Culiacán, Sinaloa.- Camila Govea Robles es una joven bailarina de ballet clásico originaria de Culiacán. De esta disciplina artística lo que más le gusta es la libertad de expresarse sin necesidad de utilizar las palabras.

“Yo creo que es una manera muy linda; es muy difícil pero a la vez muy relajante, sensible, suave. Es algo que realmente si se te mete se apega a tu corazón, a tu sensibilidad y a tu conocimiento”, describe.

Egresada de la Licenciatura de Danza Clásica de la Escuela Nacional de la Habana, Cuba, en el presente se le ha presentado una oportunidad que podría definir el futuro de su carrera profesional. En entrevista con Espejo, la joven culichi compartió que fue aceptada en el Chevalier Ballet, con sede en Nueva York.

Antes de partir a esa aventura, nos habló un poco acerca de su trayectoria dentro del mundo del ballet, algunas experiencias, pero sobre todo de sus metas y objetivos en esta nueva etapa.

Explica que ella comenzó con el ballet a los 13 años, una edad considerada ya tardía para empezar en este arte como profesión. Sin ningún conocimiento previo y viendo videos en su casa como un primer acercamiento, es que le pide a su mamá meterla a clases.

“Yo comencé aquí en la escuela de la maestra Karemia (Escuela Karemia Del Rey) y pues fue una época muy bonita llena de aprendizaje donde crecí mucho. Yo tenía que ver a las niñas de mis demás clases y aprender de ellas para poder ir creciendo”, recuerda.

Con los años, lejos de optar por una carrera convencional Carmina estaba segura que el ballet era a lo que quería dedicarse de manera profesional.

Comenta que fue durante sus estudios en Cuba que comenzó realmente en esta disciplina, conocer maestros extraordinarios, su manera de enseñar, así como la forma en que la iban relacionando a ese mundo, pero sobre todo, tener la dicha de haberse presentado en el Gran Teatro de la Habana “Alicia Alonso”, sede del Ballet Nacional de Cuba.

“El público en Cuba es muy admirable y muy conocedor, realmente allá todo mundo conoce del ballet, es algo que es parte de la historia de Cuba y siempre lo aprecian mucho”, menciona.

“Yo después de graduarme en la escuela de la Habana tuve la oportunidad de estar bailando en una compañía en California, pero posteriormente inició la pandemia  y me regresé a Culiacán, en mi casa. Mientras tanto, practicaba y ensayaba por mi cuenta”, explica.

Luego de un lapso de tres años es cuando Carmina Govea vuelve a reactivarse con las esperanzas de ser aceptada en una escuela o compañía de danza; envía videos suyos mostrando sus mejores técnicas y tras varios intentos recibió una buena noticia: ser aceptada como aprendiz en un programa de ocho meses en el Chevalier Ballet.

“Es increíble, es una oportunidad muy grande. Estoy súper emocionada por comenzar ya”, comparte.

Entre los desafíos que la joven bailarina visualiza es tener nuevos maestros con nuevas técnicas, además de estar con compañeros de distintas partes del mundo. Sostiene que lo mejor es ponerse retos ella misma para seguir creciendo y realzar su carrera aún más.

Entre uno de esos objetivos, detalla, es aprovechar su estancia en Nueva York para ver qué más oportunidades se le pueden presentar. Incluso nos comenta que para el próximo año ya tiene audiciones en mente para saltar a otras compañías; sin embargo, en lo que realmente sueña Camila es en llegar a una compañía de ballet en Europa.

Por lo pronto ella sigue soñando con interpretar algún día el papel principal del ballet Giselle, algo en lo que ha pensado desde que comenzó en el ballet.

“Es muy precioso. Además, también es un ballet muy dramático, pero también al mismo tiempo la música es muy admirable, suave en unos momentos y después fuerte en otros y eso me gusta”, menciona.

Por último, Camila Govea Robles destaca que no quiere partir de Culiacán a Nueva York sin antes agradecer a las personas que la han apoyado para materializar este proyecto, como su tío Jorge quien fue el que desde un inicio la apoyó económicamente para comenzar este programa de aprendiz.

“Además de que por otros medios yo también estuve buscando ayuda y pues al final el gobernador Rubén Rocha Moya también me pudo brindar un apoyo para esta estancia de ocho meses en Nueva York, para ya posteriormente incorporarme a la compañía. Sigo buscando apoyos todavía para lo que queda de mi estancia, pero así nos vamos muy contentas”.

“Y por último el gran agradecimiento de apoyo de mi mamá Rosa María Robles que siempre me ha apoyado a lo largo de mi carrera desde mis estudios aquí y en Cuba, por eso estamos muy felices de que realmente me vaya a una compañía de ballet”.

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