Reflexiones

Ronaldo González Valdés

Día Internacional de los Museos: el MASIN, una historia en la historia culichi

El edificio histórico que alberga al MASIN fue construido en 1837, residencia de la alta jerarquía eclesiástica, de los poderes estatales y del palacio municipal, sede de la Dirección de Seguridad Pública Municipal y desde el 21 de noviembre de 1991 Museo de Arte de Sinaloa

Al recuerdo de Rosa María Haas

El Museo de Arte de Sinaloa es un recinto emblemático de la cultura en Culiacán, en Sinaloa, en el noroeste de México. Un ejemplo de la manera en que deben definirse las vocaciones de los espacios culturales. En contraparte, tenemos, a dos cuadras del MASIN, el Casino de la Cultura, un ejemplo de indefinición vocacional de un espacio: un espacio básicamente desperdiciado, pero eso es harina de otro costal.

El edificio histórico que alberga al MASIN fue construido en 1837, residencia de la alta jerarquía eclesiástica, de los poderes estatales y del palacio municipal, sede de la Dirección de Seguridad Pública Municipal y desde el 21 de noviembre de 1991 Museo de Arte de Sinaloa. De esa casona decimonónica tengo recuerdos desde que mi memoria fue activada por natura o la Providencia. Esos recuerdos surcan aquel palacio municipal y aquella Dirección de Seguridad Pública, con todo y la lúgubre barandilla en la que pasé alguna noche sin cigarros y fatigado por el activismo estudiantil

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Uno no tiene más que reconocer el mérito del entonces Gobernador Francisco Labastida Ochoa, aconsejado por su esposa, la Doctora María Teresa Uriarte, y su hermano, el poeta y filósofo, Jaime Labastida, al decidir la creación del MASIN. Su colección es quizá la más importante de todo el noroeste del país y su evolución ha corrido al parejo de las nuevas definiciones programáticas de los museos. La apertura de un lugar especialmente acondicionado para las exposiciones de arte contemporáneo, de tan distintos formatos, la Galería de Arte Antonio López Saenz (GAALS), ha sido, en este sentido, un acierto de las administraciones de Sergio Jacobo Gutiérrez y María Luisa Miranda: gracias a ello, el MASIN ha dejado de violentar sus salones y su patio con exposiciones que nada tienen que ver con su constitución arquitectónica, sus dimensiones y su vocación.

Tendré siempre recuerdos entrañables del MASIN: desde aquella extraordinaria exposición “Las implicaciones de la imagen”, quizá la más visitada de todos los tiempos, hasta Navajas y la polémica Alfombra roja de mi querida Rosi Robles. El recuerdo de mi entrañable amiga Rosa María Haas como Directora del MASIN, de su compromiso y empeño, de sus enseñanzas generosas, me acompañará siempre en el recorrido por sus salones. A mi admirada amiga Minerva Solano, exDirectora del MASIN, a sus comprometidos empleados que han desarrollado ya un expertise en todas las materias, y sobre todo a los artistas visuales, a los sinaloenses que hemos enriquecido nuestra experiencia de vida al traspasar sus puertas de entrada, mis congratulaciones.

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Larga vida al MASIN, espacio emblemático y activador de la cultura en Sinaloa. 

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Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO.

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