vigilancia selectiva”.

¿A dónde irán nuestros datos?

La iniciativa de Morena, que fue turnada a las comisiones unidas de Gobernación y de Estudios Legislativos, Segunda, del Senado de la República, contempla en su artículo 84 que datos del Registro Nacional de Ciudadanos podrán compartirse “a las demás dependencias y entidades públicas que la requieran para el ejercicio de sus atribuciones”, sin que se especifique en qué situaciones se pudiera hacer la transferencia de la información o bajo cuáles se impediría esto.

En ese sentido, Macías profundizó que a miembros de grupos vulnerables los pondría “en la mira”, porque no habría un control de quién, cómo, cuándo, dónde y por qué se están compartiendo los datos del Registro. Incluso, de ser solicitada y brindada la información a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se expondría a las personas a que se les abriera una carpeta de investigación por un delito no cometido sin el conocimiento del acusado, consideró.

“Ya había otras bases de datos centralizadas, otras ideas, otras propuestas de este tipo de base de datos centralizadas, y casi todas han venido de la Secretaría de Seguridad Pública, porque también hay herramientas tecnológicas con capacidad de reconocimiento facial que se están usando en aeropuertos, en algunos estados, entonces sería darles esta base en la que pueden entrenar todas estas tecnologías, usarlo en nuestra contra, y en especial con grupos en situación de vulnerabilidad como periodistas o defensores”, expuso.

“Pierdes esa capacidad de poder moverte sin ser sometido o sometida constantemente a vigilancia masiva y encubierta, que aparte no tenemos los medios para poder pelearlo, porque, uno, no están siendo transparentes, y dos, ni siquiera nos enteramos de que está ocurriendo porque está encubierto”.

También puedes leer: