Culiacán.- Después de una juventud cubierta de estigmas, discriminación y exclusión social, las personas de la población LGBT+ que han llegado a la tercera edad ven limitadas sus oportunidades de tener bienestar y una vejez digna, de acuerdo con especialistas en la materia.

El académico en Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Luis Guadalupe Guerrero, mencionó que la población LGBT+ que llega a la tercera edad suele vivir una doble discriminación: por su edad y por su orientación sexual, identidad o expresión de género, lo cual se traduce en una vejez marcada por la soledad y marginación.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) para el año 2021, publicada por el INEGI, en México, la población LGBT+ asciende a cinco millones de personas, es decir, 1 de cada 20 personas se identifica como población LGBT+. De ellas, el 7.6% tiene más de 50 años de edad.

“El proceso de envejecimiento de la población LGBT+ sí es un poco más complicado porque todavía seguimos con un pensamiento tradicional, un pensamiento cultural arraigado a la heterosexualidad”, dijo Luis Guerrero.

 

Por su parte, Tiago Ventura, activista LGBT+, explicó que los estigmas que vivió la persona de joven suelen dejar una huella imborrable, obligándola a autoexcluirse de diversos espacios de recreación o atención médica, ante el miedo de volver a ser víctimas de palabras o actitudes ofensivas.

“Sí hay mucha discriminación para la población que somos jóvenes y mucho más para una persona que vivió su juventud hace 20 años, donde ser LGBT+ era prácticamente muy señalado, entonces, tienen las personas esta idea de que van a seguir siendo discriminados y al llegar a la mayoría de edad se autoexcluyen”, dijo.

 

Si bien, ahora hay mayor aceptación a la diversidad sexogenérica, en años anteriores era más marcada la discriminación que esta población vivía, pues carecían de oportunidades laborales, eran excluídas de sus familias y solían ser víctimas de violencia física, psicológica y sexual.

A esto se le añade la fuerte discriminación institucional que estas personas sufrieron, ya que fue hasta 1973 que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) eliminó la homosexualidad del Manual de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM) y fue hasta el 2023 cuando en Sinaloa se aprobó la penalización de terapias de conversión, encaminadas a corregir la orientación sexual, identidad de género o expresión de género de una persona.

Según la ENDISEG, las personas de la población LGBT+, tienen mayor probabilidad de recibir una negativa a la hora de solicitar un empleo, además, el 23.7% de los encuestados señaló haber sido obligado por sus padres a asistir a un psicólogo, médico, autoridad religiosa o institución con el fin de “corregirle”.

Aunque el proceso de envejecimiento es distinta en cada persona, dichos especialistas abundaron en la falta de apoyos, leyes y políticas públicas que logren una igualdad y la inclusión de las personas LGBT+ en todas las etapas de la vida.

“Aquí en Sinaloa apenas estamos trabajando con el reconocimiento de estas identidades, con las leyes, con hacer visible la parte de la diversidad sexogenérica. No tenemos espacios dignos para personas adultas mayores, vemos que las personas LGBT+ que tampoco lo van a tener”, expresó Luis Guerrero.

 

Ante ello, Tiago Ventura explicó que uno de los proyectos que la asociación civil Sinaloa Incluyente tiene en mente a largo plazo, es la creación de una casa hogar para personas de la diversidad sexogenérica.

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