Culiacán, Sinaloa.- Invierno del 92, es época de Navidad y en medio de la algarabía y el ambiente festivo, Alexis Zazueta, con tan solo seis años de edad, escucha a su mamá y a sus tías comentar que necesitan ir a comprar ropa, zapatos, los regalos y la cena para nochebuena. Luego de la reunión de las tardes en casa de los abuelos en el Vallado Nuevo, toman camino su mamá y todas las hermanas.

Plaza Fiesta es el lugar elegido para adquirir lo que necesitan. Cuenta que la Plaza luce repleta, de fondo recuerda que se escucha Wháts Up de 4 non blondes, canción que fue muy popular en esa época. Percibe bonanza; todas las tiendas con mucha demanda, especialmente Casa Ley, tienda ancla para la plaza que atrajo a multitudes.

En la memoria de varios, Plaza Fiesta era el epicentro de las compras, un lugar vibrante donde las familias se congregaban y los clientes llenaban las tiendas, sin embargo, un vistazo a la Plaza en este 2024 revela que este ícono comercial lucha por mantenerse a flote en un mar de cambios y transformaciones en los hábitos de consumo de la sociedad.

El ala norte se encuentra prácticamente vacía, con espacios comerciales en renta que pintan un cuadro desolador, mientras que en el centro de la plaza los transeúntes, en su mayoría adultos mayores, se aventuran a realizar sus compras en la todavía activa Casa Ley, así como en la sección sur donde se ubica la tienda Coppel, recientemente remodelada.

Transformaciones urbanas y competencia

 

El sociólogo Juan Carlos León Ramos, especialista en sociedad del consumo, explica que el declive de Plaza Fiesta es parte de un fenómeno más amplio que afecta a las plazas comerciales en todo el país. Con el crecimiento de la mancha urbana y la migración hacia nuevas colonias, la oferta de consumo se ha dispersado, llevando a la aparición de nuevas plazas que satisfacen las necesidades de la población en lugares más cercanos.

Espejo Negocios detectó a través de un escaneo en Google Maps que en Culiacán hay actualmente 121 puntos designados como plazas comerciales, con al menos 20 de tamaño grande y mediano. Plaza Fiesta, aunque una de las más antiguas, cumpliendo 38 años en julio de este año, ha perdido terreno ante la competencia más moderna y ubicada estratégicamente.

Impacto de la era digital y la pandemia

 

El auge de las compras en línea, exacerbado por la pandemia, también ha dejado su huella en Plaza Fiesta, explicó el sociólogo. La pandemia aceleró el cambio en los hábitos de compra haciendo que la desconfianza inicial hacia las transacciones por internet se desvaneciera, y ahora, incluso los grandes almacenes ofrecen servicios en línea. Esta tendencia afecta tanto a las grandes plazas como a las más pequeñas, que abren y cierran rápidamente debido a la competencia digital.

León Ramos señala que el cambio en las preferencias de consumo no solo está relacionado con la conveniencia de las compras en línea, sino también con la búsqueda de experiencias más allá de las compras. Plazas como Ceiba ofrecen una experiencia única a pesar de los precios elevados, apostando por la diversión y el disfrute como atractivo principal.

El reto de plaza fiesta

 

Para las plazas comerciales en todo el país, el reto reside en adaptarse a las nuevas formas de consumo. En tanto a Plaza Fiesta, un ícono comercial de Culiacán,  se ha quedado rezagada, enfocándose principalmente en comercios de productos mientras otras plazas incorporan experiencias y entretenimiento, y la falta de opciones de disfrute hace que los consumidores opten por otros destinos.

Los establecimientos físicos, incluyendo plazas comerciales enfrentan una encrucijada en la era digital. Para sobrevivir, deben reinventarse como un destino que ofrezca no solo productos, sino experiencias únicas y accesibles. De lo contrario, podrían perder su brillo ante la adaptación de las tendencias del consumidor donde la incorporación de elementos experienciales se perfila como la clave para la supervivencia en el competitivo mundo comercial de la nueva era tecnológica y digital.