Culiacán, Sinaloa.- Durante la época del Porfiriato en Sinaloa, los ingenios azucareros fueron la rama productiva más importante dentro de la industria de la transformación  existente en la entidad, sino es que la única en ese periodo.

Si bien la actividad económica más importante en ese tiempo era la minería, las materias extraídas no implicaban un procesamiento aquí, ya que casi en su totalidad eran destinadas a la exportación.

La proliferación de estos centros de desarrollo tuvo que ver con la política económica liberal que promovió Porfirio Díaz en el país, mediante una serie de facilidades para la atracción de inversiones extranjeras, regulaciones que también pudieron aprovechar unas cuantas familias poderosas de la región como los Almada o los Redo.

En el ensayo “Origen y crecimiento de la industria azucarera de Sinaloa (1877-1910)”, el autor Jorge Sánchez Sandoval se encarga de explicar las causas y factores que tuvieron que ver con el éxito de este sector.

Explica que en un inicio una de las circunstancias para el florecimiento del cultivo de caña tanto en Sinaloa como en algunas zonas de México, fue la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, ocasionando que muchos ingenios de Florida y Luisiana, que funcionaban en su totalidad con mano esclava, dejaron de operar.

El fin de la esclavitud en aquel país representó un área de oportunidad económica que aprovechó el gobierno porfirista, donde incluso, mucha de la maquinaria y equipo desinstalado de los estados mencionados, fueron comprados principalmente en Cuba y México, incluyendo para algunos ingenios de Sinaloa.

“Dicha crisis en la década de 1890, facilitó la extensión de la producción azucarera en Sinaloa, donde existían ciertas ventajas corporativas como se comentó anteriormente y capitales originadas de compañías mineras y comerciales, como el de la familia Redo o bienes capitales de compañías extranjeras que asociadas con hacendados locales, como en un inicio fue el caso de la relación entre Zacarías Ochoa y Benjamín F. Johnston”, se lee en el estudio.

Jorge Sánchez Sandoval comenta que la política de colonización y de fomento de la inversión extranjera fue importante para que surgieran ingenios en Sinaloa, particularmente en el centro y norte del estado, con la participación de capital estadounidense, tal fue el caso del ingenio La Florida, establecido en 1888, propiedad de Stephan Zakany, en el pueblo La Florida, en las inmediaciones de la Villa de Ahome.

Otro fue el fundado en Los Mochis constituido en 1903 como United Sugar Company S.A., el cual fue una fusión de otros ingenios, el ingenio de El Águila, La Constancia y La Florida, los cuales fueron adquiridos por el empresario estadounidense Benjamín Johnston, quien previamente había desmantelado las fábricas mencionadas.

“En Sinaloa a pesar de que el gobierno liberal porfirista daba demasiado apoyo al capital extranjero, el capital nacional logro alcanzar un lugar destacado en las inversiones realizadas en esta entidad al crear los ingenios La Aurora propiedad de la familia Redo que se localizaba en Culiacán; La Constancia (1988) de Francisco Orrantia y Sarmiento ubicado en el poblado La Constancia dentro de la municipalidad de El Fuerte; La Primavera (1893) propiedad de los hermanos Almada, en Navolato”, se lee.

En 1903 surge otro ingenio que los hermanos Redo le llamaron Eldorado, con maquinaria y equipo de Florida, Estados Unidos, pero fue el ingenio La Primavera, en Navolato, el que contaba con la maquinaria más moderna en Sinaloa construido con equipo importado desde Europa por la familia Almada, lo que les llegó a permitir moler hasta 300 toneladas de azúcar por día y fabricar tanto azúcar en polvo como en cubos.

“Con la infraestructura en apoyo a la siembra de caña de azúcar, los siete ingenios que se encontraban operando en Sinaloa durante la mayor parte del Porfiriato, llegaron a poseer una capacidad de molienda de mil 600 a mil 800 toneladas de caña diaria, dando empleo aproximadamente a cuatro mil trabajadores, y creando una extensa red comercial a lo largo del Noroeste de México”, se informa.

 

Este desarrollo económico en algunos puntos específicos del estado generó también que el sector azucarero, con sus grandes extensiones de siembra de caña y procesamiento de la materia prima en los ingenios, ocasionó que los empresarios ofrecieran altos salarios, convirtiéndolos en centros de trabajo atractivo hasta para personas de otras entidades del país.

Los lugares donde se instalaron, menciona el autor, se convirtieron en polos de atracción poblacional, se desarrolló el comercio y crecieron ciudades como es el caso de Navolato, Eldorado y Los Mochis.

Si bien la industria azucarera fue fuertemente afectada derivado  del estallido de la Revolución Mexican, Jorge Sánchez Sandoval revela que ésta ya venía sufriendo una crisis a partir de 1905. Fue tanta la producción generada por estos ingenios, tanto en Sinaloa como en las otras regiones del país, que se generó un gran stock, iniciando una estrategia de disminución de los precios por parte de los productores.

“La sobreproducción de azúcar que se tuvo desde comienzos del siglo XX cambió esta posibilidad  y ante la urgencia de una salida práctica cambiaron de estrategia y contribuyeron en organizar un trust azucarero y fomentar la exportación de azúcar, incluso a precios castigados”, se indica.

 

En la etapa terminal del Porfiriato, continua, se presentaron diversas “desarticulaciones” entre producción, distribución, intercambio y consumo de azúcar que son propios de una industria naciente en una economía subdesarrollo como la de ese tiempo.

“Esta desarticulación es provocada por una sobreoferta del edulcorante combinado con una demanda escasa debido al reducido poder económico de la población. En tanto que la sobreoferta azucarera se logró a través de innovaciones tecnológicas a la maquinaria importada”, concluye.

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