Reflexiones

Jorge Ibarra

El camino correcto hacia el desarrollo es la innovación

Sinaloa no debe ceder al espejismo del desarrollo fácil que actualmente ofrece el Nearshoring

Sinaloa no puede perder de vista el objetivo de ser una región innovadora dentro de la economía global. 

En los últimos meses, el entusiasmo por el fenómeno del Nearshoring, junto con la reciente llegada de Tesla a Nuevo Leon, ha ocasionado una obsesión en los estados por atraer inversión extranjera hacia sus localidades.

Esta estrategia, sin embargo, puede ser riesgosa. Por qué en vez de focalizar los esfuerzos en fortalecer polos endógenos de desarrollo, sobre industrias ya establecidas, las regiones se pierden en la ilusión de jalar empresas que pudieran no tener tanto impacto a largo plazo sobre el empleo y la productividad.

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No hay que olvidar qué muchas de las firmas que relocalizan parte de sus operaciones productivas, lo hacen sobre actividades ya estandarizadas que no requieren mano de obra demasiado calificada, y que en algunos casos hasta pueden automatizar sus procesos, prescindiendo casi por completo de la fuerza de trabajo.

Por eso habría que estar muy atentos al tipo de puestos que se está fomentando con la llegada de estas empresas. Lo ideal es que no solo sea para instalar centros de ensamblaje, sino que se conviertan en puntos de operación con cierta autonomía para innovar y para establecer relaciones de abastecimiento y suministro de servicios con otras empresas más pequeñas de la región.

Aún así, el crecimiento por goteo nunca será suficiente. La atracción de empresas en fases maduras o en declive es una de las trampas más llamativas del subdesarrollo. Mantiene a las regiones periféricas en la subordinación y la dependencia tecnológica.

El éxito de las regiones más productivas está en su capacidad de innovar, patentar y lanzar al mercado los productos que van a ser consumidos en todo el planeta. Tesla, por ejemplo, acaba de anunciar que abrirá una nueva sede mundial de ingeniería en la ciudad de Palo alto, California, en silicon Valley, la capital global de la innovación.

Allí seguramente trabajarán las mentes más brillantes en la imaginación de proyectos asombrosos con los que Tesla buscará competir en el futuro. Una nueva generación de  artefactos que pretenden acelerar la transición hacia la energía sostenible.

Estamos entrando a una cuarta transformación industrial, y la inconstante geografía del capitalismo, que modifica espacios cada cierto tiempo, abre la oportunidad para la aparición o consolidación de regiones que incuban nuevas formas de producción y consumo.

Conseguir que un territorio sea capaz de innovar requiere de una planificación dirigida entre esfuerzos concertados. Algunas de las políticas más relevantes en este rubro tienen que ver con la creación de los llamados sistemas de innovación regional, que pueden ser entendidos como el conjunto de redes de agentes públicos, privados y educacionales que interactúan en un lugar, con la intención de adaptar, generar y difundir adelantos tecnológicos.

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Sinaloa no debe ceder al espejismo del desarrollo fácil que actualmente ofrece el Nearshoring. Se deben articular estrategias teniendo como base la innovación en sectores que ya tienen presencia en la localidad y son hasta cierto punto competitivos.

Hasta el momento el gobierno del estado no tiene ninguna postura ni política concreta al respecto.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO.

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